El neoliberalismo o neocolonialismo de las potencias de occidente ha instruido a sus lacayos en los países en desarrollo a “desincorporar” los bienes y empresas nacionales para dejarlos a la ley más pura del libre mercado; esto por supuesto es una falacia construida para justificar la explotación de nuestros recursos y nuestras naciones, dejando el camino libre para la explotación y empobrecimiento de países enteros, lo anterior con la justificación de que “el mercado se auto regula” y es mejor dejar trabajar a los privados. No existe mentira más deleznable; porque el estado existe para moderar la voracidad de los empresarios y equilibrar los ingresos de un país mediante su redistribución, es decir, cuidando que exista un desarrollo social parejo, sin dejar a nadie atrás y procurando a los que menos tienen.
Si haces política social para el desarrollo, te tachan con desprecio como populista, comunista y contrario a la democracia.
Sin embargo, nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador comprende bien este juego de ataques y presiones, no se deja intimidar y defiende las empresas del estado como sector estratégico para el desarrollo de México, aunque sea el blanco de campañas mediáticas.
Sin embargo, en Francia, país marcadamente neoliberal, apasionado del libre mercado y de la falsa concepción de que el Estado no debe intervenir en el mercado, sufrió un importante acontecimiento dado a conocer en días pasados por la primera ministra francesa Élisabeth Borne, el cual revive el debate sobre si los estados deben controlar este sector esencial para el desarrollo de los países. Entre las causas que la ministra Borne incluyó para tomar su decisión, está el alza desproporcionada de los precios que afectan a millones de consumidores de energía en el país galo (ya suena como Chávez) dirían los neoliberales.
En México suenan ya las diferentes voces que apoyaron la reforma eléctrica impulsada por el Presidente López Obrador. Los comentarios no se hicieron esperar y compararon esta situación con lo que ocurre en nuestro país. La gran diferencia está en que, mientras en Francia sueñan con privilegiar la generación de electricidad a base de energías limpias y renovables, en México ya se hace la mayoría de su producción mediante plantas hidroeléctricas y se programa la instalación de la mayor granja solar de Latinoamérica.
Mientras tanto en Alemania…
El gobierno alemán tomó el control de Gazprom Germania con el objetivo de garantizar, dicen, la seguridad del suministro en el mercado del gas. “Gazprom Germania GmbH opera infraestructura crítica en Alemania y, por lo tanto, es de gran importancia para el mantenimiento del suministro de gas”, como lo informó recientemente el Ministerio de Economía (si lo dice un neoliberal suena lógico, si lo dice el presidente de México con respecto a Pemex o la CFE es comunismo). La empresa subsidiaria del gigante ruso del gas, Gazprom, será controlada “temporalmente” por el gobierno, que temía por una posible liquidación de la compañía. ¿Alemania sigue acaso los pasos de AMLO?
Allá en Europa los conservadores comienzan a darle la razón a los argumentos de nuestro presidente, el sector energético de un país es “estratégico” y no puede estar controlado por particulares ni extranjeros, sin embargo, recordarán que…
Con 275 votos a favor y 223 votos en contra de las bancadas de PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, la reforma que Morena calificó como una de las votaciones más importantes de la actual Legislatura no alcanzó la mayoría calificada requerida.
“En virtud de no alcanzarse la mayoría calificada, con fundamento en lo que dispone la fracción G del artículo 72 constitucional y en términos del artículo 232 numeral 1 del Reglamento de la Cámara de Diputados, se desechó el proyecto de decreto”, indicó en su momento el Diputado Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de diputados.
De esta manera, la eléctrica se convierte en la primera reforma constitucional enviada por el Presidente López Obrador en ser rechazada por el Pleno de San Lázaro y los diputados contrarios al pueblo sufrirán el estigma de ser “Traidores a la Nación”.
“Es un honor estar con Obrador” fue la respuesta de la mayoría de Morena y sus aliados aquel día…
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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