La corrupción raras veces comienza por el pueblo. Montesquieu

Opinión de Patricia GC

Durante su campaña para ser electo presidente de México en 1976, José López Portillo utilizó como eslogan de campaña: “La solución somos todos”.

Pero en poco tiempo de su mandato los mexicanos cambiaron la frase por: “La corrupción somos todos”.

La corrupción es un lastre por los enormes costos económicos, políticos y sociales que ocasiona, será que la corrupción en México, será por gobiernos ineficientes, ciudadanos corruptos, por abuso de poder, por el ADN?

Por qué los mexicanos en décadas hemos sido tolerantes a la corrupción?

Creo que no es un problema cultural y tampoco está en nuestro ADN; tampoco es una condición humana, la corrupción es un problema sistémico que se construye entre los servidores públicos y ciudadanos que se convierten en redes de complicidad.

Por otra parte, sabemos que sólo los ciudadanos que realmente prefieren un sistema político democrático, en contraposición al autoritarismo, que se mantienen informados, tienen mayores probabilidades de no tolerar la corrupción de políticos o funcionarios públicos.

Sin una sociedad como protagonista central de esta necesaria transformación, México no terminará de detonar su enorme potencial, y su grandeza,  y seguirá siendo un país donde la corrupción nos condena a la desigualdad, la injusticia social, la violencia y la pobreza. 

Ciertamente la corrupción más grave, perniciosa y dañina es la que realizan los servidores públicos abusando del poder que les fue delegado para beneficio propio. Combatir esa corrupción es prioritario. Pero también debemos reconocer que la corrupción no es un problema exclusivo del gobierno y los agentes del Estado.

Recordemos que el cambio no es un evento, es un proceso, así que la corrupción no somos todos, pero la solución sí.

Mi querido Carlos Monsivais decía que; “La corrupción sigue siendo el producto, el recinto, el reducto de una minoría y esa minoría le ha hecho creer a la mayoría que también ella es corrupta”.

“Lo que no cambia es que la gran corrupción se sostiene gracias a las redes de poder económico, criminal, político y fáctico; que los involucrados son cientos o incluso miles de personas; que la impunidad es un elemento clave; y que la corrupción se escuda en la ineficacia de las instituciones”.

La impunidad alimenta la gran corrupción, pues no todos los casos se investigan, ni todas las investigaciones tienen consecuencias, y cuando las tienen son apenas sancionados, despertemos porque los políticos corruptos son una pesadilla continúa.

“En el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador el combate a la corrupción es considerado el eje central de su administración, desde un inicio declaró un combate total y frontal al desvío de recursos, al tráfico de influencias, el amiguismo, entre otras malas prácticas. Hay que recordar que en el periodo neoliberal las prácticas corruptas se agudizaron tanto que dañaron severamente a la nación, un ejemplo de ello es el desfalco del que fue objeto Pemex por muchísimos años”.

López Obrador crítico a los servidores públicos que ejercieron en sexenios pasados y argumentó que los funcionarios únicamente buscaban sacar provecho personal, sin beneficiar a los ciudadanos. Además, reiteró que en su gobierno no hay impunidad para nadie, sin importar el cargo político. 

Por otro lado, nuestro mandatario nos invito a entender que la política es un “imperativo ético” y que no es una herramienta para robar, más bien es para servir.

Recordemos que un país que elige a corruptos no es víctima; es cómplice.

Les mando un abrazo fraterno.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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