Si bien pareciera que el morenismo capitalino, al menos su dirigencia, coincide en que la estrategia electoral fallida de 2021 llevó a la cuarta transformación a perder un significativo número de votantes en la CDMX, lo cierto es que lo que se niegan a reconocer son las verdaderas causas del tropiezo, entre otras el impacto negativo que siempre trae consigo la maniobra de mantener la parcela y circunscribir las designaciones a las alcaldías a partir de considerarlas como la jefatura política de la que dependen la definición a las diputaciones locales y federales.
Estando así las cosas en la capital, existen razones para pensar que la realidad política del partido guinda no está siendo analizada de manera objetiva sino a partir de las aspiraciones de cada quien. Por esa razón, contrario a los análisis políticos que sostienen que la oposición no representa mucho peligro, existen otras voces identificadas con la 4T que no militan en MORENA cuya opinión hace énfasis en que el peligro es latente si se toman en consideración tanto los resultados del ejercicio de gobierno en varias alcaldías actualmente gobernadas por ese partido, así como la clara intervención del gobierno capitalino en el proceso de sucesión.
A estos elementos que no debieran minimizarse, se suma otro que pone en verdaderos apuros al partido: la innegable falta de acuerdos mínimos entre los personajes que visiblemente tienen mayores condiciones para coordinar los comités de defensa de la cuarta transformación en la capital del país, pues mientras algunos hacen malabares para presentarse como los preferidos del presidente de la república, otros sencillamente optan por erigirse como los herederos de la izquierda en la que no hay cabida para aquellos a los que no consideran “puros” y que sólo les basta el cabildeo entre diputadas y diputados locales y con uno que otro funcionario necesitado de permanecer en el cargo. Ambas posturas polarizan a quienes van definiendo sus preferencias, pero también alejan la posibilidad de que el movimiento proclame unidad centrándose en el principal objetivo que es el de consolidar al proyecto desde el bastión histórico que ha significado la Ciudad de México.
Si hoy se revisa a profundidad la narrativa de quienes dirigen al partido, incluso hasta la del propio jefe de gobierno, por ningún lado se observan señales claras que hagan ver a la cuarta transformación capitalina como una fuerza plural a la que sólo le resta ponerle nombre y apellido para dirigir sus destinos en la CDMX. Lo que se observa es una contienda que parece no entender que la definición debe emanar desde la propia ciudadanía que a gritos pide un representante capaz de interactuar con todos los sectores.
MORENA tiene frente a sí un gran reto, parece que la orientación ideológica que abre paso a la consolidación de las conquistas alcanzadas y los esfuerzos que han hecho de este territorio una ciudad de derechos, se pueden ir por la borda si no se escucha la voz de las mayorías. Es decir, estamos frente a una coyuntura que exige cerrar filas en torno a lo que ha sido uno de los principales factores de fortalecimiento de la izquierda y que es la participación social cuya trascendencia ha marcado un hito en la construcción del México democrático. Sin embargo, todo apunta a que será el pragmatismo el que se imponga, aunque eso signifique abandonar la esencia de lo que es la izquierda en nuestra capital.
Es realmente peligroso que por la falta de congruencia política se ponga en riesgo el futuro de la Ciudad de México, pero el peligro no es a partir de que se perdieran Alcaldías o incluso la jefatura de gobierno, el peligro radica en perder el rumbo pues eso sí representaría un grave retroceso para la agenda progresista impulsada desde el centro del país. Ojalá que la dirigencia de MORENA comprenda que esconder el polvo debajo de la alfombra no es la solución sino que se requiere limpiar el proceso y dejar la definición en manos de la ciudadanía para que, cualquiera que sea el resultado, se cierre el paso de manera tajante a las posturas retrógradas que son enemigas de nuestras grandes conquistas.
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