El conservadurismo nacional muestra su retrogradez. Al mero estilo medieval, cuando se normalizaba la quema de libros y “brujas”; hoy en pleno siglo 21; era del “postmodernismo” y la comunicación, vemos un rotundo retroceso en la invitación del panismo incitando al pueblo a reunirse en una plaza pública y hacer una quema de libros de texto masiva.
Solo les falta convocar al pueblo asistir ataviados de un disfraz del KKK. No importa cuánto transcurra la historia de la humanidad o en qué punto geográfico se desarrolle; el pensamiento conservador vive estancado en el Medievo.
En estos días, se reavivan las mas oscuras tinieblas mentales en nuestro país, en torno a los libros de texto oficiales. No nos debe extrañar que los libros de primaria y secundaria editados por la administración de AMLO sean cuestionados por la derecha; jamás se ha visto que un mediocre avale el progresismo.
Decenas de anécdotas aberrantes con quema de libros existen en el mundo y en México; para muestra, les cuento que cuando llegó el PAN al poder en Jalisco, no supieron qué hacer con la gran cantidad de libros que había en la Biblioteca de Palacio de Gobierno; y desde su enanismo intelectual y cultural, lo mas fácil fue deshacerse de ellos con una fogata que convirtió en cenizas decenas de grandiosos ejemplares. Pocos fueron rescatados incluso por los trabajadores de la limpieza.
Pero, ¿qué se puede esperar de aquellos con pensamiento anquilosado, que transpiran mediocridad y al mismo tiempo se creen los herederos de la verdad absoluta?
Para ellos, los que piensan diferente están en un rotundo error y no hay espacio al debate, al análisis o a la disertación, porque no existen los matices, disyuntivas ni la mínima apertura para la diferencia. Su pensamiento es totalitario y absolutista; siendo este el motivo para cuestionar todo lo que sea opuesto a su manera de ver la vida; en este caso, los libros de texto, que desde 1959, año en que se forma el consejo para la elaboración de los mismos, gracias al esfuerzo de Jaime Torres Bodet y Martín Luis Guzmán, han sido cuestionados y rechazados por la derecha; dos son los motivos que siguen estando vigentes: uno el millonario ingreso que el erario publico dejaba a las casas editoras nacionales y extranjeras; el otro, es la visión antagónica que desde sus atavismos y sus inamovibles ideas posee el sector conservador del pais.
Para el historiador mexicano, Felipe Ávila Espinoza, los actuales libros de texto son un “paradigma educativo”. Desde su perspectiva, se visualiza a los niños y adolescentes como a entes sociales que se deben formar “con bases comunitarias y solidarias” defensoras del medio ambiente, con una amplia visión de la colectividad y el esfuerzo no solo de los alumnos, sino de todos los agentes participantes de la educación del menor, “como son maestros y padres de familia, construyendo juntos el conocimiento”; y no como individuos lejanos al espectro de la colectividad, en una sociedad mercantilizada dispuesta a generar pensamientos individualistas y egoístas como sucedía en los libros anteriores; creados desde la perspectiva conservadora.
Educar implica transformar estructuras mentales; es decir, si queremos consolidar la Cuarta Transformación del país, se deben direccionar las maneras de pensar y ver a la comunidad.
Las influencias europea y estadounidense, han bombardeado no solo de tradiciones y costumbres a nuestro país a través de los medios de difusión, sino que han logrado permear a tal grado que en muchas ciudades mexicanas han absorbido la manera de pensar y vivir de otros lugares, olvidando las propias y con ello, alejándose de los principios y valores que nuestros ancestros preservaban.
No olvidemos que gracias a las férreas culturas mexicanas tenemos una identidad que nos ha salvado incluso de invasiones y nos han fortalecido en los momentos más álgidos de nuestra historia.
Nuestra esencia mexicana y sus principios sociales se muestran y se enseñan en los libros de texto actuales. De ahí la molestia de la derecha que pugna siempre por ser gobernados por un rey, incluso extranjero; que prefiere la oligarquía que la democracia, que opta por el individualismo que por la colectividad; prefieren el sometimiento en lugar de la libertad.
La ignorancia y la retrogradez de la derecha exhorta a la quema de libros, en lugar de abrazar el pensamiento plural y la conciencia social.
Pero ahora viene la derecha mexicana a cuestionar un trabajo que aglutina un concienzudo análisis de la realidad educativa efectuado por diferentes actores sociales y materializado en los libros de texto a los cuales les realizaron los cambios urgentes y necesarios; todos en pro de nuestra niñez y adolescencia.
¿Con qué cara vienen los vendepatrias a criticar tan valioso trabajo si cuando la derecha y el neoliberalismo gobernó hubo un rotundo retroceso educativo en el país? Aumentó el analfabetismo y la deserción escolar, caimos vertiginosamente en el ranking académico mundial.
Hoy existe un intento claro por rescatar y sacar del hundimiento académico al estudiantado. Este gobierno nos ha dado muestras de lealtad al pueblo; sin duda, los libros son otra muestra de amor hacia nuestra niñez mexicana.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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