Nomás no pueden con la democracia. No es lo suyo. La desconocen los priistas, creadores del matrero arte de “embarazar” urnas o repartir “tamales” antes de la votación para asegurarse del resultado favorable. La amenazan los panistas, capaces de robarse una Presidencia de la República.
Entes refractarios a la honradez, estos partidos responden caninamente a la voz del amito bueno que les gira instrucciones desde las cúpulas mediáticas, académicas o empresariales. Porque nomás los chicharrones de esas élites truenan cuando de elegir se trata. Y a sus partidos de prepago sólo les queda la obediencia ante el llamado. La vileza de la sumisión arrodillada. La mascarada que se disfraza de discurso enjundioso para aturdir la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. Pobres.
Como carecen de la costumbre de tomar en cuenta a la gente, crean organismos-fachada que dicen representar a los ciudadanos y generan un festival de membretes vacíos. Mentirosas “organizaciones de la sociedad civil” cuya única misión en este mundo es hacer bola allá atrás en las conferencias de prensa del Frente.
Y como los dirigentes partidarios ayunan en el terreno de las ideas, recurren a espíritus inertes como el de José Antonio Crespo para justificar el “dedazo”. Sentencia él, muy campanudo él: “Es verdad que Xóchitl fue electa por dedazo. El dedo mayoritario de la ciudadanía”. Da tristeza la lectura, porque sin duda hay maneras menos indignas de ganarse la pitanza. Recoger envases de PET y venderlos en la recicladora es mil veces más honorable que publicar comentarios tan vergonzosos. Pero que todo sea por Dios.
Con respecto a la democracia, lo definitoriamente priista es una uniformidad de la “cargada”. La estampida tumultuaria de los “búfalos” que antes la formaban los políticos y hoy la integran intelectuales y académicos. La aprobación monolítica estilo Alejandro Moreno, que anunció la decisión tomada por “los 32 comités directivos estatales, los 2 mil 450 comités directivos municipales, los 90 mil seccionales en el país” de bajar a Beatriz Paredes de la contienda por la candidatura del Frente. Ni un solo disenso. ¡Alegraos, pastores, una redentora con huipil y jugosos contratos en las manos ha nacido entre nosotros!
Pudieron ahorrarse los foros, los viajes y los pagos a la prensa vendida erogados para darle respiración artificial a la candidatura que nació cadáver. Pudieron darle un poco de recato a la supuesta contienda. Pero no pueden. No es lo suyo. Igual como les pasó a los dinosaurios que se empantanaron en un mar de brea del que ya no pudieron salir, los “dinosaurios” políticos se hundieron no en la brea, pero sí en las prácticas antidemocráticas que los hicieron famosos.
¿O de verdad supusieron que el vodevil frívolo y grotesco montado por el aciago señor X sería creíble a los ojos de la gente? ¿Es cierto, como aseguran, que su ejercicio solipsista al que no es invitado el pueblo fue respaldado por el pueblo? ¿Creen en serio que su establo de periodistas de cabecera y sus granjas de twitteros les atraerán una votación copiosa y con eso será suficiente?
La oposición sirve vino viejo en botellas viejas. Vino amargo, agrio, contaminado por las aguas del olvido que ya son los partidos opositores. Dinosáuricos, encarcelados en sus prácticas atentatorias contra la democracia, amantes del conato de participación que fomentaron durante meses para imitar el proceso preelectoral de Morena, sin el lastre de los resignados aspirantes que nunca serán nada –Creel, Paredes-, la derecha presume su mojiganga de baile parroquial con la cual cree engañar al pueblo. Con su pan –y su pri- se lo coma.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios