Nada destruye al hierro salvo su propia corrosión.
En 2018 la población mostró su hartazgo por los políticos corruptos y dio su espaldarazo al partido nuevo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Morena nació fuerte por el liderazgo de AMLO, pero como ha ocurrido en otros bandos, las luchas internas por el control hacen tambalear la fortaleza del equipo.
Con todo el poder del partido y la histórica aceptación del presidente, en las elecciones de 2020, en dónde se cambiarían líderes de municipios, diputados y senadores, los resultados a favor del guinda no fueron tan avasalladores como se esperaba. Las convocatorias para consultas populares tampoco han sido las más exitosas. Uno de los factores de estos resultados fue la ineficiencia de políticos, como presidentes municipales y otros personajes, quienes se subieron a la ola del cambio que aunque no comulgaban con los principios de Morena, sí portaban sus colores. Su actuar terminó decepcionando a simpatizantes y a la población general. Otro factor, sigue siendo la pasividad de quienes consideraron que era suficiente haber votado en ese glorioso 2018, y que ahora, todo es tarea del presidente.
AMLO ha recordado en las mañaneras al gran Francisco I. Madero, apóstol de la democracia, su determinación, su convicción y sus principios. En 1910, Madero encabezó el inicio de la Revolución Mexicana con el apoyo del pueblo, el combate inició con gran fuerza; pero la emoción de quienes le acompañaban en la reyerta terminó pronto y prácticamente fue abandonado a su suerte. Al igual que para la consumación de nuestra Independencia no bastó la noche del grito; la Revolución no concluyó con la convocatoria a revelarse contra el dictador Porfirio Díaz, ni los días siguientes; la pugna para que se consumara y se reconocieran sus ideales concluyó una década más tarde. Justamente eso debemos tener claro los mexicanos, la pelea no terminó el día que salimos a votar en 2018, cuando vigilamos el proceso y cuidamos del destino de las urnas para que al fin existiera justicia; en realidad, ese día comenzó esta cuarta revolución, como ocurre en otros momentos históricos, por supuesto, con alegrías y sinsabores, la revolución está viva.
El próximo domingo se disputan seis gobernaturas y se vive una oportunidad para vencer a la oposición. Y no es que ésta no deba existir; el problema, es el expreso antagonismo, que además de corruptelas, solo ha evidenciado su carácter de servidumbre para los intereses corporativos e internacionales por encima de la defensa de México.
Con el respaldo del presidente, los estados que en casi 100 años no han conocido gobiernos de otro color, deben salir a votar y vivir el cambio que representa la alternancia. Por su parte, el partido en el poder, debe mantenerse unido para no sufrir los embates de la oposición. Hace unos días Claudio X González convocaba de manera “amable” a Movimiento Ciudadano a formar parte de la coalición, también están buscando sumar fuerzas.
En 2012 Felipe Calderón “venció” a Andrés Manuel con medio punto porcentual, una justa tan cerrada facilita la trampa y el fraude. En ese entonces una coalición habría significado una diferencia notable en el marcador. Esta vez, no debe haber espacio para la duda; como nunca, con más bríos, se debe convocar y defender el voto, se debe buscar la unidad. Estamos escribiendo la historia.
Donde hay unidad siempre hay victoria.
Publilio Siro
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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