“… La cada vez más perfeccionada ¨guerra jurídica¨ se despliega esencialmente a través del uso ilegítimo del derecho interno de cada país o del derecho internacional. La intención es dañar a quien precisamente se ha identificado como oponente o líder político perjudicial para los intereses del entramado corporativo, que, de facto, gobierna las instituciones estadounidenses y que desde esa posición determina la política y decisiones económicas de la potencia mundial imperial y sus aliados …”.
Tirado Sánchez, Arantxa. El Lawfare. Golpes de Estado en nombre de la ley.
Ediciones Akal. México 2021. Pág. 15.
Creo que la Continuidad con cambio a la que la derecha en México supuso que no se llegaría o se lograría sin la contundencia con la que el pueblo la definió este histórico 2 de junio de 2024, tiene a los conservadores en apariencia, solo en apariencia enmudecidos. El “shock” en el que supuestamente se encuentra la reacción no es real. Convendría que los analistas afines a la 4T dejaran de seguir difundiendo esa narrativa y reflexionen acerca de lo que está ocurriendo tras bambalinas.
Parece que no, pero la derecha se está recuperando más rápido de lo que aparenta. Algunos indicios los presenciamos en los siguientes casos. El comunicado emitido por el Consejo Coordinador Empresarial el 18 de agosto en el que hacía un “llamado” a las autoridades electorales a “realizar la asignación de las diputaciones plurinominales mediante una interpretación sensata, justa, equilibrada y apegada a la Constitución y a la voluntad del pueblo mexicano”. Presión del poder económico bajo el eufemismo de un “llamado”. Sin embargo, el Consejo General del INE aprobó por mayoría, el 23 de agosto, la distribución de las curules plurinominales en los términos definidos por la constitución y la ley electoral.
El representante de la Casa Blanca en México, Ken Salazar, afirmó el 22 de agosto que el voto directo para la elección de jueces magistrados y ministros de la Suprema Corte “era un riesgo para la democracia, una amenaza a la relación comercial y una puerta de entrada a que el narco influya en el sistema legal”. El presidente López Obrador hizo una contundente defensa de nuestra soberanía y calificó a esa declaración como desafortunada e imprudente. Además, reveló que a través de la Cancillería se había emitido una nota diplomática de extrañamiento, puesto que México “no acepta que ningún representante extranjero, intervenga en asuntos que solo les corresponde resolver a los mexicanos”.
A la respuesta presidencial, ese mismo día, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, puso un mensaje en sus redes sociales señalando que en “43 de los 50 estados de Estados Unidos de América se eligen los jueces por voto popular”. Asimismo, luego de que el embajador Salazar volviera a referirse al tema de la reforma el presidente lo dejó claro “diálogo siempre debe de haber, el asunto es que los temas relacionados con México, pues nos corresponden a nosotros. No pueden venir extranjeros, a tratar asuntos que sólo corresponden a los mexicanos, es un principio básico de independencia, de soberanía”.
Por otro lado, la nota publicada en el diario estadounidense The Washington Post el 26 de agosto en la que justifica la violación a nuestra soberanía “olvidando” que no somos colonia, ni patio trasero, señaló: “Estados Unidos tiene razón al intervenir, porque lo que está en juego son la independencia judicial y el Estado de Derecho en un país que ha conocido demasiado poco de ambas cosas a lo largo de su historia. El plan de López Obrador también podría frenar la integración económica de Norteamérica”.
El periódico siguió con su actitud no solo injerencista sino también plagada de misoginia, soberbia y falta de respeto ante lo que representan las figuras de nuestra presidenta electa y de nuestro presidente en funciones al referirse a ambos así: “La reticencia de la Sra. Sheinbaum a discrepar del Sr. López Obrador es quizá comprensible, dado su control sobre el aparato político del que dependerá su próxima presidencia… se trata de una actitud miope. Si prospera el intento de López Obrador de doblegar al poder judicial, [Sheinbaum] se asegurará de que sus primeros meses, sino años, en el cargo se vean ensombrecidos por una lucha sobre la independencia judicial”.
Para ponerle punto final el presidente fue más allá, pues a la representación estadounidense se sumó el cuestionamiento de la canadiense. Por ello, el 27 de agosto informó “… la relación con las embajadas de Estados Unidos y Canadá será pausada temporalmente. Esperamos de parte de la representación estadounidense el compromiso de respetar la soberanía e independencia de nuestro país. No aceptamos el injerencismo en asuntos que sólo corresponden a los mexicanos, como la reforma al Poder Judicial. Seguiremos firmes en la defensa de nuestra Constitución.”
Son claras las evidencias de que el tema de la supuesta sobrerrepresentación y el ruido alrededor de los resultados electorales encubren la posibilidad de que la reforma al poder judicial sea aprobada, en particular en lo relacionado con la elección de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte. Ese es el tema que más les preocupa y ocupará en los próximos meses a la reacción y a los poderes fácticos de dentro y de fuera. Un destacado aliado en la estrategia golpista y desestabilizadora pareciera írseles de las manos. Por lo pronto, el 26 de agosto con 22 votos a favor y 17 en contra el dictamen de la reforma judicial se aprobó en lo general en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.
En el frente ultra, desde semanas antes de su realización se anunció con “bombo y platillo” la reunión de la ultraderecha internacional en la Ciudad de México del 24 al 25 de agosto. Sin embargo, la segunda Conferencia de Acción Política Conservadora no tuvo la afluencia esperada por los organizadores. La imagen de sillas vacías y la cancelación del orador principal, Javier Milei, son algunas muestras de ello. Cabe mencionar el anuncio de Eduardo Verástegui de la formación del partido político por él encabezado. En su intervención volvió a lugares comunes ya empleados acerca de sus críticas al gobierno y a la “derechita cobarde” del PAN. La creación de la organización política se sustentará en el Movimiento Viva México y en agrupaciones ligadas al yunque. Sin menosprecio a sus seguidores la ultraderecha pareciera no contar con base social.
Ante el panorama brevemente expuesto cabría formular las siguientes interrogantes: ¿Qué sucederá con la ecuación del lawfare en la que el poder judicial es una pieza clave? ¿A qué recurrirán los conservadores en caso de no contar con la disponibilidad de sus personeros judiciales? Hasta antes del 2 de junio la derecha se sentía confiada en la alianza del poder económico, los medios de manipulación y sus operadores en partidos políticos y el poder judicial. Ahora, parece que el panorama comienza a tornarse contrario a sus intereses. Lo afirmado por el Washington Post augurándole a nuestra próxima presidenta años ensombrecidos por “la lucha sobre la independencia judicial”, puede darnos algunas pistas de por dónde transitarán los reaccionarios.
Si bien es cierto que en los casos del lawfare aplicados contra gobiernos no afines a los intereses de los monopolios hegemónicos nacionales y extranjeros, han intervenido tanto el poder judicial como otros actores tales como los poderes mediáticos y el legislativo, como ocurrió por ejemplo en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya en 2009 y en Brasil contra Dilma Rousseff en 2016. Sin embargo, en el caso mexicano las mayorías en el poder legislativo federal y en más de la mitad de los gobiernos estatales no están controladas por la derecha. Un poder al que les será difícil ponerle diques.
¿El “llamado” de los jerarcas del dinero, mencionado líneas arriba, pudiese ser la punta del iceberg? Sabemos que los conservadores son pragmáticos, su reorganización en torno a los dueños del capital podría ser una alternativa. Aunque esos oligarcas se verán en la disyuntiva, sobre todo aquellos a los que les “fue rete bien” con la 4T, de seguir disfrutando de los beneficios por otros años más o sumarse y/o financiar a la oposición. Aquellos que opten por “transigir con el segundo piso de la cuarta transformación” incluso pudiesen aparentar, ante la opinión pública, ser “buenos empresarios.”
En el ámbito partidista, la restructuración de por lo menos Acción Nacional podría urgirles a los conservadores para contar con operadores en los “espacios políticos”. Aunque el desgaste de las figuras más visibles tendrá que dar paso al reciclaje de otras, a un eventual surgimiento de imágenes jóvenes o al menos no “tan vistas.”
Por su parte, en los medios corporativos de información hay algunos atisbos de poner sus “barbas a remojar.” El “despido” de varios personajes públicos asiduos a las mesas de “análisis” y otros espacios de opinión podría ser un pretendido “cambio de imagen”, aunque difícilmente recuperarán los espacios perdidos en favor de medios alternativos electrónicos, impresos y en redes sociales.
Un buen resumen lo hizo recientemente Epigmenio Ibarra: “… llamaron a violar la constitución. Fracasaron. Perdieron en las urnas, perdieron en las calles, perdieron las audiencias, las que, desde sus posiciones privilegiadas en los medios, conducían a su antojo. Se acaba una era. ¡Vivimos el fin del viejo régimen!
La derecha en nuestro país ha quedado plenamente identificada a lo largo de estos años de gobierno transformador. Hoy la población reconoce a sus adversarios, que no enemigos como lo apunta López Obrador. Sabe quiénes representan los poderes conservadores, sus cabezas más visibles, tanto de quienes están vigentes como de aquellos que lo estuvieron. Por si tenía alguna duda la mayoría del pueblo ha confirmado quiénes encabezan esas fuerzas político-económicas y sus principales sustentos, a nivel nacional y fuera de nuestras fronteras.
Es de esperarse la confirmación de las reformas constitucionales, a partir de que la Legislatura LXVI inicie sus trabajos el 1 de septiembre próximo y se mantenga la cohesión interna de los legisladores que llegaron a sus curules con la coalición Seguiremos Haciendo Historia. Asimismo, seguir de cerca los derroteros que seguirá la oposición partidista, los poderes fácticos y demás socios para enfrentar a la Continuidad con cambio.
Finalmente, lo que deseamos es que México siga marcando la pauta de los avances progresistas en la región.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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