Así como Andrés Manuel López Obrador definió la utilidad social de la historia a partir de la premisa que esta ciencia humanista es “maestra de la vida y de la política”, y la desplegó como herramienta de pedagogía política para el ejercicio de gobierno y el porvenir; la Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum también ha ratificado la importancia de la historia como uno de los ejes cardinales de la obra y discurso público del segundo piso de la Cuarta Transformación.
En la nueva temporada sexenal de “las mañaneras del pueblo”, tres de las secciones permanentes versan en torno a la historia, la memoria y la presencia del pasado para construir el futuro.
Los martes el eje es el “Humanismo Mexicano y la memoria histórica”, donde se cuenta con la presencia de un historiador o historiadora que aborda hechos significativos de la historia de México, en función de productos de la investigación histórica.
Los jueves se da pie a la sección “Mujeres en la historia”, dedicada a las mujeres que han participado en la historia del país y una justa aproximación a terminar con la brecha de género, que había invisibilizado durante siglos a las mujeres de la propia historia.
Los viernes la temática es la “Suave patria”, donde se recuperan con la participación de la ciudadanía, los acontecimientos o momentos que nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos.
Poner la historia y la memoria en el centro de la vida pública no es un asunto menor, tampoco es un tema de tender a la sobre ideologización “desde el aparato de Estado” como claman los positivistas; porque los personeros del viejo régimen que subsisten en la retórica conservadora, asumen la amnesia colectiva y el llamado “fin de la historia” que se acuñó en el neoliberalismo, como la fuente del cinismo con que actuaron para cometer sus fechorías en un contexto de impunidad total y ausencia de rendición de cuentas hasta 2018.
Hace más de 40 años, en 1980 vio a la luz un hermoso libro denominado Historia, ¿para qué?, que intenta responder a la pregunta ¿Para qué sirve la historia?, a través de las reflexiones de historiadores, filósofos, politólogos y escritores, el resultado fue un clásico, leído incluso más allá de los círculos intelectuales; recientemente, en el año 2023, para actualizar aquella discusión, vio a la luz la obra, también colectiva, denominada Ecos de Historia, ¿para qué?; que ha sido también en una publicación de gran alcance y pluralidad; siendo ambos textos altamente recomendables para sugerir un marco de actuación, del porqué es importante el papel de la historia en la comprensión profunda de las transformaciones que vivimos en nuestro país y en el mundo, además que contextualiza precisamente porqué es una gran virtud que la máxima autoridad ejecutiva del país, electa por su pueblo, vislumbre la historia no como un discurso de bronce, ni de legitimación personal, sino como una gran catedral de puertas y ventanas abiertas, desde las visiones del pasado e historias, para la construcción y la crítica del presente.
Cobran vigencia las palabras del cronista Carlos Monsiváis en el umbral de la publicación de Historia, ¿para qué?: “La historia, para agregarle al presente la inteligibilidad del pasado, para alentar la disidencia y favorecer la cohesión de grupos o naciones, para crear y leer gozosamente, para contribuir a la inserción del individuo en la comunidad (o a la deserción, si éste es el caso). También, y a esta posibilidad dedicaré mi ponencia, la historia para fortalecer y ampliar la conciencia colectiva; para hacer de la recuperación y el olvido selectivo del pasado un instrumento de identidad crítica”.
La historia nos enseña (entre muchas otras cosas) que, somos seres sociales, colectivos, pues nadie aprende solo a caminar sin ayuda de otro. Que nos debemos a la comunidad. Difundir la historia, más allá de los claustros académicos no sólo es pertinente sino necesario, porque la comprensión de los sucesos del pasado, mismos que se presentan desde el gobierno AMLO y continúan por la Presidenta de México, con el rigor de las fuentes, y los trabajos historiográficos que parten de la labor de profesionales de la historia, con su respectiva metodología, análisis e interpretación de fuentes y narrativas, procesos intelectuales devenidos desde diversas épocas y escuelas; es decir, no se trata más que de situar en una vitrina popular los estudios de las diferentes historias de lo que hoy somos como pueblo, Nación y Estado, aunque esto también sea incomodo para el conservadurismo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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