De las muchas opciones que presentaba el Frente Amplio para regresar al poder los partidos que lo conforman, se ha visto un intenso trabajo para aparentar que la senadora Xóchitl Gálvez sea su candidata natural. No ha sido fácil.
De los primeros en denunciar las mañas para imponer a Gálvez como candidata única de la oposición, se encuentra el exdiputado del mismo partido que la exjefa delegacional de la Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México; Jorge Luis Preciado, quien con imperante franqueza expuso que el proceso de elección del que él mismo formaba parte, se encontraba amañado para favorecer a la política hidalguense. Miguel Mancera y Silvano Aureoles Conejo, exgobernantes de la Capital del país y del estado de Michoacán, respectivamente, también expusieron que el proceso no era todo lo justo que consideraban debía ser, cuando este no los favoreció y Jesús Zambrano, dirigente del PRD, partido al que pertenecen, hizo rabieta y puso en una pausa efímera, sus relaciones con el Frente. El último en declinar en favor de la legisladora fue Santiago Creel quien, para su postulación hecha con bombo y platillo, añadió lágrimas a su discurso y profirió un insulto contra el jefe del ejecutivo, siendo Creel en ese momento, presidente de la Cámara de diputados.
A Creel se le recordó sus malos manejos como secretario de gobierno de Fox y los malos números con que salió de ese sexenio. A Silvano se le mencionó la inhabilitación para ejercer un cargo público, por la Contraloría de Michoacán. Francisco Cabeza de Vaca, exgobernador de Tamaulipas solo quedó como Asesor en materia de Seguridad del Frente, luego de que su mala imagen por dejar un estado con altos índices de violencia y una ficha emitida por el gobierno de Estados Unidos, fueran compartidas sinfín en redes sociales. Pero también a la propia Gálvez se le demostró con documentos públicos, el conflicto de intereses en que incurrieron sus empresas, cuando ella gobernaba y fue emitida entre otras, una denuncia de parte de Víctor Romo, otrora jefe delegacional, por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.
Todo ello ocurre a la vista de todos, en una época en la que los partidos de la oposición, tratan de acallar voces críticas y esconder sus malos manejos, resultando prácticamente imposible, pero más allá, son tiempos en los que queda al descubierto la falta de interés por enmendar el camino, dando la espalda al pueblo, con la misma mentalidad retrograda, clasista, racista y conservadora que los representa por antonomasia, sin dejar ver en el horizonte, ni por asomo, un cambio que esboce un mínimo de intención de acercarse a la gente a la que decidieron abandonar, para contar con el favor de su voto en 2024.
¿Hasta cuándo se darán cuenta de que, si el fraude planeado en 2018 no les resultó siendo ellos gobierno, ahora que se encuentran en la oposición y con todo lo que se les ha sabido y lo que falta por saber, puedan ellos volver al poder del que el pueblo de México los expulsó por sus corruptelas, indolencia ante hechos violentos y pésimos gobiernos?
En su tiempo, Enrique Peña Nieto, siendo presidente de México, alcanzó a decir que el problema de la corrupción en el país era de carácter cultural. Tal vez los integrantes del Frente Amplio por México se tomaron muy en serio sus palabras y por ello insisten en aferrarse a regresar a como dé lugar a los lujos y las comodidades de disponer del erario, aunque en el proceso muestren su lado más ruin y pierdan toda su credibilidad, si es que aún conservaban algo. Su problema más grande es que se topan y será así de manera repetida, con un pueblo que recobró la memoria y no los olvida.
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