Andrés Manuel López Obrador termina su sexenio, el primero de lo que él ha llamado la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México, nombre que muchos hemos adoptado para el periodo de la historia de México que se inició a la mitad del siglo XX y como producto de múltiples movimientos opuestos al régimen del PRI, que después se alió al PAN para formar una mescolanza fétida y carente de ideología. Hay que recordar que el Movimiento de Regeneración Nacional viene de ahí, de todas esas expresiones y movilizaciones populares reprimidas con brutalidad por aquella clase política que poco a poco se sometió por completo a los caprichos del capital y sus dueños; el PRIAN, que afortunadamente agoniza.
Un sexenio termina para que empiece otro; no hay final porque habrá continuación.
El asesinato régimen de la Revolución Mexicana inició brutalmente con la represión al Sindicato Ferrocarrilero al final de los 50’s, prosiguió con la violencia al interior del Movimiento Magisterial y con el Movimiento Estudiantil de los 60’s con los crímenes del 68 en el Zócalo, en la Ciudadela y en Tlaltelolco, la invasión del Ejército a la Ciudad Universitaria, a las escuelas del Instituto Politécnico Nacional en el Casco de Santo Tomás y a la Escuela Nacional de Agricultura Chapingo. Así el régimen priísta asesinó lo poco que le quedaba de revolucionario sometiéndose al interés del imperialismo.
Sin embargo, aunque los movimientos sociales y populares habían sido golpeados sistemáticamente, la conciencia de la clase trabajadora crecía constantemente, así la Unidad Obrera Independiente con el SNTAS a la cabeza, los sindicatos en el Congreso del Trabajo como el SME, el STUNAM, el SUTIN, el STRM y otros tantos formaban una fuerza proletaria que se oponía al Estado Mexicano que estaba sometido por el capital.
Para el final del siglo XX y principios del XXI, la Revolución Mexicana estaba muerta y sus más férreos enemigos dirigían al país como si fuera su propia empresa, el poder estaba en manos de gerentes cuyos jefes lo manejaban como si fueran “dueños de vidas y haciendas”, eran discípulos disciplinados y obedientes del porfiriato y se sentían orgullosos de ello. Sin embargo, el Pueblo tiene memoria y, aunque tardó algunos años, reaccionó y terminó por rechazarlos, primero en 2018 y después en 2024.
La continuidad era algo que se precisaba en México, siempre evitando la perspectiva caudillista y la visión del Maximato, pero buscando la continuidad en las políticas públicas y en el impulso transformador que, si bien no nos lleva al socialismo como etapa superior del desarrollo de las sociedades humanas, si representa avances importantes en el quehacer político que poco a poco va siendo inclusivo y se apoya en la fuerza y dirección de las mayorías, aunque a veces esto sea cuestionable y persistan los vicios antipopulares en algunas áreas del gobierno; así, los mismos que pregonan democracia y libertad, se vuelvan contra ella para defender sus intereses particulares sin escrúpulos ni vergüenza, como hacen ahora los emisarios del pasado como el nefasto entreguista Ernesto Zedillo, o el ridículo Ricardo Anaya Cortés, alias “el chillón de San Lázaro”, o el impresentable borrachín Felipe Calderón, alias “el comandante Borolas”.
La Mayoría Calificada en el H. Congreso de la Unión los aplasta y desespera, pero está claro que no será una constante y que los chapulines van a saltar hacia donde brille más el oropel.
El trabajo que tiene frente a sí la Presidenta Electa Claudia Sheinbaum Pardo es un reto descomunal; seguir trabajando en la pacificación del país que sufre serios brotes de criminalidad en la frontera sur chiapaneca y en Tabasco, en Guerrero, en Sinaloa y en Coahuila.
Al H. Congreso de la Unión le toca
Faltan muchos cambios en las leyes y algunos se adelantan durante las semanas previas al cambio de poderes el 1 de octubre, pero hay uno que se aplazó como intento estratégico previo a las elecciones del 2 de junio pasado. Se trata de la aprobación de la semana de 40 horas como primera reivindicación de la línea favorable a quienes generamos la riqueza en México con nuestro trabajo.
Es preciso y urgente que este Congreso con mayoría calificada de partidos con una filiación más a la izquierda que cualquiera en el pasado, continúe siendo valiente y apruebe todas las leyes y reformas que conduzcan a que la justicia social sea una realidad. La Reforma al Poder Judicial debe ser solo el principio del fortalecimiento de la superestructura que devenga en la solidificación de esa justicia que necesitamos en México; las leyes que emanen de esa Reforma, deben contener elementos que aseguren al Pueblo que se alcanzará la meta fijada el 2 de junio.
Por otro lado, será preciso que esa soberanía presente un frente sólido para dotar de recursos y capacidad de actuación a las autoridades laborales frente a los patrones que a diario violan la ley laboral sin ninguna sanción ni pena en su contra. Las actitudes y acciones ilegales que cometan los patrones deben convertirse en algo tan intolerable e inaceptable como los delitos electorales y la corrupción, porque son de la misma naturaleza o de otro modo las acciones de la fuerza laboral serán incontenibles pues su capacidad de organización empieza a verse en las calles y crecerá al punto de ser incontenible.
Menester de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y el del Estado de México.
En la Ciudad de México la impunidad de patrones que a través de testaferros de outsourcing violan cotidianamente la legislación laboral, son una cuenta pendiente de la Jefatura de Gobierno y del Gobierno del Estado de México. Sabemos de casos que TODAVÍA YACEN EN MANOS DE JUNTAS LOCALES DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE de ambas entidades federativas y que esto ha ocurrido porque sus actuarios OMITEN NOTIFICAR A LOS PATRONES DEMANDADOS y así estos evaden la justicia en las demandas individuales que presentan los trabajadore y trabajadoras, convirtiendo a las juntas en cómplices criminales de estos patrones violadores de las leyes. Si violan la ley con semejante impunidad, ¿Qué no harán con otras tantas leyes incluyendo las fiscales?
Es buen tiempo de que ambos gobiernos actúen con absoluta responsabilidad y en favor de los trabajadores que, a través de sus propios votos y los de sus familiares, han confiado en esto dizque servidores públicos de las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje.
Es algo que agregar a la agenda urgente de Clara Brugada y de Delfina Gómez.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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