“… Nunca hemos llorado cuando un presidente se va. Esta será nuestra primera vez…”
Fabrizio Mejía Madrid.
Adiós, Andrés.
Video columna.
SinEmbargo. 17 de septiembre de 2024.
Desde hace varias semanas, y más conforme se acerca el 30 de septiembre, asistimos y/o somos testigos de la congoja que embarga a millones de mexicanos ante la inminente conclusión del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Eventos tan representativos como la ceremonia del Grito, el desfile militar, inauguraciones aquí y allá de obras, muchas de ellas insignes como la del Camino de Benito o la del Centro Cultural Leyes de Reforma, o la de la Cuarta Sección del Bosque de Chapultepec, por citar solamente las más cercanas a la elaboración de este artículo, han servido de marco para que el pueblo a quien López Obrador le dedicó toda su trayectoria política y de lucha social le demuestre el amor, el cariño, la identificación y el agradecimiento por sus compromisos cumplidos.
Hasta antes de diciembre de 2018, no habíamos tenido la oportunidad de ser testigos de las muestras reales de la frase amor con amor se paga dirigidas a un líder político por parte de un pueblo sinceramente vinculado con la transformación de su vida misma. Conforme avanzaron los años y se fueron haciendo realidad los cambios que la esperanza aguardaba la relación se fue haciendo cada vez más estrecha. En realidad, el vínculo de AMLO con el pueblo ya venía de lejos. Ha sido uno de los importantes resultados de su vocación de cercanía con la gente.
Surgió en su estado natal, pero creció en la medida en que sus actividades políticas se fueron diversificando y llegaron a la capital del país y después a todo México. Las movilizaciones en favor de la salvaguarda de nuestros recursos energéticos, de la democratización y de la participación política del pueblo. La fundación del PRD, el triunfo en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, el desafuero, los fraudes en las elecciones presidenciales. En fin, todo ello y más lo pusieron en la mira de millones de mexicanos que creyeron en él y se relacionaron con su movimiento.
Ya durante su gobierno, López Obrador fortaleció la relación horizontal con la gente. Las 1,463 conferencias matutinas al 30 de septiembre, sus giras de fines de semana con destino a todo el país: una y otra vez en Veracruz, una y diez veces más en Sonora, veinte o treinta en Oaxaca, cada semana en Guerrero después del huracán, diez o veinte más en el sureste, etcétera. La supervisión del quehacer gubernamental desde el ámbito federal lo mantuvo todo el tiempo cerca de los mexicanos, siempre en territorio.
Pero además departía con ellos, se tomaba selfies, firmaba dedicatorias en fotos, libros o sencillos papelitos, en donde quiera que se los solicitaran. Hacía uso de la palabra y lo recibían con porras, con canciones, con las consignas por todos conocidas como: es un honor estar con Obrador. Desplegaban mantas con mensajes de apoyo, sobre todo en momentos en que las embestidas derechistas eran más que obvias: no estás solo. En fin, el diálogo, la comunicación ha sido de altísima calidad.
Un ejemplo reciente. El pasado domingo en Veracruz, con motivo de la inauguración del Centro Cultural dedicado a la memoria de las Leyes de Reforma, en medio de es un honor estar con Obrador la población asistente entonó un par de canciones que llamaron la atención del presidente: Cielito Lindo y Amigo, mientras blandían mensajes que leían ¡Gracias! e incluso su más reciente libro con ese título.
Te vas, pero te quedas parecería decir la gente parafraseando el poema de Benito Lucero. AMLO se retira de la vida pública, pero se queda en millones de mexicanos y en la historia de nuestro país. Es larga la lista de sus logros, sin que ello quiera decir que se haya agotado el quehacer para el pleno disfrute del bienestar aún requerido por millones de connacionales. Su legado no solamente se conservará, sino que será piedra fundamental para continuar con la transformación.
La trascendencia de sus enseñanzas aún está por procesarse a cabalidad. Sus lecciones trascienden el ámbito de la política, que ya es decir, y nos llevan a nuestra historia, a nuestras culturas ancestrales, a nuestras heroínas y héroes, a las luchas del pueblo por enfrentar las adversidades. Al empoderamiento que lograron amplios sectores de la población: adultos mayores, mujeres, jóvenes, pueblos originarios y el pueblo en general.
Seguiremos haciendo historia, sin duda. En este tiempo de mujeres de izquierda tenemos el liderazgo de la Dra. Claudia Sheinbaum y junto a ella de muchas más reconocidas y anónimas que también se empoderarán y con ello contribuirán de manera decisiva a la construcción del Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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