En 2018 el pueblo de Nuevo León votó en su mayoría por Andrés Manuel López Obrador para presidente de México con 784,104 votos; en la consulta de revocación de mandato del 10 de abril de 2022, fue ratificado por un abrumador 83.52% de los 447,417 ciudadanos que participaron en el proceso (con un tercio de las casillas del 2018). Su nivel de aprobación en el estado ronda entre el 62 y 70 por ciento. Si bien Nuevo León es el laboratorio de FRENA y la cuna de los poderes fácticos y económicos que auspician el golpismo; es una realidad política que hay un gran respaldo al presidente en las clases y zonas populares, donde permea el obradorismo social.
El voto en Nuevo León suele ser sofisticado y diferenciado. Ante la incredulidad del resto del país -pues pareciera que no se comprendió la lección de haber elegido en su momento a personajes como Rodrigo Medina y Jaime Rodríguez “El Bronco”, quienes tras su mandato llegaron a la cárcel por actos de corrupción-, en 2021 la ciudadanía eligió como mandatario estatal a Samuel García, quien llegó con un gran bono democrático, mismo que ha perdido aceleradamente en los primeros siete meses de su gestión, por su condición de pretender gobernar desde las redes sociales y de no atender realmente los problemas.
Samuel García además cogobierna con su esposa Mariana Rodríguez, pero sus desplantes en redes pasaron de despertar risas y sonrisas a sendos abucheos cuando hacen presencia en eventos públicos como ocurrió en el Estadio Universitario y la Arena Monterrey. Ya no causan gracia las ocurrencias y los disfraces del gobernador en un estado que se desmorona por la inseguridad galopante, García ratificó en su cargo al secretario de seguridad de “El Bronco”; la falta de agua, atribuida por la gente en una idea cercana a la realidad a que el agua es acaparada por algunas empresas; y los feminicidios, donde el lamentable y condenable caso de Debanhi Escobar ha puesto a relieve la podredumbre que caracteriza a las autoridades encargadas de impartir justicia.
En este contexto el viernes 13 de mayo el presidente de México Andrés Manuel López Obrador visitó Nuevo León, para reunir al gabinete de seguridad, dar su conferencia matutina y reunirse con agrónomos y agricultores de la zona norte del país para los trabajos del plan anti inflacionario, en el que está impulsando la autosuficiencia alimentaria.
En su conferencia matutina López Obrador dio un mensaje muy claro y concreto: el pueblo de Nuevo León no está solo y el gobierno de México está trabajando para que la entidad avance, hombro a hombro con la gente mediante políticas de educación y bienestar. Al final del día Samuel García ni se salió de la Federación ni del pacto fiscal, y en la conferencia se deshizo en elogios y agradecimientos, porque nuestro presidente llevó las buenas nuevas, de atender el tema del agua con recursos del erario federal para la construcción de la Presa Libertad, y problema de la movilidad con el Tren Suburbano; además atendió a la familia de Debanhi Escobar y encargó al subsecretario de seguridad una reunión con las partes involucradas de todos los niveles en la impartición de justicia; finalmente se dio tiempo para comentar que el pueblo de Nuevo León era dueño de la decisión de promover y establecer en la legislación local la revocación de mandato.
Se tiene el prejuicio de que es imposible el arraigo de cualquier proyecto de izquierda en una sociedad como la neoleonesa. La imagen que se nos vende de una sociedad prospera a partir de la “cultura del esfuerzo”, donde solo basta trabajar muy duro para asegurar el éxito individual, seas un empresario, empleado o seas un trabajador; en realidad oculta la poco glamurosa cara de las ganancias desmesuradas para pocos a partir de la explotación laboral de los muchos. La desigualdad cunde en Nuevo León, no hay uno sino muchos Nuevo León alejados de las mieles y la bonanza. Retomando la imagen que nos legó José Revueltas, en Nuevo León existe un enorme “proletariado sin cabeza”, que comparte los valores de esa cultura del esfuerzo, sin recibir a cambio los beneficios de su trabajo. Por ello quizá de manera errática pero sincera grandes sectores de Nuevo León votaron por “El Bronco” pensando que sería un verdadero justiciero.
Justo por estas condiciones sociales de desigualdad e injusticia, es que han existido, oculta bajo esos relatos aspiracionismo, prosperidad, y desarrollo industrial, una larga tradición organizativa de luchas de izquierda, en sus más diversas manifestaciones, desde las primeras organizaciones sindicales que tuvieron que ser rápidamente cooptadas hasta las organizaciones clandestinas que fueron reprimidas, pasando por las luchas estudiantiles como la huelga estudiantil de la UANL, que despertó la solidaridad en todo el país, y en la capital fue el pretexto para emprender la brutal represión del Jueves de Corpus en 1971.
Tenemos el prejuicio que, en el norte, “los mexicanos se sientes más gringos”, pero las sociedades del norte de México, no están más permeados por los modelos de vida propios de la sociedad de consumo que la de cualquier lugar latinoamericano en contacto con los medios de comunicación; esas sociedades definen su carácter e identidad por una cultura propia, que surge de manera autónoma en las duras condiciones que les ofrece el medio (social y geográfico) que habitan. Las expresiones de su cultura popular son tan genuinas como la de cualquier otro grupo social, y sus reivindicaciones y aspiraciones propias tienen que ser enarbolas por un proyecto de Transformación.
En su conferencia el presidente AMLO dijo: “Expresar con toda claridad nuestro apoyo al gobierno del estado de Nuevo León. Tenemos que trabajar juntos en beneficio de la gente, en beneficio del pueblo”. En la visión de un estadista, de un demócrata nunca prevalece la idea del aniquilamiento del adversario, ni del que piensa diferente, por el contrario, lo central es dirigir y convencer para trabajar en conjunto en beneficio de los más desprotegidos; por ello Andrés Manuel López Obrador representa la esperanza para Nuevo León.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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