En la Conferencia Mañanera del pasado 3 de abril, un comentario del Presidente López Obrador provocó la furia del actual gobierno de derecha del Ecuador. Tomando el caso de sus últimas elecciones extraordinarias como un ejemplo elocuente de lo que sucede cuando confabulan los poderes mediáticos, el crimen organizado y los intereses de las oligarquías.
El Presidente de México describió el atentando que 11 días antes del día de la votación, quitó la vida a unos de los candidatos presidenciales en medio de una criminalidad en aumento en aquella nación andina. Este magnicidio en pleno proceso electoral significó que la candidata de las fuerzas progresistas fuera rebasada por el candidato de la derecha, luego de una campaña insidiosa en redes sociales sugiriendo que había sido la izquierda quien había ordenado este crimen.
En Ecuador se pudo constatar una campaña de abiertas mentiras que estaba en consonancia con el amarillismo de los medios de comunicación hegemónicos quienes azuzaron el miedo y la zozobra entre los electores ecuatorianos. Tomando a la delincuencia organizada como el principal desafío para un gobierno que tiene el encargo de completar un periodo de 18 meses, se impuso el discurso de mano dura que pregonaba el empresario bananero nacido en Miami, Daniel Noboa.
Cuando AMLO hizo referencia a estos hechos, sin mencionar ningún nombre o fuerza política ecuatoriana, mandaba un mensaje a los grupos de intereses y a los medios de desinformación en México, quienes, frente a su evidente declive, pudieran optar por profundizar las estrategias de abierta desestabilización y guerra judicial (lawfare) como sugieren los amagos mediáticos para invalidar la próxima elección presidencial o seguir azuzando la violencia.
Un día después, el gobierno conservador de Ecuador, alineado plenamente a los intereses de Estados Unidos, acuso a AMLO de intervencionismo y anunció la expulsión de la embajadora mexicana Raquel Serur. Lo que pocos repararon en ese momento, es que el verdadero motivo de la molestia que ya existía entre las autoridades ecuatorianas, es que, en la sede diplomática mexicana en Quito, ya se hallaba alojado y solicitando asilo diplomático, el ex vicepresidente Jorge Glas desde diciembre de 2023.
El Gobierno de México haciendo honor a su larga historia de protección a los perseguidos políticos, anunció que al mismo tiempo que se retiraba a la embajadora, se otorgaba la condición de asilado a Glas, quien era objeto de una abierta campaña de estigmatización y criminalización, similar a la que obligo a exiliarse en Bélgica al expresidente Rafael Correa. Esa fue la decisión que hizo al gobierno fascista de Noboa romper toda la legalidad internacional imponiendo un cerco militar que dio paso a la incursión criminal del 6 de abril en nuestra sede diplomática para secuestrar a un asilado bajo resguardo de México. Menos de una semana después, la condena mundial a este acto es unánime. Muchas serán las implicaciones de romper el orden internacional sobre las relaciones diplomáticas entre países soberanos.
Pero no olvidemos la advertencia que el Presidente quiso dar a todos los mexicanos cuando evoco la crisis social y política que provocaron los poderes facticos en este país hermano. La restauración autoritaria que se vive en Ecuador desde 2017 corresponde a la traición dentro del mismo Movimiento Revolución Ciudadana de quienes apoyaron a Lenin Moreno en su disputa con el correimos. Ese momento sirvió para que las fuerzas conservadoras se reagruparan en contra del proyecto progresista que encabezo el presidente Rafael Correa durante una década en el gobierno.
No hay ninguna duda que las hondas relaciones entre los pueblos de México y Ecuador se restaurarán. Tenemos y admiramos los ejemplos de ecuatorianos que vivieron, pensaron y lucharon por las mejores causas del pueblo de México como Vicente Rocafuerte amigo del Padre Mier y primer historiador de la independencia en contra de Agustín de Iturbide; o el intelectual crítico Bolívar Echeverría nacionalizado mexicano, uno de los principales pensadores marxistas del mundo.
El gobierno fascista de Daniel Noboa se ha atrevido a ir más allá, rompiendo el frágil orden mundial que impide que las diferencias se diriman por la fuerza entre las naciones. El contraste con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es evidente: el régimen de Ecuador ya es referente para la reacción conservadora que aspira a criminalizar las demandas sociales, vendiendo la ilusión de la seguridad bajo regímenes de excepción; en cambio AMLO, tan solo defendiendo la dignidad y la soberanía de nuestra patria vuelve a ser un referente de una verdadera transformación cuando se enarbolan y nunca se traicionan las causas del pueblo.
Nuestra aldeana y vanidosa reacción mexicana, como los llamaba José Martí, apenas está asimilando la dimensión histórica que para las luchas de liberación de Nuestra América sigue adquiriendo el de Tepetipán, Mascupana Tabasco; porque el indio macuspano que ellos desprecian, ya no solo es un referente de dignidad para los mexicanos. Hoy la causa de México es la lucha de la razón y el derecho en contra de todas las formas de violencia ejercida para mantener el poder de las minorías rapaces.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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