Durante el proceso electoral que culminó con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018, se afianzó el uso de las redes sociales como una herramienta política. Era a través de ellas que se comenzaban a filtrar las mentiras más ruines en contra de AMLO con el fin de desprestigiarlo. Al no haber regulaciones ni tampoco necesidad de dar la cara, muchos pejefóbicos por convicción y otras tantas cuentas pagadas, algunas adjudicables a humanos reales y otras a inteligencia artificial, podían inventar cualquier cantidad de fake news, una más estrambótica que la otra. Sin embargo, se empezaron al mismo tiempo a conformar redes de apoyo a Morena y AMLO dentro de los mismos entornos, la mayor parte de ellas por iniciativa de los propios usuarios, sin el conocimiento ni mucho menos financiamiento del partido que ahora gobierna el país.
Las redes que se conformaron representan una manera muy eficaz de acabar con los bulos y las calumnias infundadas prácticamente en tiempo real, pues hubo una época en que, a falta de tal mecanismo, los bulos se llegaban a colar en los medios corporativos y llegaban a ser dados por ciertos. Se trata entonces de ciudadanos que operan de manera voluntaria y que han neutralizado totalmente los intentos de guerra sucia por la derecha. Esto se ve Afianzado por la sección de la mañanera llamada Quién es quién en las mentiras, donde se difunde a nivel nacional una compilación con las mentiras de redes sociales más nocivas junto con su respectivo desmentido.
Son Facebook y X, antes Twitter, las redes sociales que a diario se erigen en campos de batalla para la política mexicana. La otrora red del pajarito, ahora renombrada como X tras su adquisición por parte del magnate Elon Musk, se ha distinguido durante mucho tiempo por contar con cuentas operadas por inteligencia artificial conocidas popularmente como bots, cuya función principal, en el caso de la política mexicana, es la de golpear a más no poder a cualquier actor político de izquierda, empezando por el presidente. Y obviamente estas cuentas no aparecieron por generación espontánea, sino que son servicios pagados por la derecha para hacer ese trabajo sucio que consideran tan necesario.
A través de X se han afianzado y redefinido términos como “ciudadanos” y “sociedad civil”, pues, aunque realmente su significado comprende a toda la población, en este ámbito se les relaciona con aquellos que “pagan impuestos”, “sí estudiaron”, “no requieren dádivas” o “generan riqueza”. Es decir; que se busca hacer un contraste con el concepto de “pueblo” que se maneja dentro del contexto obradorista y que fue acuñado por Gramsci con la connotación de referirse al sector mayoritario de la población y a la vez oprimido.
Para conocer el grado de colonización mental al que se había llegado en México durante el periodo neoliberal, basta con asomarnos a los perfiles de muchas de las personas que atacan al presidente en X. Para empezar, se refieren a él de formas totalmente ofensivas que hacen alusión a su extracción humilde, color de piel, forma de vestir, acento y demás condiciones que, comparadas con los estándares europeizantes, dejan a AMLO en una posición de desventaja. Muchos de ellos no se ocupan primordialmente en temas de política, y así lo dejan ver en la descripción de sus perfiles, donde muchas veces encontraremos la palabra sports, escrita así, en inglés, no solo porque es más propicio para que el famoso algoritmo les recomiende contenidos, sino porque deben alardear en todo momento con que ellos sí hablan inglés. Asimismo, esto demuestra que su involucramiento en la política se ha dado de manera tangencial y solo por moda, pues son los deportes profesionales su principal interés, pero no desaprovechan la oportunidad de alardear con su estilo de vida y denostar a quien no lo tenga.
Y yendo un paso más allá de la banalidad, están los otros que sí llevan años politizados y entienden muy bien el funcionamiento de esta red social. Aquí ya entramos en el terreno de personas de cierto bagaje cultural, que no tienen reparo en dar la cara y que pueden emitir elaboradas reivindicaciones de figuras históricas tradicionalmente antagónicas como Hitler, Mussolini, Porfirio Díaz, Pinochet o recientemente Díaz Ordaz. Mención especial merece un militante panista jalisciense llamado Emilio Vallejo Rangel-Larios, quien no solo se muestra como ultraconservador y odiador de todo lo que huela a AMLO y Morena, sino que igualmente hace apologías de actos bélicos y toma partido en el actual conflicto entre Hamas e Israel, alabando las los actos de represión que se dan en contra de manifestantes pro Palestina. Para ejemplo, un mensaje concreto en el que dice: «El licenciado Díaz Ordaz estaría orgulloso».
Y así podemos navegar entre mensajes gordofóbicos, homo y transfóbicos, aporofóbicos y otros de malignidad inclasificable, como Gabriel Quadri escribiendo que México sería potencia emergente si no “cargara” con los estados del sureste, Pedro Ferriz de Con dedicando toda una semana a “denunciar” que El presidente AMLO realiza “rituales de muerte” y advirtiéndole que no le puede hacer nada porque “se encuentra protegido por fuerzas superiores”.
Así pues, en X, la mezquindad, la cobardía y los pensamientos más misantrópicos están cubiertos bajo un velo de falso nacionalismo, pues muchas de estas personas consideran que son ellos quienes “trabajan por México”. Igualmente, “por amor a México” es un lema muy recurrente por parte de personas como Felipe Calderón, Margarita Zavala, Vicente Fox y Santiago Creel, entre otros, quienes, paradójicamente, han dañado de diversas formas al país y tienen una especial proclividad para cuadrarse ante intereses extranjeros y facilitar el intervencionismo descaradamente. Basta recordar el lamentable episodio de marzo de 2002 en que Vicente Fox, en calidad de mandatario, pretendió persuadir a Fidel Castro, símbolo de la lucha social, para abandonar el recinto de una cumbre después de la cena y así evitar que coincidiera con George W. Bush, entonces presidente de EEUU, con el famoso «comes y te vas».
Podríamos pensar que nuestro deber es combatir a todas estas entidades nocivas y tal vez así sea, pero la realidad es que el país avanza pese a ellos, y lo que les queda es mostrarse de cuerpo entero para que tengamos bien claros los motivos de nuestra lucha. A fin de cuentas, libertad de expresión es lo que sobra en México, así como gente cada vez más politizada que se encargará por vías totalmente legales de que estos seres impresentables nunca más vuelvan al poder.
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