Entrevistar a Jesús Zambrano, presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y no entrevistar a nadie es prácticamente lo mismo. Gracias a él y a su tocayo Jesús Ortega, conocidos como los Chuchos, el PRD está a punto de dejar de ser un partido político, ya que el del sol azteca ha perdido el registro en casi la mitad de las entidades federativas del país.
En otras palabras, ya no es un partido nacional ni revolucionario, pues en el sexenio de Peña Nieto traicionó al pueblo al someterse a los intereses de los grupos del poder económico y se convirtió en un satélite del PRIAN.
Por esta razón, la palabra democrática se le esfuma también, como fantasma, como el espíritu de ese señor borroso de baja estatura –de baja estatura política y moral, quiero decir– que hace años perteneció a la Liga Comunista 23 de Septiembre y que ahora le bolea los zapatos a Claudio X González, Gustavo de Hoyos, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Santiago Creel, incluidas las botas de Vicente Fox, quienes hacen fila porque dicen que los deja muy lustraditos y puliditos, además de que lo hace gratis, y en estos tiempos sin pensión presidencial –diría Fox–, vaya que vale la pena.
Como en La historia interminable, la gran novela de Michael Ende, la nada, esa densa y furiosa niebla que crece y arrasa con todo, es lo único que inunda el mundo del partido político que otrora, con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, derribó los cimientos de décadas de dominio priista y panista en el país.
¿Gustavo de Hoyos y Claudio X González son tus jefes?, le pregunto a Jesús Zambrano sabiendo que eso lo hará rabiar, como sucedió cuando Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela lo entrevistaron para su libro La disputa por México.
Claro que no. ¿Por qué siempre me preguntan lo mismo? ¿No tienen otra cosa mejor que hacer?
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¿Qué preguntarle?, pensé, mientras veía en él la imagen de la derrota, de la abyección, del cinismo y la degradación; nunca mejor dicha esta palabra, pues degradar, según el diccionario, es sinónimo de humillar, rebajar, envilecer.
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Jesús, felicitaste a la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber declarado inconstitucional el decreto del presidente que calificaba a las obras prioritarias como de seguridad nacional, con el pretexto ficticio de que no se transparentarían los gastos.
¿Qué opinas ahora que López Obrador emitió un nuevo decreto?
Él desacata y pisotea la Constitución. No es posible que esté por encima de la resolución de la Tremenda, que diga, la Suprema Corte. Es un insensato, irresponsable, corrupto y antipatriota. Así será juzgado…
¿Qué piensas de la Cuarta Transformación de la Vida Pública Nacional?
Su proyecto es anacrónico, conservador. El nuestro es liberal, moderno.
¿Lo dices en serio? ¡Apoyan al poder económico!
También los empresarios ven por el bien del país y generan empleos.
A ver, Jesús, ¿cómo un joven guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre se convierte con los años en un aliado de la oligarquía y firma acuerdos con empresarios en una mansión de las Lomas?
Nosotros, a diferencia de los que ahora están en el poder, recogemos y conjuntamos el pensamiento de todos los grupos que velan por el bienestar del país. No estamos peleados con nadie. No odiamos a nadie.
¿Ni a AMLO?
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Corría el año 2011 y Andrés Manuel López Obrador fundaba una aplanadora llamada Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que actualmente encabeza 21 gubernaturas. Nada que ver con el PRD, al que arrasa la nada y para el cual no hay héroe de novela, no hay Atreyu que lo salve. El único que habría podido hacerlo es el actual presidente de México, quien entonces les dijo, parafraseando a Amado Nervo: “Nada les debo, nada me deben, estamos en paz”. A los Chuchos y su corriente Nueva Izquierda no les quedó más que la traición: negociaron con Enrique Peña Nieto el Pacto por México. ¿Se habrán dado cuenta del daño que le hicieron al país al convalidar las mal llamadas reformas estructurales? La reforma educativa, que denostó a los maestros mexicanos; la reforma energética, que privilegió a la iniciativa privada en detrimento del Estado y, en consecuencia, del pueblo; y otras más, igual de perjudiciales, como la laboral, la de competencia económica, la de telecomunicaciones…
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¿Por qué una alianza de todos los grupos opositores?
Andrés Manuel nos ataca un día sí y otro también; nos descalifica desde su Mañanera, así que lo mejor es juntarnos para que el golpe sea menos fuerte. La idea era ganarle la mayoría simple en el Congreso, pero no se pudo. Se nos rajó Movimiento Ciudadano.
¿Cómo conciliaron tres partidos antagónicos con intereses distintos?
Nosotros pasamos de la extrema izquierda (sic) a la centro-izquierda. El PAN pasó de la extrema derecha a la centro-derecha (sic) y el PRI también cambió ciertos aspectos.
[Habrá pasado del periodo triásico al jurásico, digo yo].
Ha habido un repunte en la economía. El peso está fortalecido, hay inversiones y obras, se ha adelantado el pago de la deuda.
El gobierno de la Cuarta Transformación cree que con programas asistenciales va a reducir las desigualdades y la pobreza. Lo que se debe hacer es aumentar los empleos, incrementar los salarios, mejorar las condiciones de salud y de educación.
Eso es justamente lo que se ha hecho…
¿De qué lado estás?
Del lado correcto quiero estar, y no creo que sea el de Claudio X González.
Ahí está latente el problema de la seguridad.
El gobierno dice que atiende las causas y que ya se ve una clara reducción de la violencia.
El gobierno es un fracaso. He exigido a López Obrador un cambio en la estrategia, pues no hace más que proteger a delincuentes…
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Conforme la entrevista avanzaba, la voz de Zambrano se escuchaba cada vez más aguda y suave… No lo podía creer, pero mi interlocutor se hacía cada vez más pequeño… Al final, se perdió en un rincón.
Como el hombre menguante, el increíble personaje de la novela de Richard Matheson, terminó desapareciendo en el microcosmos.
La nada se lo llevó junto con su partido político… La nada.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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