Israel Katz, ministro de Defensa israelí, reveló un plan para construir una “ciudad humanitaria” sobre las ruinas de Rafah, en Gaza. Aunque presentada como un proyecto de ayuda, en realidad funcionaría como un centro de detención masivo, donde los más de dos millones de palestinos serían confinados y controlados por el ejército. La iniciativa coincide con la visita de Benjamín Netanyahu a Washington para discutir un posible alto al fuego con Donald Trump.
En paralelo, el diario Financial Times expuso otro plan: la creación de una “Riviera de Oriente Medio” inspirada en una propuesta de Trump. La iniciativa busca incentivar económicamente a medio millón de palestinos para que abandonen la Franja, dejando espacio para megaproyectos de inversión. El Tony Blair Institute y la consultora BCG estarían implicados, aunque el instituto británico niega haber participado de forma directa, pese a evidencias de su involucramiento en la coordinación.

Entre los planes de infraestructura figuran autopistas que llevarían los nombres de los líderes de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, además de una zona industrial vinculada a Elon Musk. El gobierno israelí, por su parte, ya organiza reubicaciones forzadas en la zona de Al-Mawasi y busca países que acepten palestinos como parte de un “plan de emigración”.
La combinación de proyectos empresariales, desplazamiento forzado y control militar despierta alertas sobre posibles violaciones a derechos humanos en Gaza, todo bajo el discurso de reconstrucción y desarrollo regional.
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