El proceso electoral que vivimos en México no sólo representa la oportunidad de elegir a nuestros representantes, sino también un momento crucial para la democracia del país. Sin embargo, la violencia y la inseguridad que enfrentan las candidaturas ponen en riesgo la integridad del proceso y la legitimidad de los resultados. En este contexto, la reciente exhortación del presidente Andrés Manuel López Obrador para fortalecer la protección de las y los candidatos, así como los protocolos establecidos por la autoridad electoral, adquieren una relevancia crucial.
Las cifras son alarmantes: desde el inicio del proceso electoral, se han registrado un preocupante número de agresiones contra candidatos, con casos que van desde amenazas hasta asesinatos. Hasta la fecha, de acuerdo con datos recopilados por el laboratorio electoral, se contabilizan un total de 51 asesinatos vinculados con el proceso electoral, un aumento significativo respecto a procesos anteriores. Esta tendencia al alza en la violencia política plantea un desafío urgente que debe ser abordado de manera integral y efectiva.
En cuanto a la distribución geográfica de estos actos violentos, se observa una concentración en ciertas regiones del país. Guerrero y Michoacán destacan como los estados más afectados por la violencia contra candidatos, seguidos de cerca por entidades como Guanajuato, Estado de México y Chiapas. Estas cifras reflejan la complejidad y la gravedad del problema, así como la necesidad de implementar medidas específicas para abordar las causas subyacentes de la violencia en cada región.
La complejidad de la situación se refleja en la diversidad de actores involucrados en los ataques, así como en la falta de una solución fácil. La violencia política no se relaciona únicamente con el crimen organizado, sino también con disputas locales de poder y conflictos entre grupos políticos.
Si bien las autoridades municipales, estatales y federales han expresado su compromiso con la protección de las candidatas y los candidatos; la efectividad de las medidas implementadas hasta ahora es cuestionable. La coordinación entre las diferentes instancias de gobierno y la autoridad electoral es fundamental para garantizar una respuesta integral y eficaz ante esta problemática.
En lo que respecta a la protección de los candidatos en el actual proceso electoral rumbo al 2024, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha recibido un total de 99 solicitudes de protección por parte de candidatos federales. Este número refleja la creciente preocupación por la seguridad de quienes participan en la contienda electoral, en un contexto marcado por la violencia y la inseguridad en diversas regiones del país.
Los protocolos establecidos por el Instituto Nacional Electoral (INE) para la seguridad de los candidatos son un paso en la dirección correcta, pero su implementación efectiva requiere de un compromiso real por parte de todas las partes involucradas. La transparencia y la rendición de cuentas son elementos clave para garantizar la confianza en estos protocolos y en las instituciones encargadas de su aplicación.
En este contexto, es fundamental que todas las instituciones y actores políticos asuman su responsabilidad en la protección de los candidatos y el fortalecimiento de la democracia. La colaboración y la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, así como la participación activa de la sociedad civil, son esenciales para enfrentar este desafío de manera efectiva.
Es necesario superar las diferencias políticas y trabajar en equipo para encontrar soluciones que garanticen la seguridad en las candidaturas y la legitimidad del proceso electoral. La protección de la democracia es responsabilidad de todos y requiere de un compromiso firme y sostenido en el tiempo.
Mirando hacia adelante, es importante reflexionar sobre el camino que debemos seguir para fortalecer la seguridad y garantizar la integridad del proceso electoral. La implementación de medidas de seguridad efectivas debe ir acompañada de acciones para abordar las causas subyacentes de la violencia política y fortalecer las instituciones democráticas.
Es necesario un enfoque integral que combine medidas de seguridad con políticas de prevención y fortalecimiento institucional. Además, debemos promover una cultura de respeto y tolerancia política que fomente el diálogo y la convivencia pacífica entre los diferentes actores políticos y sociales.
La protección de los candidatos en el proceso electoral 2024 es un desafío urgente y prioritario que requiere de la acción concertada de todas las partes involucradas. La democracia mexicana está en juego, y es responsabilidad de todos garantizar su protección y fortalecimiento.
La exhortación del presidente López Obrador y los protocolos establecidos por el INE son pasos importantes en la dirección correcta, pero aún queda mucho por hacer. Es hora de dejar de lado las diferencias políticas y trabajar juntas y juntos en la construcción de una democracia sólida y protegida, donde la seguridad de las candidatas y los candidatos así como la voluntad popular sean respetadas y protegidas en todo momento.
- Mariuma Munira Vadillo Bravo es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Comercial del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Contáctala en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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