Aquel día 31 de agosto el zócalo se encontraba abarrotado de sillas, pues al día siguiente se llevaría a cabo el último informe del expresidente López Obrador, pero entre tanta silla había tranquilidad y paz. Pocas personas pasaban por el mismo lugar que yo transitaba con tanta rapidez, iba tarde al segundo día del Encuentro Continental de Periodistas Independientes. Frente a mí, un par de hombres jóvenes hablando, estaba a punto de rebasarlos cuando pasamos frente al balcón presidencial y ambos voltearon a ver aquel sitio.
– “Ya se va el viejito” le dice uno.
-“Sí”, asiente el otro, “él se las sabía de todas todas”.
-“Quién sabe si Claudia la arme, las mujeres están bien pendejas, aunque este muy preparada y no sé que tanto”
Ríen los dos y se desvían hacia otro lado.
Impactada pensé: ¿solo por el hecho de ser mujer anulan su preparación y conocimientos? Mi cabeza trataba de descifrar aquel “razonamiento”. Este recuerdo me llegó mientras leía cómo el machito de Garci; es decir, el monero de “El Financiero” escribía en su cuenta de X a la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR): “Soy caricaturista y periodista mexicano y estoy siendo acosado (por) políticos de mi gobierno que desde el poder pretende(n) censurarme y lesionarme, me pongo en contacto con ustedes para solicitar asilo político. Ya estoy iniciando trámites”. La razón, haber vulnerado la intimidad de la senadora morenista Andrea Chávez a través de una imagen erótica generada por inteligencia artificial, delito condenado por la Ley Olimpia la cual señala que difundir contenidos íntimos en internet sin consentimiento es un delito, incluyendo imágenes generadas por IA.
Estos dos casos se tratan de machismo y, sobre todo, el segundo, de misoginia. Esto es descalificar, violentar, atacar, odiar a una mujer por el simple hecho de ser mujer. Es replicar la idea de la mujer como un ser sin voluntad propia, sin voz y sin capacidad de autonomía y razón. “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer” se dice. La frase tan común, evidencía la histórica subordinación de la mujer al género masculino.
Las mujeres ocupan más espacios de poder público que hace 6 años, especialmente en la política. Tenemos a la primera mujer presidenta y a la primera jefa de gobierno que es abiertamente feminista. Esto nos dice que la izquierda en nuestro país, aunque hay cosas que afinar, avanza con un fuerte reconocimiento a los derechos de las mujeres. Sin embargo; otro gallo canta para la oposición.
La derecha desde su “intelectualidad”, es machista y misógina; solo basta ver como cumpliendo con el pacto patriarcal, periodistas, moneros y demás, apoyaron al violentador Antonio Garci; y basta ver como los grupos conservadores se niegan a decir presidenta con a.
De modo que, así como el expresidente López Obrador, fue el primero en hablar y señalar al clasismo y racismo, y por ello destapó la cloaca en la que se encuentra el aspiracionismo y mitos como “el pobre es pobre porque quiere”; Al momento en que Claudia Sheinbaum habla de igualdad sustantiva, la derecha ha actuado de manera reaccionaria utilizando discursos basados en estereotipos machistas como burlarse del trabajo doméstico: “vamos a tener una ama de casa, 6 años”
En conjunto, la derecha en nuestro país esta tan derrotada y es profundamente machista que tiene que ofender no solo a la presidenta, sino que a todas las mujeres amas de casa, cuyo trabajo no es remunerado, pero es el sostén del sistema capitalista. Es momento de continuar hablando sobre la violencia de género y repensar nuestra realidad con los anteojos del feminismo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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