La historia de los trabajadores mexicanos se ha construido a base de lucha y sangre. No existe en nuestro país conquista laboral que se haya logrado sin la organización, la participación y la determinación de los diversos gremios. Grandes líderes merecen nuestro reconocimiento por su entrega en pro de los derechos de todos los trabajadores, muchos de ellos dando hasta su vida por la causa colectiva.
Hoy el neoliberalismo ha engullido ferozmente aquellos logros, ha convertido a las empresas en cuevas inhóspitas de explotados y explotadores.
Causando un retroceso de mas de 100 años al arrebatar las pocas victorias obtenidas a quienes entregan día a día su fuerza de trabajo a cambio de un salario que no alcanzará para cubrir las necesidades básicas, mientras los empresarios se enriquecen gracias a esa mano de obra mal retribuida.
Durante 30 años el sueldo de los mexicanos fue una cachetada a la clase trabajadora. Un maestro por ejemplo, tenía un incremento de sueldo de 100 pesos mensuales cada año.
El salario mínimo, una miseria que obligaba al mexicano a trabajar dobles o triples jornadas.
AMLO ha aumentado como ninguno otro el sueldo. La clase trabajadora está totalmente agradecida con esa medida que viene a mitigar el hambre a los más pobres. Aun así, falta mucho por hacer. El 20% de aumento, solo es entregado a quienes obtienen el sueldo mínimo y aquellos que no lo exceden el 1.2%.
La pobreza no abarca solo a quienes reciben el mínimo estipulado, sino que existe una gran masa de mexicanos que pertenecen a la clase baja, pero no recibirán el aumento. Agreguemos a esto que el aguinaldo es irrisorio y además las compensaciones son la simulación del patrón para entregar un sueldo base sumamente reducido.
Otros rubros en el ámbito laboral merecen urgentes cambios, como la atención médica. En estricto sentido, los trabajadores no tienen derecho a una incapacidad, porque la institución de seguridad no se las extiende, obligando al obrero acudir enfermo y cumplir con extenuantes jornadas laborales.
Tampoco existe en la mayoría de las empresas el ascenso por cuestiones de mérito, sino por amistad o sube de rango aquel que cuida los intereses de la empresa por encima de los intereses del trabajador.
Por otro lado, en el Congreso de la Unión hay un intento por reducir las largas jornadas, la propuesta es dejar 40 horas semanales. Lo cual daría al trabajador una vida mas relajada, por consiguiente se presentaría a trabajar sin estrés y con mayor calma. Pero desde el obtuso pensamiento y su ideología fascista, muchos legisladores se niegan a apoyar a la clase trabajadora y han postergado nuevamente la votación a esta reforma.
La deshumanización del empresariado ha llegado a tal nivel que les han quitado las sillas a los empleados. Un obrero debe cubrir su jornada de 8, 10 ó hasta 12 horas de pié. O aquellos que laboran sentados, deben permanecer así durante toda la jornada de trabajo. Muchas medidas que el neoliberalismo implementó son en detrimento de la salud de los trabajadores.
La “ley silla” está siendo cocinada en el congreso. Sería el colmo que no fuera aceptada. Una rotunda aberración; el extremo de la insensibilidad humana tratar como objetos a los empleados.
No sabrán los patrones que mientras mejor traten al empleado, éste dará mayor rendimiento?
Las extremas jornadas en tiempo y esfuerzo no afectan solamente al trabajador, la empresa tendría mayor productividad si los empresarios dieran un trato digno y justo a quienes entregan su fuerza laboral.
Queda un largo camino en el ámbito sindical. Porque los derechos deben ser conquistados; siendo el obrero quien a fuerza de conciencia y lucha logre crear sindicatos democráticos que cumplan su función en defensa de la base trabajadora.
Deberán surgir las grandes luchas proletarias. Porque los trabajadores merecen respeto; porque los trabajadores tienen derechos; porque su fuerza laboral no debe ser menoscabada.
“¿Y qué es ese pueblo trabajador sino la más extraordinaria y hermosa unión, la más extraordinaria y entrañable hermandad? ¡Rostros de hombres y mujeres, de jóvenes y de adultos! ¡Rostros de pueblo, de pueblo humilde, de pueblo trabajador!”
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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