Los pueblos originarios.
Desde hace más de dos milenios todo el territorio de nuestro Nuevo León formó parte de una extensa área cultural que hoy conocemos como Aridoamérica. Aquí vivieron durante siglos, cientos de pueblos que basaron su vida en la caza y la recolección de los recursos naturales que podían obtener del desierto y las montañas. Para ellos, el agua también era un tesoro y siempre procuraron asentarse en torno a sus fuentes.
En este Nuevo León ancestral coexistieron pueblos que fueron cazadores y guerreros de los que aún guardamos memoria de su nombre como son: Alazapas, Pelones, Catunajes, Guachiles, Gualeguas y Gualagüises. Precisamente en este municipio de Apodaca aún se mantiene el nombre de Huinalá que corresponde precisamente a unos de estos milenarios pueblos. Hoy sabemos que, así como uno de nuestros equipos de futbol, existió un pueblo que precisamente fueron conocidos como “Rayados” por la forma que tenía para distinguirse de otras tribus pintado su cuerpo con rayas blancas y negras.
Muchos de estos pueblos fueron esclavizados al establecer las primeras minas de la región, otros, un poco más afortunados terminaron asimilados al resto de la población que aquí se asentó acompañando a los colonizadores, ya fueran tlaxcaltecas, mulatos o mestizos. Por eso ya no conocemos sus lenguas o las formas propias que tuvieron para ver al mundo.
Pero hoy, Apocada y todo Nuevo León es el hogar de integrantes de casi todos los pueblos indígenas de México que han encontrado en esta tierra las oportunidades para salir adelante ellos mismos, sus familias y todas las regiones de México con las cuales siguen manteniendo fuertes lazos culturales enriqueciendo nuestra vida comunitaria.
De la Estancia de Castaños a la Hacienda de San Francisco.
A finales del siglo XVI, consolidada la colonización del centro de México, y luego de la tortuosa expedición de Alvar Núñez Cabeza de Vaca que alcanzó por primera vez este territorio; se sumaron los esfuerzos de los colonizadores europeos por ocupar el noreste de la Sierra Madre a nombre de la Corona española.
Proveniente de la villa de Saltillo, el militar de origen portugués Alberto de Canto, reportó las primeras incursiones a lo que llamarían Valle de Extremadura en torno al río y los ojos de agua, donde fundaría una efímera villa en honor a Santa Lucia. Pero su búsqueda de riquezas minerales para explotar lo hizo avanzar hacia el oriente para llegar a las minas que consagró en honor a San Gregorio.
Cinco años después otro militar de origen portugués, Luis de Carvajal y de la Cueva, es quien llega con una capitulación expedida por Felipe II para ser el gobernador del llamado Nuevo Reino de León, volviendo a fundar una villa en este valle con el nombre de San Luis Rey de Francia en 1582. Y es precisamente uno de los integrantes de su expedición y su alcalde mayor, Gastar Castaño de Sosa, quien recibe la merced de un ojo de agua para establecer la Estancia de Castaños en 1585. Este asentamiento fue importante desde su origen porque justo estaba en el camino a las minas de Cerralvo.
Los pleitos entre colonizadores europeos y su afán de seguir extendiéndose, provocó que estos asentamientos fueran de nuevo abandonados hasta la tercera y definitiva fundación de la ciudad de Monterrey por Diego de Montemayor en 1896, quien reclamó las mercedes abandonadas por los primeros fundadores. Así es como estas nuevas autoridades reclamaron la Estancia de Castaños a tres leguas de la capital del Nuevo Reino de León.
Es en este contexto, que el regidor y alcalde ordinario de Monterrey, José de Treviño le cambia el nombre por Hacienda de San Francisco en 1610, al pagar por ella 4 mil pesos y recibir la tierra, el agua e incluso los indígenas que ahí vivían.
Este asentamiento es el origen de nuestro actual municipio que se extendió a partir de sus primeras seis comunidades: las haciendas de San Juan de Mezquital, la de San Miguel, Santa Rosa y los pueblos de Huinalá, Agua Fría y Encarnación o la Chona. Todo ello es el día de hoy la fuente profunda de este pueblo- ciudad conocido ya como Apodaca.
(Continuará…)
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