“… Pues yo creo que se actuó, de parte de los que marcharon, con prepotencia. Porque pueden no estar de acuerdo con los que están manifestándose enfrente de la Corte, pero no debieron ir a provocar y a quitarles las mantas.”
Presidente Andrés Manuel López Obrador. Conferencia matutina. 29 de mayo de 2023.
La semana pasada sugería la posibilidad de que la derecha se esté aglutinando alrededor de la mayoría de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) presidida, desde el 2 de enero pasado, por la ministra Norma Lucía Piña Hernández.
Los opositores al gobierno de AMLO intentaron hacer del INE su cabeza de playa a través de la cual fortalecer sus estrategias, al menos las más visibles; sin embargo, la salida de tres de los miembros (Córdova, Murayama y Jacobo) más representativos de los grupos reaccionarios provocó un debilitamiento del posicionamiento logrado a lo largo del sexenio.
A partir de enero del 2023 la SCJN es el “nuevo” espacio institucional del cual dispone la oligarquía. Para refrendar lo anterior, el domingo pasado se llevó a cabo una manifestación con el lema ¡La Corte no se toca! convocada por los membretes, que no organizaciones, vinculados a Claudio X. González como: Chalecos México, Movimiento por la Paz y Unidad de México, Cerrando Filas y Campamento México. Aun y cuando el número de participantes fue escaso, se estima entre 2,500 y 3,000, el hecho mismo representa un signo de los vínculos a través de los cuales se está tejiendo, al menos visiblemente insisto, el entramado estratégico derecha-ministros de la Corte.
La marcha concluyó con la artera agresión por parte de varias decenas de quienes coreaban con prepotencia ¡Todos somos Piña! contra un pequeño grupo que mantenía, desde hace varias semanas, un plantón favorable a la destitución de la ministra presidenta. Con lujo de violencia les quitaron mantas, rompieron carteles, mesas y carpas, e incluso arrancaron las 49 cruces colocadas en el memorial, ubicado frente a la corte, en recuerdo a los pequeños muertos en el incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, en junio de 2009. La manifestación en apoyo a la corte fue encabezada por José Ángel Gurría Treviño, quien por cierto ha expresado su interés por ser candidato a la presidencia.
El otrora secretario de Relaciones Exteriores y de Hacienda y Crédito Público durante el sexenio de Ernesto Zedillo, defendió a la corte y a la presidenta señalando que “hay una actitud sumamente agresiva” en su contra, por “simplemente estar haciendo lo que tiene que hacer”. Creo conveniente poner toda nuestra atención en este tipo de hechos violentos, propiciados en las calles por grupúsculos de la derecha. No debemos “acostumbrarnos” o restarles la importancia a estas acciones porriles promovidas por la reacción.
La narrativa de los medios corporativos y los opinólogos a su servicio de ninguna manera cuestionaron lo ocurrido y pusieron énfasis en la “numerosa asistencia de la ciudadanía” en defensa de la institucionalidad del país. Incluso el periódico Reforma este lunes 29 de mayo tituló “Marchan y despejan la SCJN”. (negritas del autor).
Presenciamos la combinación de varios elementos utilizados por el conservadurismo mexicano, ya de suyo financiado por capitales nacionales y extranjeros. Primero, la parte institucional, representada por la mayoría de los ministros de la SCJN y otros grupos de magistrados y jueces, diseminados a todo lo largo y ancho del poder judicial, así como por legisladores (PAN, PRI, PRD y MC) y autoridades estatales. Segundo, los medios de información corporativos, difundiendo su narrativa reiteradamente manipuladora y mentirosa a través de sus voceros e intelectuales orgánicos. Tercero, la derecha en las calles pugnando por enaltecer “intocables” y violentando el ambiente el cual por cierto la izquierda está dejando sin ocupar con la frecuencia requerida. Tácticas, las tres, utilizadas simultáneamente o por intervalos según la coyuntura.
La desesperación de la derecha mexicana carente de todo proyecto de nación, sin ideas, propuestas y argumentos, “unida” solo a partir del rechazo, o inclusive del odio a todo lo que represente López Obrador, pareciera empezar a desplegar la vía violenta, como un arma para intimidar a quienes piensan diferente o, al menos, para recurrir a ella cuando así lo decida conveniente para sus fines.
Por lo pronto, la derecha posesionada de la corte está abiertamente en contra del Ejecutivo federal, está actuando como parte del bloque opositor. Las decisiones tomadas en su seno, o promovidas en el ámbito judicial desde su “singular” actuación, representan una seria amenaza de inmovilizar al presidente e incluso al legislativo.
En La Mañanera del lunes 29 López Obrador al referirse a la violación del artículo 127 de la Constitución por parte de los ministros, puesto que ganan más que el jefe del Ejecutivo, expresó que “… Una cosa es que violen la Constitución… cobrando más de lo que cobra el presidente y otra es ya querer dar un golpe de Estado neutralizando al Poder Ejecutivo, o sea, que ya no ejecutemos nada. Es cancelar un poder, sería un golpe de Estado técnico”.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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