Faltan poco menos de 2 años para que termine este gobierno, el primero de izquierda en la historia reciente de nuestro país y parece ser que hoy más que nunca las noticias falsas proliferan. Desde las imprentas que tienen sede en las cloacas de la oposición, se ha buscado demeritar un gobierno que a diferencia de lo que hicieron ellos, busca rescatar de los abismos de la pobreza, a un pueblo con sed de justicia.
No es para menos que, a donde sea que va el presidente de gira, centenas o miles de sus seguidores le acompañan en los recorridos que este da, para conocer los avances de las obras que se mantienen en marcha en los diferentes estados del país, en las que tiene injerencia el gobierno federal. Son decenas de millones quienes vieron en la figura presidencial una imagen que les representa, les da voz y los saca de las tinieblas de la invisibilidad en que estuvieron de manera sistemática por los gobiernos de la oposición.
Y sin embargo, ¿por qué persiste en pleno año 2023, la idea de seguir engañando con noticias falsas a los beneficiados de los distintos programas sociales destinados a mejorar sus condiciones de vida?, ¿qué intereses existen de unos pocos que acomodan los hechos a su conveniencia, para utilizarlos como forma de golpeteo político?, aunque tal vez lo más importante sería saber, ¿por qué aducen en el mejor de los casos, a la ignorancia de algunos para seguir robándoles lo que les corresponde y seguir matándolos de hambre? En la época de la información, piensan que todavía pueden manipular, como hacían antes, la opinión de la gente.
Durante el trayecto de hacer gobierno para todos pero sobre todo, primero para los pobres, se han pisado muchos callos, se han cerrado muchas bocas y se han cortado muchas colas largas; todo ello, ha motivado incluso el cambio de residencia de pseudo comunicadores hacia los Estados Unidos, para armar un proyecto de desinformación, con el propósito de cambiar la manera de pensar de nuestros connacionales en el vecino país del norte; con comentarios soeces, investigaciones que tergiversan datos y los esconden a conveniencia, mientras huyen para no enfrentar la justicia en nuestro país. Todo lo anterior, con el mísero fin de incrementar las arcas a quienes se sentían intocables y que, por cierto, también tuvieron que huir para evitar encontrarse de frente a los barrotes de una celda.
Aquellos que mantuvieron lazos con personas como García Luna o sus jefes, a quienes sonrieron mientras aplaudían con la cabeza gacha, son quienes ahora se jactan de conducirse con la verdad, al tiempo que se ponían al servicio de dichas personalidades políticas que hoy protegen a capa y espada, porque no hacerlo sería como dejarse indefensos a ellos mismos. Esa ralea de comunicadores que parecen abundar en medios añejos y otrora chayoteros, ya no tienen más el poder de convocatoria ni la capacidad de ordenar como hongos a sus presas, en la consciencia del pueblo y su manera de pensar; ese pueblo que cierto consejero del INE precisó, de manera soberbia, no existe.
¿Cuánto más es necesario seguir robando para decir basta? ¿Cuántos millones son suficientes para que el millonario o político millonario, nacido bajo el amparo de la corrupción y la impunidad, deje de anhelar vivir en la riqueza mientras otros luchan por sobrevivir? ¿Cuánto más esos comunicadores, analistas, pseudo intelectuales de la oposición, seguirán arrastrando el apellido, con tal de vivir como jeques árabes, en tanto ayudaron a que México fuera tierra de pobres? Vale la pena recordar que hasta hace un par de sexenios, los poco más de 8 billones de pesos del presupuesto federal que se tenía para ejercer en obras, infraestructura o programas sociales, eran insuficientes y se pedían constantes prestamos que incrementaban la deuda de los mexicanos y que ese problema, en parte se daba, porque dichos personajes, lectores de noticias y generadores de fake news, formaban parte del erario.
¿Usted aún les cree?
- Twitter: @Pablo_OcampoEsc
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