Si ha habido un Presidente de la República ignorante es Vicente Fox, quien colocó en la Secretaría de Educación Pública a uno de los titulares de esa dependencia más ignorantes, que fue Reyes Tamez Guerra.
Personalmente platiqué con Tamez Guerra, a quien le ofrecí un contrato de venta de publicidad, y me preguntó: “¿La hoja de hasta adelante cuánto cuesta?”. Es decir, ni siquiera conocía las palabras “portada”, no tenía idea de lo que era una revista y menos aún un libro.
Fue en esa administración donde ambos personajes que como hierbas silvestres que surgen solas de la tierra, decidieron cancelar la palabra Civismo, la materia civismo y la concepción de algo que desconocían completa mente. Los medios callaron, a pesar que era la demostración de la gran ignorancia de ambos. Civismo es sinónimo de civilizado, y eso contradice desde la imagen hasta el discurso y acciones de ambos personajes que nunca debieron figurar en la escena política del país.
Alejados del civismo como lo demuestran en cada una de sus conductas tanto el ex presidente como el ex secretario, mantuvieron la impunidad de sus correligionarios como evidencia de que los medios estaban comprados en ese entonces.
Tolerancia, respeto, ética, son algunos de los conceptos que engloban el civismo y que es muestra palpable de que estos personajes del panismo más rudimentario mostraron como parte de su política educativa. Los medios callaron.
El civismo es una de las bases de la prosperidad, del desarrollo de un país, la concepción del civismo en las escuelas tenía derivaciones que limitaban los excesos de los maestros y de los alumnos. Es la base retórica del debate parlamentario que ahora vemos totalmente destruido a causa de las peroratas de las panistas en las cámaras.
Es decir, la desaparición del civismo, no sólo era producto de la mente rudimentaria de Fox y Tamez sino de una forma de hacer política. A dos años de llegar al poder el panismo advirtió que el civismo le estorbaba para manipular la justicia y podría poner en peligro los puentes hacia la impunidad de sus miembros, por eso lo desapreció de los planes y programas de estudio básicos. No les convenía.
La derecha denuncia un fantasioso aumento en la violencia, en la inseguridad, pero nunca fueron al origen de esa agresividad. Como las matemáticas no se les dan muy bien, si hacen cuentas con ayuda de una computadora elemental, se darán cuenta de que, si un niño mexicano tenía entre 6 y 12 años en 2002, ya no estudió civismo, encontramos que a la edad de entre 27 y33 años se vuelcan a favor de la violencia, la desaparición, el asesinato, o simplemente la delincuencia. Esta es la edad que los sicarios, menudistas, guardaespaldas, de los narcos actúan en la actualidad. Ahora se desgarran las vestiduras por una violencia que ellos impulsaron.
En esa época, hace 21 años, estaban los mismos comunicadores en los medios que ahora se desgarran las vestiduras porque aparece la palabra guerrillero en las páginas de los textos, o como se recuerdan los fraudes electorales, o el reconocimiento de las derrotas de los españoles durante la Conquista.
El maniqueísmo que practican los conservadores desde hace 20 siglos pudo haberse erradicado de la concepción simplista de ver la realidad si el civismo hubiera prevalecido, porque es la semilla del pensamiento crítico que es, en el fondo, lo que les estorba a la derecha y sus vocingleros que han demostrado que ni siquiera quienes se autodenominan analistas políticos tienen el hábito de la lectura.
Un comunicado del Consejo Coordinador Empresarial señala que, se considera y al parecer, los libros de texto actuales impulsan el odio hacia los empresarios. La lógica más elemental considera que el civismo es uno de los principales diques de contención para detener el odio; sin embargo, eso no lo vieron los empresarios hace 21 años, se extasiaron en los beneficios que le otorgaba fiscalmente el presidente de las botas.
La indignación, la adulación, las críticas, de los supuestos analistas exhiben los contenidos que alguien les dicta a cambio de dinero. Aquí una de muchas de esas evidencias.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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