Ganar perdiendo

Haciendo escarnio de la Justicia que supuestamente representa, moderno niño héroe envuelto en la premisa de que con el Plan B de la Reforma Electoral se “pudieran vulnerar de manera irreparable derechos humanos” y por tratarse de “la posible violación a los derechos político-electorales de la ciudadanía”, un… un… (lo siento, es la pluma la que se rehúsa a continuar) un… ¿magistrado? cuyo nombre no vale la pena transcribir aquí suspendió la aplicación de la Reforma Electoral propuesta por el presidente López Obrador y sancionada como correcta por las cámaras de Diputados y de Senadores.

En otras palabras, el personaje se arrogó el derecho a legislar él solo con tal de defender a la ciudadanía en sus “derechos político-electorales”, confundiendo ciudadanía con funcionarios del INE que no se toca. Pues santo y muy bueno de su parte. (Y llegan los versos de Adagio en mi país, la canción escrita por Alfredo Zitarrosa: Dice mi padre que un solo traidor / puede con mil valientes. Asociaciones (mentales) delictuosas).

Los medios lo interpretaron así: “Duro revés para AMLO: La Corte otorga una suspensión indefinida contra el “Plan B” de AMLO” (https://www.lapoliticaonline.com/); “Suspenden en juzgados Plan B electoral de AMLO en favor de trabajadores del INE” (https://www.altonivel.com.mx/). Y así por el estilo. La catástrofe. Derrota para la 4T, triunfo para la reacción.

Error de apreciación. Es cierto que la arbitrariedad del togado causó enojo por lo desmesurado de su resolución y por obstaculizar el avance de la transformación con otra arbitrariedad. Pero, viéndolo bien, la ilustre resolución del imparcial juez deviene a favor de la 4T, que gana incluso cuando pierde. ¿Mero recurso retórico para disimular el enojo? A ver.

Es fácil intuir que el presidente López Obrador nunca presupuestó contar con el concurso del Poder Judicial para llevar a cabo la transformación del país. ¿Cómo, si ese poder es un pulido ejemplo de las peores prácticas públicas? Corrupto y oscuro, fuera del foco de los pocos periodistas que quisieran investigarlo; privilegiado con sueldos y prebendas que garantizan su sumisión a los ex dueños de México; opaco en sus gastos, con el acostumbrado guardadito mantenido en fideicomisos (como el INE) hasta hacerlo nebuloso (como el INE); ejemplo de nepotismo, compadrazgo, amiguismo. ¿Ese poder iba a mantenerse imparcial en este proceso de transformación? Pues claro está que no.

Conociéndolos él y siendo predecibles ellos, los corruptos, el presidente López Obrador siempre tiene un “plan B” disponible. Ejemplo al calce: si el INE le obliga a cortar de una mañanera el llamado a no votar por los conservadores, entonces AMLO llama a no votar por los corruptos. Que viene siendo lo mismo pero ya sin eufemismos elegantes.

Los ahora corruptos, antes conservadores, ganan el pleito táctico y pierden la batalla estratégica. Es suyo el triunfo en el pleito de callejón, tanto como suya es la derrota en el largo plazo. Como se dice acá: “Por esperar los de a caballo se les pasan los de a pie”.

AMLO se propuso limpiar la corrupción de arriba hacia abajo, disminuir los márgenes de desigualdad social, evitar la deserción escolar. Todo muy loable. Pero por encima de todo, se propuso la revolución de las conciencias. “Morena como movimiento o como partido político tiene, y eso es lo fundamental, el objetivo superior de transformar a México” escribió AMLO en libro No decir adiós a la esperanza (Grijalbo, 2012, p. 115).

Él mismo ha dicho que las reformas, las obras y los avances son importantes, pero que por encima de ello está el cambio de mentalidad de la gente. Dice en el mismo libro: “Este movimiento de resistencia es, sobre todas las cosas, una auténtica revolución de las conciencias” (p. 139). Rescato y subrayo los dos énfasis de las citas.

Acostumbrado a la lucha a largo plazo, AMLO sabe que la reforma electoral llegará tarde o temprano. No se lucha por sexenios sino por décadas. Y no corre prisa una vez que la 4T ha detenido la caída libre del país en el vacío.

La 4T gana en su estrategia de influir en la revolución de las conciencias, en volver un hábito la discusión pública de los asuntos públicos. Pierden los opositores cuando toman una decisión tan grosera, tan grotesca, como suspender la aplicación de una ley. El Poder Judicial no ha hecho sino clavar un clavo más en el ataúd del cadáver opositor. En una de esas hasta un aplauso se merecen. Palabra que sí.

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