La nota roja apareció en México durante el Porfiriato, donde algunos diarios empezaban a documentar las muertes y asesinatos ocurridos. Ese régimen contrario a los intereses del pueblo y genocida, relacionaba la nota roja con las clases bajas, ya que de acuerdo a una aseveración del periódico porfirista “El Imparcial”, los pobres eran los responsables de la gran mayoría de los crímenes que ocurrían en el país. Esos conceptos clasistas fueron los que en los hechos comenzaron a polarizar a la sociedad mexicana.
La mayoría de las notas eran escritas con algunas ilustraciones, pero la narración era la encargada de recrear el ambiente con lujo de detalle, explicando la posición de los cuerpos, las manchas de sangre, armas utilizadas y entre más inusual mejor, por ejemplo, se leían historias de mujeres que clavaban palos en los ojos de sus maridos, suicidios con cuerdas para colgar ropa, trabajadores que mataban a su empleador con artículos caseros, como tijeras para cortar carne, entre otras cosas.
Estas narraciones eran y siguen siendo, una manera perversa de mantener a la población aterrorizada y a la vez entretenida, alimentando el morbo. Desde entonces y hoy aún más, asesinatos, homofobia, misoginia, secuestros, violaciones y ejecuciones a sangre fría, entre otros hechos violentos se difunden a raudales y sin censura.
Según la investigación de Daniel C. Hallin titulada “La nota roja: periodismo popular y transición a la democracia en México” al paso del tiempo, la narración ya no era suficiente, se necesitaba constancia de que en realidad habían sucedido esos crímenes. Por ello empezaron a surgir periódicos como ‘La Prensa’ (agosto 1928), que fue el primero en meter fotografías de verdaderas carnicerías humanas, por lo que fue considerado por muchos años como un periódico sensacionalista y amarillista, algo que a sus editores no les importó, puesto que era el más vendido del país.
Más adelante, en 1963, este formato saltó a los tabloides y encontró a su mayor exponente en la revista Alarma!, quien sólo se dedicó a satisfacer el morbo a niveles enfermizos, ya que mostraba sin ningún tipo de censura fotografías de cadáveres, trataba temas tabú del país, como la homosexualidad, el adulterio, entre otros. Su éxito se debió sobre todo al tratamiento de los temas, ya que lo hacían con un humor negro que jugaba con los titulares, al presentarlos en doble sentido bajo un lenguaje coloquial y sin ningún tipo de respeto hacia las víctimas. Mientras tanto las ventas aumentaban año con año, llegando a tener tirajes de un promedio de 500.000 ejemplares semanales.
Esos empresarios decidieron aprovechar el éxito y hacer negocios alternos que le sacaran jugo a esas historias pero con toques de humor, sexo y ficción. De aquí surgió la revista “Casos Reales”, donde se abordaban muchas de las historias que aparecían en el Alarma!, pero adaptadas en formato de foto novela, donde el tema recurrente eran los desnudos bajo temáticas de violencia gráfica. Así se dio entrada a que surgieran otras revistas sexuales en foto novela, vinculándose así violencia con sexo. Desde mi punto de vista, una combinación que puede llevar en un momento obnubilado a un feminicidio.
Años después la nota roja se concentró en los telespectadores. En TV Azteca ha habido programas de corte amarillista como Ciudad Desnuda, Visión Urbana y Fuera de la Ley, en Televisa emisiones como Primer Impacto y Duro y Directo. Se trata de producciones sensacionalistas que se centran en crímenes callejeros, robos de bancos, atracos a taxistas o niños robados. Todo ello envuelto de manera impactante con ritmos rápidos, tonos sofocantes, imágenes dramáticas y altos niveles emotivos, impresionantes titulares, efectos sonoros, dramáticas narraciones, reconstrucciones, planos a cámara lenta y demás.
Hoy en el colmo de la saturación, lectores de Teleprompter pagados para crear desestabilización política a través de noticias falsas y sensacionalismo, adoptan una actitud de enojo, indignación o burla y diario suministran noticias de “espantosos crímenes”, “ríos de sangre”, “bajas pasiones”, “ejecutados”, “acribillados”, etc. Además con sorna y desdén han utilizado términos como “Mochaorejas”, “el Pozolero”, “el Chupa Cabras”, “el Mata Viejitas”, etc. Todo para inculcar miedo o como en nuestros días, desaprobación del gobierno actual en su público.
Estos medios de manipulación se han encargado no sólo de deformar la realidad a tal grado que ciertos sectores de la población no pequeños, piensan hipnotizados, que vivimos en una dictadura y en un país en llamas. No se dan cuenta de los intereses económicos que hay detrás de toda esta estratagema. ¿Qué hacer? Ahora que en septiembre se determinarán los nuevos presupuestos para el próximo año, el fortalecimiento financiero de los medios públicos debe ser estratégicamente prioritario. Es urgente.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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