Por lo menos la mitad de las iniciativas del Presidente López Obrador, enviadas a debate al Congreso, cualquiera de ellas sería suficiente para centrar su campaña de algún candidato a la Presidencia de Estados Unidos de Norteamérica. Una sola de ellas podría ser bandera que identifica a la convocatoria de proselitismo de demócratas o republicanos por el voto, en el vecino país del norte.
La insustancial política de Estados Unidos, de frágil democracia, con sólo dos partidos, seguramente tendrán, en cualquiera de los 20 puntos a debatir en el Poder Legislativo una inspiración para ganar votos. Pensiones, jubilación, jóvenes, etc. Son propuestas que en el vecino país no existen ni como sombra de lo que expone López Obrador.
Basta y sobra que sean propuestas del Presidente para que una clase media desprendida de sus raíces cuestione, y rechace estas iniciativas, pero no tendrían la misma reacción si se tratara de cualquiera de los únicos dos candidatos a la Presidencia de la República de Estados Unidos. Entre éstos seguramente resaltaría la opinión de panistas y priístas, sobre todo de la mayoría de sus candidatos y uno que otro legislador.
Porque no es el contenido de la propuesta sino quién la hace y la inercia del resentimiento y la polarización d derecha que irrumpe en el discurso conservador se impone a la razón y la lógica. Si se ven con detenimientos estas reformas tienen que ver con el bienestar de la población, están diseñadas para darle mayor poder al pueblo, como ocurre en cualquier democracia, aunque haya novatos de la política o nostálgicos del pasado que desde ahora consideran imposible echar mano de más dinero delas arcas.
Creen que, otorgando más dinero a los trabajadores, vía jubilaciones de calidad, colapsaría la economía, porque los miembros de la oposición consideran que están mal trataos en lo económico. Eso no lo haría López Obrador teniendo la certeza de que quien le sucederá en la Presidencia es persona de su mismo partido, pero sucede lo mismo que hace cinco años cuando anunciaban el dólar a 50 pesos y la paralización económica de México.
Sin duda habrá alguna de ellas que sea copiada por los carentes de ideas nuevas del país vecino en las próximas elecciones para que algunos conservadores se den vuelo alabando a quien quisiera que fuera su Presidente, aunque de él no tengan beneficios ni como residentes ni como gringos de nacimiento.
La irracionalidad de la derecha se muestra en expresiones que llegan al surrealismo en las reuniones de la ola rosa que ocurren cuando quieren llamar la atención, es decir cuando el discurso agresivo y las estrambóticas propuestas no llaman la atención, suelen llamarla a esos intentos desesperados mítines de la sociedad civil, cuando, en realidad son los empleados de las fundaciones de Claudio X. González, que no son pocas y donde la derecha y hasta el nazismo está presente, como es el caso del Movimiento Nacional Sinarquista presente en dicho evento.
Hay muchos problemas en México, de tal suerte que por muchas propuestas, iniciativas, reformas no son suficientes, pero tenemos sin oposición que nunca fue capaz, en cinco años de presentar propuestas porque dejaron tan tirantes los conflictos sociales que cualquier que fuera la propuesta emitida por la derecha afectaría sus intereses.
Las propuestas de la candidata de Morena para convencer a los votantes deberán ser otras muy distintas y no por tener como punto de referencia los 20 punto del actual presidente sino porque la multitud de problemas exigen muchas propuestas, algunas de ellas que se colocaron en el debate pero fueron rechazadas por sistema por una oposición que todavía no se acostumbra a gobernar desde sus espacios, espacios que la votación les otorgó como sucede en las democracias.
Se quejan de no ser mayoría como su hubiera otro culpable que no fueran ellos los responsables de ser minoría, una minoría que impide el cambio y prefiere el desgobierno antes que apoyar lo que benéfica a las mayorías.
Más de una de esas propuestas tendrán los próximos candidatos a la Presidencia de Estados Unidos ahí veremos una especie de esquizofrenia ideológica.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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