Para el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco los recientes nombramientos de Xochitepec y Tlaltizapán como Pueblos Mágicos (además de Tepoztlán y Tlayacapan) contribuyen al incremento de visitantes y al aumento de la derrama económica, las inversiones y el empleo (Lo que no dijo es para quién). El funcionario afirmó además, que el nombramiento de Pueblos Mágicos, otorgado por parte de la Secretaría de Turismo del Gobierno de México posiciona y consolida a Morelos como Anfitrión del Mundo.
En realidad, dicha clasificación tiene dos lados: Por uno, la visión capitalista neoliberal donde se impulsa la lógica del lucro, con objetivos meramente relacionados a las ganancias económicas como “Desarrollo e Innovación de Productos Turísticos; Certificación Turística; Sustentabilidad Turística; Mercadotecnia Integral” para favorecer a empresarios nacionales y extranjeros. Por otro, la realidad de explotación que vive la población local, que se ve de pronto como ciudadano de segunda, que no puede acceder o disfrutar de estas ventajas “mágicas” y que ven cómo son despojados de sus recursos y atractivos naturales y culturales que son acaparados por extranjeros en su mayoría.
Es decir que hay una gran contradicción en los hechos porque dicho sistema de clasificación es para los pueblitos que representan una cultura ancestral muchas veces en resistencia, que conservan sus costumbres y tradiciones, que se enmarcan en un medio ambiente ecológico sano, de belleza natural, que conservan un cierto entorno rustico, limpio, tranquilo y una vida comunitaria activa. Sin embargo, es esto mismo lo que con esta carta abierta para capitalistas extranjeros (que terminan siendo residentes, dueños y jefes del pueblo) y empresarios nacionales, deja de existir.
En tanto que para las autoridades como el presidente municipal Gabriel Moreno Bruno, de Tlaltizapán, ese nombramiento es un “logro transcendental y tiene un impacto extraordinario en nuestro desarrollo y progreso, los beneficios que recibiremos son innumerables y afectan de manera positiva a cada una de las familias tlaltizapanenses”, para la población originaria de Tepoztlán, por ejemplo, ha representado una inflación y encarecimiento de la vida en todos los aspectos. Terrenos, casas, restaurantes, spas, retiros, festivales, bares, excursiones todas esas actividades son prohibitivas para la población tepozteca y hasta para los nacionales que han decidido radicar ahí.
En una cadena compleja de eventos y tratando de simplificar esta incoherencia, lo que sucede es que originalmente los tepoztecos necesitados de recursos y las autoridades corruptas decidieron vender grandes porciones de terrenos. Esa venta indiscriminada y sin freno ha continuado de tal forma que ya se invadieron pedazos de bosques y cerros. Así el Pueblo Mágico ya está saturado, han surgido bares por todos lados, con la consiguiente venta de drogas, delincuencia, menos agua disponible, más basura y demás.
Por otro lado, existe una ruptura del tejido social entre los tres tipos de población existentes. Estos son: los extranjeros que compraron y/o son empresarios que sólo conviven entre ellos, viendo con desconfianza y desdén a los nacionales; Los mexicanos que no son nacidos ahí pero que compraron con sus ahorros una casita y que no pertenecen ni a la comunidad originaria ni a la de extranjeros residentes; y los habitantes originarios de Tepoztlán que si tienen “suerte” se ocupan como sirvientes, empleados con sueldos paupérrimos, emigran o son comerciantes ambulantes.
¿Pero por qué siguen los Tepoztecos originales vendiendo terrenos hasta de 70,000 m2? Por necesidad, por oportunidad de los exorbitantes precios en dólares, por una emergencia, porque heredaron hectáreas de terrenos boscosos que ellos no pueden o no quieren comercializar.
¿Dónde está la ventaja para la gente y para la conservación del lugar por declarar a una localidad Pueblo Mágico? Yo querido lector, no la veo por ningún lado. La mayoría de la población sigue viviendo en las mismas condiciones de pobreza o peor, son ciudadanos de segunda o tercera, algunos adquieren los malos hábitos de los extranjeros porque para ellos son un modelo a seguir; y son explotados laboralmente.
No veo que en realidad esos pueblos mágicos crezcan en infraestructura pública en beneficio de su población más necesitada, como hospitales, escuelas, deportivos, bibliotecas. Lo que sí crecen son las ganancias de empresarios nacionales y extranjeros que no se dan cuenta que están matando a la gallina de los huevos de oro. El año pasado se decía que la mayoría de los incendios fueron provocados para poder vender los bosques que de otra forma están protegidos.
¿Hasta cuándo se acabará este discurso tramposo que se maneja para confundir a la gente? ¿Qué no es el mismo cuento que usaban los gobiernos neoliberales para engañar al pueblo y decirle que estábamos progresando cuando sólo ellos eran los que se enriquecían a manos llenas?
¿Hasta cuándo nos dejaremos timar con ese cuento? ¿Hasta cuándo se pondrá un límite legal y contundente a la rapacidad de gobiernos corruptoss y particulares extranjeros que siguen viendo a México como un lugar de saqueo y conquista y que ahora se apropian y/o acaban con la belleza que aún conservan ciertas poblaciones?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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