Aparentemente parece que las súplicas del guanabismo nacional, los conservas más conservadores, la clase no privilegiada que piensa que vivir pagando deudas es un privilegio, los partidos de oposición que se oponen incluso a oponerse y la desorganizada sociedad civil organizada apartidista y simpatizante del partidismo opositor, han sido escuchadas. Aparentemente parece que finalmente cuentan con un ídolo de barro mejor que sus otros ídolos de barro, mejor que la excandidata del PRIAN que pide no se le llame excandidata del PRIAN, mejor que el junior tóxico de la tercera edad, mejor que los miembros desmembrados del Frente Cívico Nacional, mejor que todo lo que han tenido, intentado y/o buscado. Se trata del presidente de otro país, pero no de cualquier país, el presidente de la meca del aspiracionismo mexa, desde que lo mexa es mexa, con X de Sí X México, Va X México y cualquier otra variación mareada que haya abrazado la marea rosa y compañía. Un ídolo de barro —barro gringo— que indirectamente pone sobre la mesa la amenaza de cuatro años difíciles para México, cuatro años que prometen, o eso quiere querer escuchar la opositora oposición, acabar con los cuatreros cuatroteros de la cuatrote y regresar a los idílicos tiempos donde los privilegios eran exclusivos de la clase privilegiada.
De entrada, el heroico de todo heroísmo segundo gobierno de Donald Trump, ofrece poner en jaque al sistema político mexicano, haciéndolo retumbar en más de uno de sus centros, cuando menos en lo económico, lo político y lo social.
Desde detener la migración que cruza nuestro país para llegar a Estados Unidos, impidiendo que entre a Estados Unidos y obligando al Gobierno Mexicano a mantenerlos estancados y acinados en nuestra frontera norte, con los conflictos sociales, laborales y de seguridad que ello representa, pasando por la posible posibilidad de deportar a los más de cuatro millones de mexicanos que se encuentran en situación de ilegalidad, y la crisis de desempleo que ello generaría para México, más la siempre latente latencia de cancelar o modificar el T-MEC, afectando las exportaciones a nuestro principal, muy muy principal, socio comercial, y ahogando la economía nacional, que puede ser acompañada de una agresiva política arancelaria que dificulte la labor de quienes viven de la exportación que como mojado cruza el Río Bravo, hasta el celebre amago de realizar una invasión blanda con el pretexto de combatir a los terroríficos terroristas, de todo terror, carteles del narcotráfico mexicano, aniquilando por completo la soberana soberanía nacional y convirtiendo, de facto, a México en el estado 51 —o 52, dependiendo de lo que suceda con Canadá— de la unión americana.
Sin duda alguna, nada de ello es poca cosa. Pero no nos quedemos ahí, soñemos cosas chingonas, pensemos en grande, ¡vamos por todas las canicas! ¿Por qué conformarnos solamente con que Trump y los Estados Unidos de América desestabilicen a los cuatretors cuatroteros? ¿Por qué consolarnos con que el segundo mandato del magnate inmobiliario, el oligarca modelo de la especulación, se convierta en una piedrita o piedrota en el zapato de Claudia Sheinbaum? No, ¡hay que explotar la amenazante amenaza que pende sobre la cabeza de nuestra nación y llevarla hasta sus ultimas consecuencias! Lo primero que habría que hacer es mandar una comitiva que ofrezca al hijo de Trump, la corona de México. Pero no sólo eso, tampoco debemos conformarnos con que el Golfo de México sea rebautizado como Golfo de América, empecemos a trabajar en el cambio de nombre de nuestro país para que oficialmente sea llamado Republica del Patio Trasero de los Estados Unidos de América. Soñemos como sueñan quienes sueñan con recuperar sus nunca amenazados e inexistentes privilegios, soñemos con que el gobierno de Trump encarcelará a Andrés Manuel López Obrador, a Claudia Sheinbaum, a los políticos de Morena y a todos los mexicanos que neciamente neceamos en no arrepentirnos de haber votado por AMLO o Claudia. Trump como el salvador que nos salvará aniquilando la democracia mexicana.
Entrados en gastos
Resulta urgente que asumamos la pavorosa escasez de talento opositor nacional, no tenemos un solo Andrés Manuel bizarro que haga frente a la cuatrote, no se ve un Milei en el futuro cercano de nuestra clase política, Salinas Pliego da más risa que una paleta payaso con las gomitas mal acomodadas, Verástegi está más hueco que Peña Nieto, es la representación gráfica, que no pasa de la grafía, de la extrema derecha nacional. La única alternativa de resistir dignamente el avance de la muy malvada maldad cuatrera, es postrarnos ante el poderío del decadente imperio de los Estados Unidos y el mandamás Trump, ponernos a sus pies y ofrecer todo a cambio de que nos salve de nosotros mismos.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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