No es fácil creer en un político mexicano. Más cuando habían transcurrido muchos años en que todos se habían mostrado con total indolencia hacia el pueblo. Todos los políticos son iguales, decíamos los mexicanos.Y ciertamente, todos actuaban por beneficio propio.
Su individualismo los cegaba a tal grado de ofender y agraviar al pueblo a quien debían cuidar, apoyar y entregar su esfuerzo para que cada niño, cada mujer y cada persona de este país viviera dignamente; bien alimentado, bien educado, bien cultivado y con todo lo que el humano necesita para ser feliz.
Todos los gobiernos cometen errores y descalabros, pero el priismo y posteriormente el panismo dieron completamente la espalda a la gente. Durante el periodo neoliberal no existió rubro sin corromper.
Una podredumbre que a través de los medios difundieron como “la normalidad”, culpando al pueblo de los males que ellos, los poderosos acarreaban. “El mexicano es huevón”, decían.“El mexicano es corrupto”. “Al mexicano no le gusta trabajar”. “México es el país mas corrupto del mundo”.
Era innegable que vivíamos en medio de la corrupción, pero no era un mal del pueblo. No era un vicio de la gente; todo comenzó en las cúpulas. Ellos eran los indolentes, mediocres, atrofiados social y políticamente; retrógrados, medievales; eran los mas corruptos del planeta.
El pueblo madrugaba para trabajar de sol a sol, sin descanso, sin las soñadas vacaciones porque las habían disminuido poco a poco; hasta arrebatarles a los obreros todos sus derechos. Cada conquista sindical fue pisoteada. La retrogradez en su máxima expresión.
El campo quedó solo por la falta de apoyo; los campesinos emigraron a las grandes ciudades o al vecino país del norte. Los productos agropecuarios se encarecieron.
Los hospitales quedaron sin aparatos para realizar estudios; robaban desde medicamentos, hasta el último algodón. Los médicos improvisaban en el quirófano desde las cánulas para traqueotomía hasta los ventiladores para primeros auxilios. La gente moría de cáncer porque las citas eran tan distantes que cuando eran atendidas, ya estaban en etapa terminal.
Las carreteras intransitables, y las autopistas, concesionadas, eran una opción inalcanzablemente costosas. Dejaron de construir caminos, puentes, hospitales, escuelas. Las paraestatales fueron “regaladas” a manos privadas, nacionales y extranjeras.
Si PEMEX era el pilar de nuestra economía pujante, a la vuelta de una década, estaba en ruinas. Lo mismo que la infraestructura nacional.
Todos los trabajadores del país fueron convertidos en esclavos; con trabajos excesivos y sueldos miserables. Rotación de horarios, sobretodo en las empresas trasnacionales. Los maestros fueron tratados como obreros de la educación, cuya función era cumplir a una empresa en camino a la privatización. Alumnos y mentores eran solo objetos de uso y desuso.
Muchos hermanos mexicanos emigraron, con ello se rompieron los estrechos lazos familiares y sociales. Muchos murieron al perder sus negocios, sus casas, su patrimonio que con tantos esfuerzos forjaron; muchos mexicanos vivían esclavizados no solo por el trabajo mal pagado, sino por la mente dominada, porque la alienación era una de las estrategias de los enemigos del pueblo.
No había espacio en este México para el pueblo. No teníamos voz y nuestro voto era ultrajado sexenalmente. Hasta que “nos hizo justicia la revolución” y llegó a la presidencia un hombre que nunca perdió la fé en sí mismo a pesar de los embates de la derecha.
Un humano con una fuerza capaz de cargar a sus espaldas a cada mexicano que se deja ayudar; un ser con un amor infinito que se trasmina en cada poro de su piel; Un político con una vasta experiencia y un conocimiento de los hechos, un estratega, un sinigual negociador; como hace mas de cien años no ha habido otro; culto, sabio, inteligente, pero sobretodo, capaz de darse él mismo sin condiciones a los demás.
Llegó y nos regresó la esperanza, el patriotismo, el amor a nuestro país y a los demás mexicanos. El día de su triunfo, comenzamos a respirar después de tantos años de asfixia y muerte lenta.
Hoy, con mas mañaneras, tenemos la información de primera mano. Son el instrumento del presidente para estar cerca del pueblo; pues a pesar de la distancia siempre ha estado cerca de nosotros. Razón por la que los fascistas y oligarcas poderosos intentan eliminar el vínculo comunicacional del presidente con los mexicanos.
AMLO nos ha dado tanto,que nos ha dado todo. Solo nos quedan dos cosas por hacer: Agradecerle su entrega, su apoyo y su amor; y dar continuidad a la lucha. Porque nos enseñó a ser como él, con su enorme benevolencia y su patriotismo inquebrantable.
GRACIAS AMLO. ¡NO TE FALLAREMOS!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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