Díaz Ordaz, Echeverría, JLP, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, FeCal, EPN… Todos ellos, me consta, en su momento consiguieron que mucho antes de que concluyera su respectivo período de gobierno, en muchos casos años atrás, el país estuviera plenamente de acuerdo al menos en algo: lo mejor para todos era que el presidente en turno se largara. Hoy, en cambio, la gran mayoría llevamos meses experimentando agradecimiento y una fuerte nostalgia anticipada. El próximo martes Andrés Manuel dejará Palacio Nacional.
No sería preciso si digo que hace seis años… Hay que decir que hace poco menos de seis años —sí, porque no debemos olvidar que el que hoy está en sus días finales será un sexenio mocho… Un sexenio mocho en el que se hizo mucho… Pero no, ¡cómo mocho!, eso se escucha espantoso, mejor mochado, un sexenio mochado, ligeramente cercenado: un sexenio de cinco años y diez meses—… Bueno, decía…, hace casi seis años, el 1° de diciembre de 2018, durante su memorable discurso de toma de protesta como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador advirtió algo que algunos, sobre todo entre quienes seguían y siguen repitiendo como cacatúas que todos los políticos son iguales, creyeron que no iba a pasar de pura retórica:
… hoy no sólo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político”. Y especificó: “A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical.
Hoy, en 2024, ¿quién en su sano juicio podría negar que, efectivamente, aquel sábado 1° de diciembre de 2018 dio inicio formal un cambio de gran calado de la vida pública de México? Ni siquiera los más furibundos detractores de AMLO y la 4T pueden negar el cambio, imposible porque es de eso precisamente de lo que tanto se quejan. Es decir, la profunda y radical transformación podrá no haberles gustado a algunos, muy pocos, por cierto, pero nadie puede negar que hoy México es otro. Y, repito, la mayoría estamos contentos con el cambio. En la última encuesta realizada por Enkoll, y publicada hace unos días por El país y la W Radio, dos medios de los cuales no podríamos decir que sean simpatizantes de AMLO, preguntaron “¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo está con la Cuarta Transformación, considerando las acciones de gobierno del presidente López Obrador en los últimos seis años?” Respuesta: 77%, es decir, prácticamente 8 de cada 10, contestaron estar de acuerdo o muy de acuerdo.
La mayoría de la ciudadanía quería en 2018 que se diera un golpe de timón y tomáramos la ruta de la regeneración nacional. La mayoría de la ciudadanía sabe en la actualidad que Andrés Manuel cumplió y que, ciertamente, encaminó a México por donde dijo que iba a hacerlo. La mayoría de la ciudadanía decidió continuar por esa senda y profundizar la transformación, ponerle un segundo piso, y así lo expresó el 2 de junio pasado. Si AMLO arrasó con 30 millones de votos, la elección de Claudia confirmó con 36 millones de sufragios que la ciudadanía de este país apoya, apoyamos y formamos parte de la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México. Y esa es la calificación más importante del sexenio.
En aquel discurso, con un Peña Nieto anulado a un lado, AMLO reiteró lo que llevaba mucho tiempo señalando incansable desde la oposición: el cambio verdadero era necesario no sólo por “el fracaso del modelo económico neoliberal aplicado en los últimos 36 años, sino también por el predominio en este período de la más inmunda corrupción pública y privada”. Y remató:
… como lo hemos repetido durante muchos años, nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo.
¿Y recuerdan el descaro con el cual uno de los dos candidatos del PRIAN en 2018 decía que a AMLO, si ganaba, no le iba a alcanzar el dinero para hacer todo lo que prometía hacer porque no se podría sacar todo lo necesario del combate a la corrupción? “El combate a la corrupción y la austeridad nos permitirá liberar suficientes fondos, más de lo que imaginamos, mucho más, para impulsar el desarrollo de México”, sostuvo en diciembre de 2018 el primer mandatario a quien realmente me parece adecuado llamar así, el primer mandatario. Y se salió con la suya. Por la misma encuesta de Enkoll sabemos que, comparando el día de hoy con el inicio del gobierno de López Obrador, el 71% de la ciudadanía opina que la situación del país en cuanto a infraestructura ha mejorado. 71% Y aquí, en infraestructura, tenemos que pensar en Dos Bocas, en el AIFA, en el Tren Transoceánico, en el aeropuerto de Tulum, en la Refinería de Deer Park, en el rescate a la CFE, en las presas, las carreteras y los caminos artesanales, en el Parque Ecológico de Texcoco, en la ampliación de Chapultepec, en el Tren Maya… Por la misma encuesta sabemos que, comparando el día de hoy con el inicio del sexenio, 83% de la ciudadanía opina que la situación del país en cuanto a apoyos sociales ha mejorado. Y con todo y la peor crisis económica global sufrida en un siglo a causa de la pandemia.
Pero regreso al 1° de diciembre de 2018… Unas horas después, en el Zócalo de la Ciudad de México, de frente a la gente, el primer presidente de la 4T enlistó los compromisos que estaba asumiendo. En un momento dado, dejó de leer y dijo: “Ténganme paciencia y confianza porque nos están entregando un país en quiebra”.
No sé si Peña Nieto escucharía aquel discurso. Lo dudo. Quizá para entonces ya iba rumbo a Madrid. De lo que estoy seguro es de que, si lo oyó, al mexiquense no le dio ni tantita pena, mucho menos vergüenza. Le debió de haber entrado por una y salido sin dejar ninguna mella por la otra. Pero el diagnóstico no puede minimizarse: Andrés Manuel recibió un país quebrado. Y lo sacó a flote. Sacamos todos a flote al país. La encuesta de enkoll reporta que hoy por hoy únicamente el 3% de la población considera que el principal problema del país es la pobreza, sólo el 3% dijo que el principal problema son los bajos salarios… Es más, solamente 8 de cada 100 dijeron que el principal problema de México es el crecimiento económico.
Andrés Manuel López Obrador cumplió. Hizo un gran trabajo. El pueblo lo sabe, el pueblo al que pertenecemos todos, los pobres, la clase media y los más acaudalados. La encuesta publicada por El país reporta que la calificación promedio con la que AMLO se va es nada menos que 8.2 sobre 10. Claro, las personas que simpatizamos con el movimiento lo calificamos mejor, con 9.1…, pero los ciudadanos que declararon tener afinidad con el PAN lo calificaron con 8.2. Así que cuál país polarizado.
A diferencia del México que recibió en 2018, un México quebrado, estresado e incierto, hoy vivimos en una nación de la que podemos sentirnos orgullosos y en la cual la esperanza es perfectamente razonable.
Vamos a extrañarte, Andrés Manuel. Gracias por todo.
- @gcastroibarra
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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