Una ultraderechista española visitó México para golpear a López Obrador y lavarle la cara al evasor de impuestos Ricardo Salinas Pliego, quien pretende que gane Xóchitl Gálvez la presidencia para que se los condonen (o al menos le posponga el pago como lo hizo Fox, Calderón y Peña). Hasta aquí todo normal, sin embargo, es interesante hacer notar que no todas las derechas e izquierdas del mundo, o mejor dicho, las iberoamericanas, defienden lo mismo. El discurso de izquierda más tradicional e histórico viene desde la revolución francesa y está asociado a:
- La defensa del trabajador y sus derechos
- Un sistema de gobierno que fomente la repartición de la plusvalía (excedente de riqueza que produce el trabajador) del trabajo de forma equitativa.
- La defensa de la unión nacional
Y los tres puntos son justamente las ideas que Marx defendió toda su vida, las cuales han sido distorsionadas y asociadas -exitosamente por la derecha mexicana- con el discurso de pobreza, anticapitalismo, Cuba, castrochavismo, fracaso de la URSS y todo lo que no sea progreso y bienestar.
Al respecto y con gran visión y conocimiento de la historia, el presidente López Obrador, entiende que, para defender los tres aspectos mencionados, es necesario alejarse discursivamente de Marx y del socialismo (aunque en el fondo defienda las mismas ideas, afortunadamente) y construir una apología de la historia mexicana para crear su propia epistemología política.
¿Y qué pasa en España?, es decir, ¿la izquierda española es marxista? Pues no del todo. En España, la izquierda, representada por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y otros partidos satélite -hasta hace poco también se podría incluir a PODEMOS- están a favor de los dos primeros puntos: defensa del trabajador y repartición de la riqueza, pero no defiende la unión nacional, sino que están a favor de cierto separatismo promovido por gallegos, vascos y, principalmente, catalanes.
En España, gritar “viva España” y portar una bandera española es sinónimo de ser facha, de derechas, conservador; y esta es la gran diferencia con México y la izquierda marxista obradorista: sí se defiende la unión y soberanía nacional, y gritar “viva México” es símbolo de orgullo nacional.
El éxito de la izquierda mexicana, además de seguir los principios obradoristas, consistirá en rechazar el globalismo balcanizador-divisionista que favorece al imperio anglosajón para seguir controlando recursos e imponer gobiernos títeres.
Es cierto que la lucha y competencia a nivel global será entre civilizaciones o grandes regiones, y que es inevitable pertenecer a un área de influencia. En este caso, México no tiene elección y de facto se encuentra en la cárcel geopolítica de Estados Unidos y el dólar, pero ello no significa que, como país, tengamos que renunciar a nuestra unión y soberanía, al contrario, eso es lo único que nos hará fuertes de cara al resto del mundo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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