Mientras la tensión en Medio Oriente va en aumento tras el ataque de Israel a territorio iraní, Estados Unidos comenzó a mover sus piezas. El gobierno estadounidense ha iniciado el desplazamiento de recursos militares en la región, en lo que parece ser una estrategia de contención ante un posible contraataque de Irán.
De acuerdo con información citada por la agencia AP, dos destructores navales, el USS Thomas Hudner y otra embarcación ya presente en el área, han recibido órdenes de movilizarse hacia el Mediterráneo oriental. Aunque no se ha confirmado ninguna intervención directa, se trata de una maniobra preventiva para que las fuerzas estadounidenses estén listas en caso de que la Casa Blanca decida actuar.
En paralelo, el presidente Donald Trump convocó una reunión urgente con su Consejo de Seguridad Nacional para analizar la situación, mientras que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compareció ante el Senado para explicar las acciones militares en curso. Una de las medidas más significativas fue el redireccionamiento de sistemas antidrones, que originalmente iban a ser enviados a Ucrania, pero que ahora se están destinando a las bases estadounidenses en Medio Oriente.
Según el propio Hegseth, “la prioridad es proteger a las tropas y al personal estadounidense en la región“, ante lo que consideran una “amenaza potencial real”.
El ataque israelí, que tuvo lugar entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, fue masivo: más de 200 aviones de combate y 300 proyectiles fueron lanzados contra alrededor de 100 objetivos dentro de Irán, de acuerdo con fuentes de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Con la región en vilo, Estados Unidos mueve sus fichas. No ha declarado guerra, pero se alista como si algo estuviera por estallar. La gran pregunta ahora es: ¿cuánto más escalará este conflicto?

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