Existe un concepto que alude a someter al mercado (la ley de la oferta y la demanda) diversos bienes intangibles que son prioritarios e indispensables en cualquier punto geográfico del planeta para todo ser humano. Ese concepto es “mercantilizar”, es decir, convertir en mercancía un sin número de satisfactores que las personas, por el hecho de serlo, deberían tener acceso irrestricto para la subsistencia.
Algunos de estos satisfactores son en ocasiones proporcionados por la propia naturaleza y se trata de los recursos naturales, de entre los que sabemos existen los renovables y otros cuantos no renovables como el agua, el petróleo, las maderas, etc.
Existen, sin embargo, otros satisfactores que son también importantes para la supervivencia del individuo, los cuales los proporciona el propio ser humano a sus iguales, y entre estos podemos mencionar, por ejemplo, la salud, la educación, la seguridad, como los pilares para una sociedad que aspire a tener una armónica estabilidad y convivencia aceptable.
Los últimos gobiernos de la era neoliberal se encargaron de mercantilizar en su fase máxima ciertas actividades que por definición corresponden al Estado, puesto que toda acción y actividad de éste se basa y fundamenta en el “pacto social”, entiéndase a dicho concepto como aquella cesión que hace cada uno de los integrantes de determinado país o nación a sus autoridades, en las que a cambio de contribuciones, un aparato administrativo llevará a cabo unas funciones primordiales y trascendentales para la consecución de esa sociedad.
De estas actividades básicas y primigenias, la salud y la educación deben ser siempre obligaciones estatales, en otras palabras, el Estado y el gobierno o administración en turno deberán proveer de educación y de servicios de salud a todo integrante de la nación.
Pero sucede que en esos malos gobiernos ya mencionados, sobre todo representados por el PRIAN, han quedado evidenciados los negocios y la especulación por encima de los satisfactores y sin importar que los ciudadanos cuenten o no con recursos para acceder a una educación o salud de calidad; privilegiaron la proliferación de comerciantes que vendieron y siguen vendiendo al mejor postor los servicios citados. Los médicos se fueron convirtiendo en comerciantes de la salud y los profesionales de la educación, maestros y pedagogos fueron haciendo negocio el conocimiento y desarrollo de los alumnos.
Para esos gobiernos clasistas y neoliberales era irrelevante atender y cumplir la obligación estatal, ahí está el caso de las guarderías subrogadas sin el mínimo de medidas de seguridad, lo que provocó tragedias como el evento en la guardería ABC en Sonora. Evitaron que los integrantes de la sociedad ejercieran sus derechos constitucionales de acceso a servicios que tenían obligación de proporcionar, porque con ello se beneficiaron muchos de sus allegados. Fomentaron e hicieron crecer brechas de desigualdad social. Hoy basta ver quién detenta las grandes cadenas hospitalarias y quién sigue especulando cual mercancía con la educación y la salud de los mexicanos.
Hugo López-Gatell ha puesto el dedo en la llaga cuando pone al descubierto ese “modelo de salud” de los consultorios en las farmacias que a veces no llegan ni a consultas médicas, sino mas bien a superficiales asesorías que lo único que promueven es la venta de los medicamentos que expenden sus farmacias contiguas, medicamentos de los que desconocemos la calidad y la norma que cumplen o no.
Se debe hacer un análisis profundo acerca de este fenómeno que nos atañe a todos, ya que es trascendental tener claro que hoy por hoy, es en las manos de comerciantes de quiénes tenemos salud y educación, 2 de los aspectos para el desarrollo integral de cualquier país.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios