Hace una semana, intente alcanzar al presidente Andrés Manuel López Obrador en la inauguración del Museo Vivo del Muralismo, en la calle República de Argentina del Centro Histórico, para agradecerle por todo lo que había hecho por el pueblo mexicano y de paso, que me firmara mi libro de Gracias. Salí de mi casa en Uber confiado en que llegaría a tiempo y, sin embargo, había un terrible tráfico. Al estar cerca del lugar, bajé del auto en República de Cuba para correr hasta el lugar en la que estuve a punto de ser aplastado por un metrobús. Una vez que llegué, había terminado el evento, había elementos de la policía y el ejército en el lugar. Me encontré al caricaturista Rafael Pineda “Rapé”; a Paco Ignacio Taibo II, escritor y director del Fondo de Cultura Económica (FCE); a Ezra Alcázar, escritor, ensayista y asistente de Taibo, con quien tuve una breve charla. La policía no me permitió ingresar al edificio, por lo que insistí en buscar al mandatario alrededor del edificio, sólo para enterarme que ya se había ido, lo que me causó mucha tristeza y más al enterarme que era uno de sus últimos actos públicos en la ciudad.
Para cuando se publique esta última columna del sexenio, López Obrador se retirará del escenario político y público, para irse a su finca “La Chingada” en Palenque, Chiapas, para dedicarse a escribir sus libros. No podemos negar que López Obrador ha trascendido en la historia del México contemporáneo, porque llevó a cabo políticas sociales que sacaron de la pobreza a 9.5 millones de mexicanos de la pobreza, de acuerdo a información del Banco Mundial; combatió la desinformación de los medios masivos de comunicación, a través de sus conferencias matutinas; recorrió cada uno de los 2,473 municipios de la nación para dialogar, escuchando las necesidades y las demandas de los ciudadanos. Cuál sería la enseñanza final del tabasqueño a las y los mexicanos que luchamos a su lado para que él triunfara aquel primero de julio del 2018.
Después de dejar la presidencia en 1940, el general Lázaro Cárdenas recorre los pueblos, viaja por Europa y Asia y se entusiasma con la revolución cubana. La solidaridad y compromiso de Cárdenas con el triunfo de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara ante las fuerzas de Fulgencio Batista, no le impidieron convertirse en una presencia de gran calado político que redundaría en su compleja relación con el gobierno de Adolfo López Mateos, que buscaba mantener cierto equilibrio ante la creciente radicalización de las fuerzas políticas. A ello agregaba el compromiso de Cárdenas con la defensa de los presos políticos por cuya liberación insistió en varias ocasiones en sus encuentros con el presidente, al que incluso propuso derogar el delito de la “disolución social”. En las páginas de la revista Política, Carlos Fuentes contestaba con la misma respuesta a los jóvenes y grupos campesinos que lo abordaban para preguntarles cómo enfrentar a los abusos de los de arriba “organícense”. “Formando unidades políticas capaces de oír y defender los intereses de los jóvenes, los campesinos, los obreros y todos los que sufren nuevas formas de explotación, mediante la organización de todas las fuerzas populares, no con fines puramente electorales, sino para apoyar un programa económico y social coherente, que responda a las aspiraciones de la juventud y señale soluciones prácticas para resolver problemas…No basta con estar en desacuerdo con el PRI: hay que ofrecer algo más”.
Así fue que López Obrador nos enseñó a organizarnos para formar un proyecto económico y social coherente, que responda a las aspiraciones de la sociedad. Nos enseñó a ser partidarios de un desarrollo económico independiente y soberano, sin ataduras, ni presiones de gobiernos extranjeros o corporaciones privadas que lo único que persiguen es el aumento de sus grandes fortunas, la apropiación de los recursos y seguir utilizando al Estado como instrumento al servicio de sus intereses. Sobre todo, a que no todo se reduce a procesos electorales, significa la participación real y constante de la población en las decisiones que conciernen. Por eso, es importante la creación de espacios de participación en los que sea la ciudadanía y no los “comentócratas” o “políticos profesionales”, quienes opinen, decidan y ejerzan recursos pensando en el bienestar de las mayorías.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios