La estrategia

La lógica indicaba que la solución al grave problema del narco gobierno gestado e incubado en los sexenios prianistas iba a ser una tarea ardua, demorada y que se debía librar con paciencia e inteligencia operativa.

A casi 5 años del comienzo del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador se comienzan a dar resultados concretos y se avizora de manera palpable que los objetivos trazados se han venido cumpliendo a cabalidad, pues era necesario primero tener un conocimiento profundo del grado de penetración que tenían los cárteles en o desde las instituciones gubernamentales para después proceder a cercenar los tumores y el cáncer delincuencial que se padecía. 

Era de esperarse que ello no podía darse de forma inmediata, pues como todo comienzo, tenía que darse una comprensible limpia e introspección con acciones concretas y ordenadas desde la voluntad política de la cabeza del Estado mexicano. 

Como un librito o instructivo, la estrategia del Presidente ha quedado muy clara, inicio atacando los graves problemas estructurales que atizaban la desigualdad y malestar social, posteriormente procedió a preparar a las fuerzas y efectivos federales entorno a una guardia nacional y preparadas por las instituciones castrenses poniéndolas a tono para servir a la patria cumpliendo labores que van paulatinamente enalteciendo su identidad, ocupando y custodiando infraestructura estratégica para el país. 

Vimos cómo el ejecutivo dotó de múltiples tareas al gran conglomerado de fuerzas armadas para la materialización de sus proyectos prioritarios con la intención de usar su preparación y fuerza, al mismo tiempo conjurando cualquier intención o asomo de golpismo que pudiera darse por los afines al grupo que dominaba, véase el ejemplo en el sur del continente. En ese sentido cobra relevancia que ante esa estrategia nos encontremos más cerca de la idea que el mismo titular del ejecutivo ha planteado que ahora si existe una real distinción entre autoridad y crimen organizado, cuestión que no ocurría así desde hace algunos sexenios. 

Por otra parte, el papel de los medios masivos tradicionales de comunicación develan lo que está significando para sus dueños el golpe asestado al crimen organizado pues es bien conocido que estos mismos empresarios tienen intereses y contubernios con las empresas criminales y sus cabezas principales. En ello conllevan un riesgo importante de ser descubiertos y puestos en evidencia, el dramatismo y línea editorial enfocada en querer pintar un escenario sanguinario y de desastre en Sinaloa con su narrativa perversa y tergiversadora de “sufrimiento de la población” ha creado un intento de desdeñar o minimizar el gran trabajo que se llevó a cabo en el operativo y captura de uno de los criminales más buscados del orbe y dejó de utilizar aquellas grandes puestas en escena que solían narrar cuando eran beneficiarios de personajes oscuros como García Luna quienes hasta les llegaron a montar operativos a diestra y siniestra para que las televisaran en vivo, pues es bien conocido que todo lo armaban y fabricaban por conveniencia mutua, cometiendo graves delitos y culpando inocentes exhibiendo chivos expiatorios, otro ejemplo el caso de Israel Vallarta y Florence Cassez.

Esos tiempos afortunadamente terminaron y con ello, esperemos que cada vez se vaya conjurando la atroz violencia que nos lastima a todos.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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