La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México representó un verdadero triunfo para los genuinos defensores del medio ambiente y sobre todo para quiénes dedican su lucha a la defensa de los derechos humanos de los núcleos agrarios. Evidentemente, entre los principales argumentos de aquellos que nos oponíamos a la obra insigne de Enrique Peña Nieto, eran los innumerables casos de corrupción que habían acompañado el proceso de enajenación de las tierras, así como los daños irreversibles que se provocarían al medio ambiente.
De manera por demás absurda, el Grupo Aeropuertario de la CDMX, publicó en su plan estratégico / institucional que la obra mejoraría la salud ecológica de la región, a la vez que rescataría de manera integral la zona gracias a la creación de un bosque metropolitano de 670 hectáreas. Diversos colectivos tanto campesinos como ambientales, denunciamos que una obra de esa naturaleza, lejos estaría de contribuir de manera favorable para el medio ambiente, todo lo contrario, terminaría por convertirse en un verdadero ecocidio, dadas las afectaciones a la riqueza natural que aún posee la zona a pesar de la degradación permanente del suelo.
Gracias a la cancelación de la obra y el consiguiente decreto de López Obrador que declaró área natural protegida con el carácter de Área de Protección de Recursos Naturales, la zona conocida como Lago de Texcoco, en los municipios de Texcoco, Atenco, Chimalhuacán, Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl en el Estado de México; se construyó una nueva realidad para el lago, que sin duda enfrentará nuevos retos para la restauración de los ecosistemas que, por cierto, han sido víctimas de la rápida y progresiva destrucción a causa de las políticas neoliberales.
Pero hay que ir más allá, sobre todo si pensamos en el futuro y reflexionamos la manera en que la historia contribuye a su comprensión, por esa razón debemos comenzar con una revisión objetiva sobre el lago de Texcoco y su devenir histórico pues este representa para los mexicanos algo más que un espacio geográfico, se trata nada más y nada menos de un territorio con un valor histórico y cultural que otorgó su nación a una de las civilizaciones más emblemáticas de la historia de la humanidad, además de que emanó de ella el escudo que hoy nos dota de identidad y orgullo. Aunado a eso, agreguemos los valores ambientales, económicos, sociales y por supuesto ecológicos que han resistido la visión retrógrada de los poderosos de este país hasta el sexenio pasado. Esa reflexión hoy nos sitúa ante una innegable realidad: el decreto es un acierto por donde se quiera observar, incluso por encima de la visión reduccionista de los opositores de AMLO, pues, a pesar de que no ha transcurrido ni un año de haberse publicado el decreto lópezobradorista, se logra constatar el efecto positivo que comienza a generarse en la zona.
La semana pasada se realizó un recorrido en la ANP encabezado por Adán Peña Fuentes, Titular de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y campesinos de la CODUC. El motivo era la revisión de los proyectos implementados que incluyen en una primera etapa, la plantación de nopales y magueyes en una extensión considerable. En el recorrido se pudo constatar que muchos de los ejemplares sembrados habrian sufrido el ataque de fauna no nociva como las liebres. Esto es completamente satisfactorio pues es fiel reflejo de que el objetivo del decreto comienza a cumplirse dado que la restauración ecológica es latente.
Sin embargo, a pesar de que la evidencia científica muestra la nobleza del decreto y el cumplimiento del objetivo, hoy en día continúan presentándose actos ilegales que contaminan la zona con el contubernio (o cuando menos omisión) de autoridades locales con grupos antagónicos (o no) orientados por motivaciones políticas. Estos grupos que poco entienden el valor del decreto y los alcances que tendrá para la preservación de los ecosistemas, se cuentan por decenas y son alentados por todos los partidos (todos incluye a MORENA) que utilizan el periodo electoral del EDOMEX para amparar sus atrocidades.
Por esa razón, la CODUC reconoce el compromiso de la CONANP, la actitud de colaboración de su titular y la dependencia en general, que han realizado una labor por demás destacable en pro del medio ambiente, así como una posición férrea cuando se trata de hacer valer la razón sobre la motivación política. Habrá sin duda muchos detractores del decreto dentro y fuera de la propia Cuarta Transformación, sin embargo, mientras existan funcionarios públicos con verdadera vocación de servicio como en este caso, habrá también un colectivo organizado como los “Tlateles” encabezados por Marco Ortiz, Juan Loreto, Candelaria González y cientos de luchadores sociales de Chimlahuacán que respalden las acciones en beneficio de la madre tierra.
Y no, no importa que estemos frente al silencio de los ambientalistas en este caso, su posición política plagada de hipocresía los obliga a no reconocer el triunfo trascendental de este decreto de AMLO, pero insistimos: no importa, ese silencio por demás cómplice de una oposición retrógrada, no limitará el avance de la justicia ambiental. Hoy tenemos de nueva cuenta un espacio que jamás debió abandonarse, regresa a su vocación ancestral, pero sobre todo, se mantendrá perenne para fortuna de las nuevas generaciones. Enhorabuena.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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