Mientras Enrique Alfaro cumple su sueño de ser director técnico de fútbol al estudiar un curso en Europa derrochando mucho dinero y lujos, su estado gobernado por él hace no mucho sigue en llamas en gran parte por su culpa, ahora fueron los hornos de Teuchitlán, Jalisco, donde se encontraron cientos de zapatos y objetos personales de personas que seguramente eliminaron ahí. Del Mussolini jalisciense hablaremos en esta columna.
Ser oposición
Enrique Alfaro es un político viejo que viene del PRI, pasó por el PRD cuando tuvo sus primeros escándalos de corrupción y vinculación al narcotráfico. Después siguió con sus habilidades camaleónicas para llegar a Movimiento Ciudadano y ahí ser alcalde de Guadalajara y después gobernador de Jalisco.
En su instancia sobre todo como gobernador, una de sus principales funciones fue aliarse al PRIAN para combatir la 4T en lo general y a AMLO en lo particular pues siempre buscó estar en su contra a través de distintas medidas.
Así lo veíamos firmando en muchos postulados y en reuniones con gobernadores opositores para formar alianzas hechizas que no concretaban nada. Evidentemente jamás decidió apoyar los programas del bienestar e incluso llegó a impulsar su salida del pacto fiscal para seguirse robando el dinero para él y sus cuates.
Al final, Alfaro era un gran representante de la oposición y en muchos sentidos era más cercano a Xóchitl Gálvez que a Dante Delgado o Samuel García.
CJNG
Durante su mandato creció exponencialmente el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) llegando a ser la organización delictuosa más poderosa del país y una de las más grandes del mundo entero.
Muchas personas señalan que los vínculos de Alfaro con el famoso Mencho (líder del CJNG) son inevitables, es imposible que no esté implicado en el desarrollo de este generador de violencia.
Esos vínculos con el CJNG van a generar que Jalisco sea la entidad número 1 en casos de personas desaparecidas y de los primeros en homicidios, Alfaro es tan descarado que desde 2022 va a dejar de reportar los desaparecidos de su estado argumentando fallas en el recuento nacional.
Por esa complicidad las fosas clandestinas, los hornos, las muertes, la violencia generalizada y la impunidad van a ser el pan de cada día de las personas jaliscienses que verán su calidad de vida muy disminuida.
Justicia
Enrique Alfaro es un ejemplar representante del neoliberalismo en nuestro país. Durante su gestión buscó crear un cartel inmobiliario (como el de la CDMX) para hacer acciones corruptas que enriquecieran a pocas personas.
El Mussolini jalisciense también fue un represor fascista. Tan solo recordemos los toques de queda durante la pandemia, las ejecuciones extrajudiciales (como la de Giovanni López) y todas las represiones de sus policías que actuaban como carteles de narcotráfico torturando y golpeando de manera excesiva a manifestantes pacíficos.
El terror de Alfaro salió muy caro a toda la población de Jalisco. Lo de Teuchitlán es una muestra más de su mandato fascista. Que se encuentre ahora en Europa disfrutando de la vida mientras aquí todo sigue ardiendo es una muestra de la calidad de persona que es. Pero no va a descansar nunca, todas sus víctimas lo seguirán a donde vaya.
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