Sin cansancio, los analistas y políticos de la derecha adversarios al presidente, López Obrador, satanizan a la beca Benito Juárez y a los jóvenes que la recibimos, nos llaman “ninis mantenidos”. Pero ¿Cuál es la realidad de esta beca universal? ¿Por qué no escuchar a los jóvenes hablar sobre ella?
12 millones de becas son entregadas por el actual gobierno, que van desde nivel prescolar hasta posgrado. Lo que significa una inversión anual de 84 mil millones de pesos. Por otra parte, se tiene estimado que 4.1 millones de becas son destinadas a la educación nivel medio superior, en la cual, los pagos se realizan de forma bimensual por la cantidad de 3,360 pesos. Por lo que, los apoyos sociales, son hoy una realidad para los jóvenes en México.
Durante mis tres años de preparatoria al igual que mis compañeros recibí esta beca, una beca que anteriormente era inimaginable simplemente porque antes no había becas de este tipo, todo lo que había era simulación. Todo estudiante puede decir que las becas eran escazas y en muchas ocasiones ni siquiera importaba el promedio que tuvieras, pero, además, de la increíble burocracia y el papeleo para poder conseguir un apoyo de tan solo 500, de 1,000, o de 1,500 pesos que encima de todo, solo los recibirías por esa ocasión, tenías que formarte por horas y tener esperanza en que el presupuesto llegará en “buenas condiciones”.
Pero ¿cómo es ser estudiante y recibir este incentivo de más de 3 mil pesos? Por más trabajos, exámenes o por más distraído y distraída que fueras era imposible no recordar cuando llegaba la fecha de cobrar la beca Benito Juárez, porque entre los pasillos, en los salones y entre grupos de amigos se comenzaban a escuchar frases como “¿ya te cayó la beca?”, “¿cuándo te llega la beca?”. En lo personal, puedo decir que había de todo, es decir, había quienes usaban la beca para comprar las antologías, para la inscripción al semestre, para entrar a algún curso, había quienes incluso lograron abrir un negocio con el ahorro de la beca, y había quienes al primer instante de que llegaba se compraban tenis, ropa, un celular o ahorraban para una laptop o una Tablet que les sirviera para la escuela; pero, sobre todo, había quienes le entregaban esa beca a sus papás para ayudar en casa. Había quienes alegres exclamaban que sí podían ir a esa salida al cine o a comer porque ya les había llegado la beca, y lo más importante hubo muchos que no desertaron la prepa (en especial durante la pandemia).
Desde luego, que debió haber algunos que utilizaron indebidamente la beca, pero en un país con más de la mitad de los mexicanos viviendo en pobreza, no hay argumento que pueda sostener “que los jóvenes no necesitan esa beca o que no debería de ser universal” porque precisamente uno de los efectos de la beca Benito Juárez, junto con los demás programas del bienestar, es la reactivación de la economía y mejora del poder adquisitivo de las familias mexicanas.
Sin duda, la beca Benito Juárez ha revolucionado la vida de los jóvenes, a esta edad, sabemos que este apoyo es justicia social y que regresar al neoliberalismo no es una opción.
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