Estados Unidos volvió a ser escenario de un episodio alarmante de violencia política este fin de semana. La presidenta de la Cámara de Representantes de Minnesota, Melissa Hortman, fue asesinada a balazos junto a su esposo en lo que las autoridades describen como un ataque con claros tintes políticos.
Los hechos ocurrieron este sábado 14 de junio en Brooklyn Park, cerca de Minneapolis, cuando Hortman, de 55 años, y su pareja, Mark, fueron hallados sin vida dentro de su vivienda. La noticia ha provocado conmoción no solo en el estado, sino en todo el país, donde el debate sobre la polarización política y sus consecuencias toma cada vez más fuerza.
Sumado a esto, en otro punto del estado, el senador demócrata John Hoffman fue atacado a tiros en su casa en Champlin. Tanto él como su esposa, Yvette, resultaron heridos de gravedad y fueron trasladados a un hospital, donde se les practicaron cirugías. Su estado actual es delicado.
El principal sospechoso de ambos ataques ha sido identificado como Vance Luther Boelter, un hombre de 57 años, quien presuntamente se hizo pasar por agente de policía para ingresar a los domicilios de las víctimas. Las autoridades han iniciado una búsqueda intensiva para dar con su paradero.
Minnesota, conocido por su tradición de cordialidad, enfrenta una sacudida que va más allá del dolor: expone una escalada peligrosa de agresiones ligadas al contexto político. Desde las últimas elecciones especiales, donde los escaños legislativos cambiaron de manos en varias ocasiones entre demócratas y republicanos, las tensiones han ido en aumento.
El gobernador del estado, Tim Walz, lamentó el crimen y lo calificó como una “atroz tragedia con motivación política”. La sociedad estadounidense, cada vez más polarizada, vuelve a enfrentarse al espejo de una realidad preocupante: la violencia política ya no es una amenaza futura, es un fenómeno presente.

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