Qué error de Anabel Hernández al expresarse de López Obrador pues las “imbecilidades” las dice un imbécil y dicho adjetivo es el insulto atinado para dirigirse a un tonto, nomás que si algo ha dejado claro AMLO es que dista mucho de serlo; es más, ¡todo lo contrario!, conduce de manera muy inteligente varios aspectos de la vida política, marca agenda, dirige un país a partir de un movimiento llamado 4T creado por él y logró colocar a éste en pocos años como una fuerza político electoral que hoy parece invencible. Más allá todavía: su inigualabable manera de incidir en la política nacional, rebasa la esfera propia del morenismo para alcanzar hasta a los partidos de oposición y que dicho sea de paso, jamás descifraron la fromula para hacerle frente. Por esa razón parece que no se equivocan quienes sostienen que él mismo fue el verdadero causante de que Xóchitl Gálvez se convirtiera en la abanderada de la oposición tan sólo con una decena de declaraciones.
Pero el insulto es poco menos que importante y pasa desapercibido hasta cierto punto cuando el destinatario no puede ser señalado por ninguno de los supuestos actos que pudieran colocar en duda la honorabilidad del presidente como el cuento ese de que existe una red de complicidad entre López Obrador y el cártel de Sinaloa. Tremenda patraña pudiera tener cierta cabida si nos remontáramos a sexenios anteriores pero en la actualidad ¿qué evidencia alguna ofrece Anabel Hernández que pueda relacionar al tabasqueño con el narco, siendo que éste jamás tuvo relación con ningún personaje involucrado en ese mundo por sí o por algún tercero?.
Por eso el dicho de AMLO acerca de una posible colaboración de la periodista con la DEA y que motivó la expresión “imbecilidades” de alguna manera hace cierto sentido pues no se trata de una acusación simple a partir del enojo justificado que trae consigo la calumnia y la difamación y menos si revisamos la larga cadena de acciones injerencistas en las que han participado diversos organismos internacionales así como agencias estadounidenses cuando se trata de desequilibrar a un gobierno y que han sido documentadas por décadas. Así entonces, resulta bastante creíble que exista una campaña orquestada desde el exterior para tratar de mermar cualquier cosa que se relacione con Andrés Manuel como persona (incluida su familia) o con su ejercicio de gobierno y a estas alturas a nadie le resultaría extraño o producto de la ficción. Digamos entonces que al no existir oposición capaz de contrarrestar la política lópezobradorista y con tales niveles de aprobación, aunado a la inminente mayoría calificada que tendrá MORENA en el poder legislativo y la fortaleza con la que llegará Sheinbaum al poder, solo le resta a intereses extra fronteras tratar de debilitar las instituciones a base de campañas de desprestigio que hacen recordar los viejos años de la revolución rusa. Para eso ¿qué mejor vehículo que una periodista como Anabel que en algún momento contó con cierto prestigio en el periodismo de investigación en el mundo del narcotráfico? Ah como se ha dado la historia de agencias como la CIA y la DEA en sus respectivos ámbitos, parece ser que las imbecilidades están más de lado del remitente que del destinatario.
En fín, lo que sí se puede considerar como verdaderas imbecilidades es la demanda del magnate y evasor fiscal en contra de un grupo de comunicadores y periodistas, entre ellos compañeros de este medio. Son imbecilidades porque hay algo que el usurero no ve: el poder del dinero ha comprado la voluntad de jueces, pero no la dignidad de aquellos que crearon desde un espíritu independiente diversos medios para transmitir la verdad desde todas sus acepciones. Así que por más maromas que haga el famoso “tio Richie” dos cosas son inevitables: ni va a intimidar a nuestros compañeros y tarde que temprano, pagará sus impuestos.
PD. Cuando el hombre tapa la luna con un dedo, el imbécil mira el dedo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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