Los pasquines inmundos de la educación y su “cajita feliz”

Opinión del Mtro. Etien Fass

Hace apenas unas horas la todóloga de Denisse Dresser criticó en su Twitter: “La broma del día”, a una infografía que hice el día de ayer y que fue compartida por un excelente funcionario público en donde explicaba el corazón de la Nueva Escuela Mexicana. Hoy, sin temor a equivocarme, confirmo su miseria; me compadezco de los alumnos de esa señora. Pobres chicos, ¡qué vergüenza tenerla de maestra!

Cuando el presidente López Obrador nos recordó la historia de México al mencionar en La Mañanera sobre los pasquines inmundos de la prensa, hay que reconocer que no sólo existen en el ámbito periodístico, sino también en una extraña y nauseabunda mezcla: periodismo educativo hipócrita conservador que no sólo no avanza, sino que tampoco deja avanzar. Son un estorbo.

No olvidemos que existe una “cajita feliz” tomada por los pseudodefensores de la educación, quienes están en contra de la Cuarta Transformación. Sí, son aquellos “defensores” de las causas justas y preocupados por “la desgracia pronosticada por los expertos y especialistas”, mientras otros se presentan como “de izquierda” … dicen ¡carajo, qué broma de mal gusto! Pero repasemos un poco.

Cuando en 1988 Salinas de Gortari llega fraudulentamente a la silla presidencial, no sólo se privatizaron bancos y empresas propias del estado mexicano como subasta descarada, sino también la educación en una forma realmente miserable, sumiendo al país en una etapa muy oscura para someter bajo un enfoque competencial a las futuras generaciones que hoy son los adultos entre treinta y cuarenta años.

Al salir Salinas del poder con las manos llenas de sangre, tanto Zedillo como Fox, Calderón y Peña Nieto, continuaron con lo mismo: importaciones de modelos conductistas, conservadores y enfocados a la mera memorización para el eficientísimo industrial. ¡Ah! Pero hoy los pasquines inmundos de la educación, están muy preocupados por el presente y futuro de nuestra humana formación. ¡Qué va! No entienden nada de educar.

Quienes se creían dueños de México en ese entonces, tuvieron una meta clara: formar obreros sumisos y no fomentar jamás el educar integralmente. Casi podemos escuchar a manera de eco: “¡Oiga usted, nada de estimular el pensamiento crítico, nada de pensamiento creativo, ¿eh?! ¡Déjelos así, idiotizados con la torta y refresco escolar de nuestro modelito y póngales programas basura en la TV! Ya verá.”

Este siniestro mandato transnacional a la Foucault que se instauraba con mayor fuerza en el territorio nacional y en la que “normalizar” todo en una relación de control-poder, incluidas todas las aulas escolares de la educación básica en alba de los años noventa y hacia el futuro, fue el pan diario hasta el 2018, y la lucha sigue.

Seamos honestos, ¿a qué le tienen miedo realmente esos dizques defensores del presente y futuro educativo de nuestros niños, adolescentes y jóvenes? Es simple: tienen miedo de perder la nota, el hueso, la carroña y los beneficios que tenían con sus cuates empresarios y políticas transnacionales de la OCDE y demás mandamases.

Pueden patalear, manotear y hacer su berrinche, pero se les acabó la fiesta escolarizada, mercantil, deshumanizadora y frívola.

Y vamos, la crítica es siempre bienvenida, pero… ¿en serio a ese nivel tan miserable? Argumentos vacíos como: “Es que no aceptan la crítica”, “nos quieren imponer sus ideologías”, “están improvisando”, sólo muestran su gran ignorancia.

Lo cierto es que lo único que buscan es demeritar el trabajo contra viento y marea a favor de una nueva forma de educar, en donde el humanismo retome su poder con un enfoque comunitario potenciado en la otredad, hacia la revolución dentro de la revolución, como dice el presidente López Obrador.

Cabe preguntarse ¿qué entienden estas personas por ideología? ¿Qué pleito declarado a muerte tienen con el humanismo y el enfoque sociocrítico que se avecina? ¿Qué parte de evaluación formativa no entienden? ¡Claro!, es que seguramente ya teníamos una educación de primer nivel y ahora están bien preocupados por la hecatombe que se nos viene, ¿verdad? Hipócritas redomados.

Se hacen las víctimas y los mártires de una fantasía que solo existe en sus cabezas huecas, publicando y haciendo entrevistas a funcionarios públicos de la SEP que buscan cambios verdaderos, y que en sus redes que pretenden abanderar una pedagogía futura. Futura para sus bolsillos. No tienen vergüenza.

Por favor señores fantoches, estamos hartos, hartos de sus mentiras y calumnias, de su hipocresía a favor de la educación. Y es que de pronto vemos mutantes a la Chernóbil con forma de pedagogos-periodistas-politólogos, ¡qué aberración!

Su sentencia es clara: déjenos trabajar y mejor vayan con sus patrones de siempre, a llorarles que no podrán detener esta revolución a favor de la educación humanista, sensible, con valores culturales profundos de nuestras raíces. Aunque no tiene sentido explicarles, nada de eso cabe en sus cabezas neoliberales.

Mejor vayan con sus patrones empresarios o con su actuar reduccionista egocentrista, a recibir la consolación de su cajita feliz. Pasquines inmundos de la educación.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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