Las víctimas de Calderón y su supuesta lucha contra el narco

Opinión de Mónica "La Diosa de la Justicia"

Imagina, tan solo imagina, que te encuentras tranquilamente descansando en tu hogar, después de una larga jornada de trabajo, ya estás en tu casa, que se supone es el lugar más seguro; estás con tu esposo y tus dos pequeños, entonces en plena madrugada, cuando te encuentras durmiendo, te despiertan los ruidos de un ejército que llega golpeteando puertas para poder ingresar a tu domicilio, en total violación a tus derechos humanos, supuestamente para detener a una mujer que tiene nexos con un cártel, sin una orden de aprehensión emitida por un juez, sin pruebas, sin conocer a la supuesta persona, y peor; sin una orden de cateo, entran a tu domicilio, golpean el portón logran abrirlo forzadamente, llegan hasta tu departamento, golpean y abren la puerta, entran a tu hogar, armados, gritando, te ven y comienzan a golpearte y a tu pareja, se los llevan detenidos por supuesto nexos con un cártel y nunca logran probar nada, porque nunca haz estado involucrado con ningún cártel, te mantienen en arraigo y en prisión por 13 años sin una sentencia, simplemente por una equivocación, te arruinaron la vida, la de tu esposo, la de tus hijos y tu sigues en ese lugar esperando sentencia y la justicia que no llega…

Les voy a contar el caso de Ana Georgina, aclaro que la siguiente narración la hago en primera persona, con el objeto de revivir a través de la dramatización un suceso real, y debido a que la propia Ana nos ha platicado su historia llena de injusticias, por la cual se encuentra presa, 

Puede ser que diga palabras más o palabras menos de lo que sucedió con Ana, lo cual no afecta en ningún aspecto lo que ella haya declarado en el juicio, pero si queremos dar a conocer su caso a la sociedad, para que exista justicia y también que se conozca que, como el caso de Ana, hay mucha gente inocente, con crímenes fabricados que se llevaron a cabo en la supuesta lucha contra el Narco, la cual dejó muchas muertes de inocentes y otros acusados injustamente.

Nos cuenta Ana:

Todo sucedió exactamente el 9 de septiembre de dos mil nueve, (09/09/2009), ya voy cumplir 13 años  aquí en este lugar o en esta situación, aproximadamente como a las 3:30 de la mañana, recuerdo la hora porque teníamos un reloj de mesa en mi habitación, yo estaba viviendo con el que era entonces mi esposo y con mis dos hijos, de 6 y 11 años, empezamos a escuchar muchos golpes, golpes y golpes, pero no prestamos mucha atención, porque vivíamos frente al mar, en Coatzacoalcos Veracruz, entonces cómo es un edificio de cuatro pisos pues el aire movía las  cortinas y las ventanas, y hacía ruido, pero empezamos a sentir que era más el ruido, muchísimo más cerca y es cuando nos damos cuenta, al abrir la habitación.

Mi esposo, abre la puerta de la recamara y se da cuenta que adentro de la casa ya hay soldados, habían roto las puertas, tanto la del portón como la que teníamos de fierro, y ya estaban adentro gritando; ¡Cuantos viven aquí! ¡Quiénes están aquí!, todos estaban encapuchados y con armas largas, mis niños escucharon todo y se asustaron, nos pidieron identificación y entregamos lo que nos pidieron, nuestras identificaciones, y que dijéramos donde trabajábamos.

Mi esposo les dice en ese momento; pero ¿por qué entran así?, ¿qué está pasando? y ellos responden; “no, aquí las preguntas las hacemos nosotros, ustedes solamente responden”, y pues le pegaron por estar preguntando.

Nos exigían a gritos decir qué ¡para quién trabajábamos!, ¡quiénes eran nuestros jefes! y sinceramente e inocentemente yo les decía que mi jefe estaba en Cd. Del Carmen, porque en ese tiempo yo estaba trabajando para PEMEX, plataformas marinas, y yo le daba los nombres de quien en ese entonces eran mis jefes y me decían, “no te hagas pendeja”, y cachetada y jalones, y yo no sabía ni que estaba pasando.

Entonces en una maleta empezaron a robarse nuestras pertenencias que teníamos; una cámara, una laptop, unos relojes, cadenas, de mi cartera sacaron lo que tenía, eran como 5000 MXN, me vendaron las manos, los ojos, meten a los niños al cuarto de a lado y ahí los dejan solos, a mi me obligaron a ponerme una ropa que ellos me dan, era una playera y un pantalón negro, uno de los soldados se pone ropa de mi esposo nada más se deja la capucha, pero se quita su ropa y se pone la de mi esposo.

Entones, nos bajan del edificio, yo alcanzo a ver que estaba mi vecina que vive a un lado y  le grite, “por favor háblale a mi mamá, ahí están los números, (en donde los dejábamos) y avísale que los niños están solos” y ya cuando nos bajaron pues ya vi que había muchos, muchos carros de militares y muchos soldados, a mi me suben a uno y a mi esposo lo suben a otro, y nos traen dando vueltas, vueltas, vueltas y nos llevan a varias casas, nos llevan a un hotel y por radio,  porque en ese entonces traían radios como de Nextel, van diciéndoles; “no ahora ve a esta dirección, ahora ve a esa, ahora ve a tal lugar”, porque se suponía que ahí está un líder de no sé qué, del cártel, y nos llevan a la base militar.

En la base militar yo veo como le pegan a mi esposo y le siguen diciendo que si no dice la verdad para quién trabaja o para que cártel lo van a matar y no sé qué, le pegan mucho,  a mí también me golpean, me desnudan, me toman fotos y me hacen caminar cómo si yo estuviera en pasarela, cinco soldados intentaron violarme, gracias a Dios no se pudo lograr porque en eso llegó otra persona de blanco y pregunto qué estaba pasando, yo no dije nada, porque ellos ya me habían dicho que si decía algo me iban a matar a mí, a mis hijos, a mi familia, no hubo como tal penetración de su miembro, pero sí hubo tocamiento pues metieron sus manos en mi parte verdad,  y todo el tiempo me agredían diciendo; “eres una puta, eres esto, eres lo otro, ahora si vas a saber sabe lo que es ser mujer si no nos dices la verdad, si no coperas, te vamos  a violar entre todos”, después me llevaron hacia el aeropuerto.

De esa base militar de Coatzacoalcos me llevan hacia el aeropuerto, antes de llegar al aeropuerto avientan a mi esposo a la carretera en calzoncillos y le dicen que si el me busca o dice algo de lo que paso, lo van a matar porque ya saben dónde vive y tienen todos sus datos.

A mí me llevan al aeropuerto; en el aeropuerto empiezan a sacar todo lo que pudieron sacar de unas cajas muy elegantes, incluso sacaron dos cajas grandes negras de dinero y digo de dinero porque ellos las estuvieron rompiendo con mazos,  entre todos los soldados con mazos la abrieron y había mucho dinero y cuando terminaron de contar eran cinco millones, pero ellos nada más presentaron tres y ahí es donde ellos dicen que yo traía ese dinero en mi carro, porque ellos en el parte informativo dicen que me detienen porque me ven sospechosa, porque yo trato de huir y cuando me revisan se dan cuenta que yo traigo dinero y que yo les digo “ah, no me detengan, yo soy la contadora de tal cártel, aquí está este dinero, llévenselo”, o sea Dios santo, ni eso supieron hacer, porque ya todo se les ha ido cayendo, ya que  todo fue mentira, después me llevan a la SIEDO.

Ya en la SIEDO me vuelven a golpear las mujeres de ahí, las mismas federales de ahí me golpean y el médico legista que me revisa fue muy grosero conmigo y me quería hacer tocamientos, pero en eso entró la federal y pues ya no continuó, pero en el parte que hace médico, él no pone que yo estoy lesionada, que yo traigo moretones en mis costillas y mi cabeza la traigo llena de bolas, él dice que son lesiones que no atentan contra mi vida, que yo estoy muy bien.

Me tienen tres días en la SIEDO, en donde me juntan con dos personas que ya habían detenido antes que a mí, dos o tres días antes que a mí, por eso es que nos acusan de lo de delincuencia organizada, porque éramos tres, yo y esas dos personas más, que ya habían detenido antes, y que por cierto, cuando yo los vi estaban en uno como túnel de celdas, estaban terriblemente torturados,  o sea llenos, bañados en sangre, hinchados de la cara, de los ojos, una cosa horrible, que por cierto ellos ya acreditaron que fueron torturados por medio del protocolo de Estambul,  y de hecho ganaron un amparo y se cayó su testimonial, su declaración ministerial ahí en SIEDO porque pues fueron torturados para declarar.

En SIEDO me dicen que yo firme varias hojas pero yo las quería leer y no me dejaban, y no y no, y cuando vieron que yo no iba a firmar ellos empiezan a golpearme y me enseñan fotos y audios de mi familia y me dicen que si yo no firmo me van a matar a mí pero yo voy a ver primero como matan a mi familia, que ellos tienen el poder, que pueden hacer lo que sea, que total, pueden decir que fue un ajuste de cuentas, y de esa manera es que me obligan a firmar, porque yo ya estaba desesperada escuchando qué querían hacer daño a mi familia, sabían dónde vivían, donde iban mis hijos a la escuela, donde estaban, sabían todo.

Después me llevan al arraigo, tres meses y me dicen que si no encuentran nada en mi contra me van a dejar, dos veces fueron los de SIEDO a buscarme al arraigo y me decían que si yo cooperaba y yo mencionaba a varias personas que traían en fotos, a mi me iban a dejar ir, que si yo me volvía testigo protegido, obvio yo dije que no, porque yo tenía miedo, ¿cómo iba yo a hablar de personas que ni conozco? yo no iba a hacer algo así y se enojaron, la segunda vez sí dijeron “ah entonces no vas a cooperar, pues entonces te vas a refundir en la cárcel”.

Dos días antes cumplirse el plazo de terminar en el arraigo, aparece una testigo protegida y por esa razón me dan auto formal prisión, porque ella dice que yo pertenezco a un cártel  y que a mí me vio el 15 de abril pagando nóminas a todas las autoridades, es su testimonio que nosotros ya desmentimos, porque nosotros metimos una prueba ya que el 14 de abril me fui a Villahermosa, Tabasco para una intervención quirúrgica en el Hospital los Angeles, y la misma fiscalía mandó a investigar al cirujano y al hospital y efectivamente, quedó asentado en el proceso que yo estuve en un hospital el 14 de abril por tal cirugía, por la situación y que yo no pude haber estado al otro día,  es decir, el 15 de abril en la calle, caminando como si nada, esa es una prueba más que tenemos a favor.

Y al año de ser detenida y estar en la cárcel, me llega una notificación de SIEDO y me dicen, “a partir de este momento la testigo protegido deja de ser parte del equipo por conflicto de intereses” y me dan el nombre de esa mujer y resulta que esa mujer es policía y la tienen detenida por participar en actos ilícitos y porque se dedicaba a extorsionar y a secuestrar a personas y esa información aparece en los diarios, ya que salió en las noticias, o sea no es algo que yo invente, porque se investigó esa señora, era una policía ministerial o estatal, algo así,  yo la mando a buscar durante tres años y nunca apareció nunca, pero existen otras pruebas de que ella y otro grupo de testigos para la revista proceso y dicen, que “SIEDO nos decía que si cooperábamos y nos volvíamos testigos, nos pagaban, nos daban cambio de identidad, casa, carro todo, si cooperábamos y los ayudábamos a señalar personas aunque no las conocíamos”, pero resulta que se pelean porque ellos no les cumplen y pues ellos ya no quieren seguir siendo testigos protegidos, 

También quiero comentar que cuando llegué a SIEDO, al segundo día me suben a unas oficinas, subimos muchas escaleras, era una oficina muy lujosa, muy elegante y había fotos como de un general o si no sé cómo llamarlo por el tipo de vestimenta, no era normal como el de los soldados, era como de gala porque traía como muchas insignias en el pecho, y estaba  un señor ya grande, bien parecido y fuerte, pues imagino con una jerarquía alta, me presentan y le dicen a él; “aquí está la güera señor”, ellos se alinean,  así como con su jefe y el dice; “son unos cabrones hijos de su tal por cual, son unos pendejos no saben hacer su trabajo, ella no es la güera quítenle las vendas y quítenle lo  que trae en las manos, ella ni siquiera es peligro para la sociedad”.

A la güera que buscaban era entre 40 y 45 años yo en ese entonces tenía 25 o 26 se equivocaron y les dijo arreglen esto, ellos ya no pudieron arreglar nada porque pues ya habían hecho y deshecho conmigo o sea se supone que no era a mí, pero como no pudieron matarme o desaparecerme, no sé, se les hizo fácil imputarme dos delitos, o fabricar dos delitos: operaciones con recursos lavado de dinero y delincuencia organizada. 

Me acaban de dar absolución de lavado de dinero, por falta de pruebas en mi contra y por violación de detención, del otro delito estamos en espera, el juez está obstruyendo, no han emitido sentencia, nos dicen que hay que esperar, que todavía no pueden conformar los tomos, que no tienen hojas, que no tiene tóner, como que de alguna forma están obstruyendo, porque desde hace tres años tendría que tener ya el cierre y entrega de conclusiones y a la fecha no se ha podido, si no es una cosa, es otra…

Esta es la historia de Ana, una víctima del periodo del Calderonismo, confundida con integrante de un cártel y detenida arbitrariamente en total violación a sus derechos humanos, fabricándole dos delitos federales, y que a pesar de las pruebas de su inocencia, sigue presa injustamente, sin una sentencia, debido al podrido sistema de justicia que tenemos.

Es importante precisar que el que en aquel entonces era su marido, también presentó una queja en Derechos Humanos, donde narra exactamente lo sucedido, tal cual lo comenta Ana, y que es una prueba de lo arbitrario, injusto y violento de su detención, la cual también obra en su expediente.

Existen múltiples violaciones a los derechos humanos de Ana, está por demás mencionarlos, son evidentes en la narración de los hechos, desde la forma en que llegaron a detenerla, sin una orden de un juez, con violencia, abusando de ella, y también que ya lleva 13 años en prisión sin una sentencia, no obstante todas las pruebas que acreditan su inocencia, que además de haberla privado de su libertad, también la privaron de poder ver crecer a sus hijos, a los cuales no ha visto durante este tiempo.

Lo único que Ana pide es que se haga justicia y que el juez le de atención a su procedimiento y emita la sentencia que corresponde, que dejen de poner pretextos sobre la falta de hojas y de tóner, ya que se están violentando todos los días los derechos de Ana, presa, acusada injustamente de dos delitos fabricados por los que arbitrariamente llevaron a cabo su detención.

Esperamos crear conciencia y que nuestro escrito sirva para la pronta libertad de Ana.

Hacemos un llamado al juez cuarto de distrito en materia de amparo y juicios federales en el Edo de México: Eutimio Ordóñez Gutiérrez para que en total respeto a nuestra constitución proceda a emitir sentencia absolutoria a la C.  Ana Georgina Domínguez Macías, privada injustamente de su libertad desde hace 13 años.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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