Los Derechos de los Niños son universales y buscan ante todo salvaguardar a niños y adolescentes de todo aquello que los dañe, los protegen tanto de daño físico como emocional, les garantizan vivir protegidos dentro del seno familiar, en la escuela y en su entorno social. Dentro de los Derechos de los Niños hay uno específico que defiende al niño de ser DISCRIMINADO.
Desde que Andrés Manuel López Obrador era candidato a la Presidencia de México, su familia ha sido muy atacada con campañas de odio feroces, que para fortuna del Pueblo y desgracia para aquellos que se enriquecieron con licitaciones a modo con los Gobiernos Federales neoliberales, de los empresarios que evadieron impuestos por décadas, y todo aquel que obtuvo algún beneficio al amparo del poder, esta administración ha resultado un acto fallido y son los principales impulsores de discursos y campañas de odio, que ya se han enumerado en esta columna.
Quién ha sido objeto de esos discursos ha sido el joven Jesús Ernesto López Gutiérrez; desde que era prácticamente un bebé lo han estado fastidiando con cosas que francamente han sido hasta absurdas: que sí en un acto de campaña hizo gestos de burla y expresiones de desprecio (tenía como tres años como para tener esas oscuras intenciones), que sí se pintó rayos de colores en su cabello castaño y no le quedaban bien porque tiene tez morena, eso le mereció un apodo denigrante que muchos ADULTOS, quienes se sienten bellos y perfectos utilizan para burlarse del infante; que sí asistió a ver un torneo de fútbol y estuvo viéndolo desde un PALCO en el Estadio Azteca, recuerdo al nado sincronizado en redes sociales, rasgándose las vestiduras de indignación reclamando la “Austeridad Republicana” porque se estaba gastando dinero para divertir al niño hasta que el propio Emilio Azcárraga Jean declaró que era SU PALCO Y QUE ÉL MISMO LO HABÍA INVITADO, ahí sí los dejó calladitos.
Que sí lo llevaron a ver el partido de béisbol al extranjero (junto a su padre, por cierto); que si le gusta usar tal o cuál marca de ropa y que de acuerdo a las profundas investigaciones de los “detectives Fifís” cuestan miles de pesos (hasta buscan el modelo de la playera en Mercado Libre o Amazon para señalar en cuanto se cotiza) y se preguntan el porqué la usa y el alarido sigue siendo “¿dónde está la austeridad republicana que tanto presume su padre?”; desde este espacio les recuerdo que con el salario del padre o la madre pueden comprarle a su hijo lo que les venga en gana, como cualquier ciudadano en este país y eso no es motivo de discusión.
Además de todas estas cosas, es importante señalar que Jesús Ernesto ha sido difamado de una manera demasiado violenta, le han hecho videos a modo de mostrarlo en estado de ebriedad en un supuesto antro en donde casualmente, el rostro es el de un adulto y sale borroso. Lo han puesto fumando marihuana supuestamente en la oficina de su padre en Palacio Nacional, lo han querido mostrar como si fuera el típico junior altanero y prepotente como los de antaño, ¿Recuerdan a los hijos de Zedillo provocando pleitos en el Concierto de U2?, nada más falso. Se burlan de él por su físico, o sea, ¿qué les pasa? Como sí todos los habitantes del mundo fuéramos modelos de perfección. ¡Ya basta!
Que no se nos olvide que el hijo más pequeño del Presidente es menor de edad; Jesús Ernesto jamás ha hecho públicamente ningún acto de agravio en contra de nadie, jamás ha hecho ninguna declaración de reclamo ante todas las injurias que le han dicho. Sí recuerdo al Presidente decir en La Mañanera que el problema es con él, no con su familia, que cualquier reclamo ahí, directamente con él, que su familia es ajena a su administración pública. Pero parece que a la oposición MEZQUINA (este calificativo va de mi cosecha) no les queda claro porque prefieren la cobardía y el ataque desde el anonimato con sus granjas de bots.
Hoy me sumo al reclamo y digo #ConLosNiñosNo. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos debería SANCIONAR YA A LOS PROMOTORES de ese discurso de odio en contra de un menor de edad. Ya basta. Si la oposición se hubiera sumado al progreso del país otra cosa sería, si ese “nado sincronizado” fuera edificante y constructivo, más aportaría, pero no, prefieren mostrarse tal cual son. (Usted juzgue).
El problema es que muchos de los que atacan a Jesús Ernesto, después están apoyando el hashtag de #NoALaViolencia, cuando ellos mismos son verdaderos maestros en el arte del #Bullying, la hipocresía en su máxima expresión.
“El Tintero Rebelde” se suma a la exigencia de detener los ataques a Jesús Ernesto y a cualquier infante. Insisto #ConLosNiñosNo. Basta de denostar, de provocar con palabras soeces daños emocionales a un adolescente que está viviendo su momento como cualquier otro jovencito, que está construyendo su identidad en base a la educación y valores que sus padres y hermanos le brindan y que nada tienen que ver con el trabajo de sus papás. Jesús Ernesto merece el mismo respeto a su personalidad que cualquier niño y adolescente mexicano. Su importancia radica en ser hijo de quien es, y yo diría, que honor el suyo de ser hijo de dos grandes personalidades: Andrés Manuel López Obrador y Beatriz Gutiérrez Müller.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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