No lo digo yo, lo dijeron ellos. Tanto el impresentable Alejandro Moreno Cardenas, alias “Alito”, calificándolo como su “brother”. Y por otra parte ni más ni menos que Joaquín Guzman Loera, “El Chapo”, mediante mensaje indirecto a través de un abogado y que el aludido afanosamente accedió a transmitir en cadena nacional y en su noticiario nocturno; el poderoso líder del cartel de Sinaloa lo llamó “amigo, hermano”, al polémico y recientemente baleado Ciro Gómez Leyva.
Lo anterior cobra una relevancia supina pues es evidente que medios corporativos intentan con su silencio cómplice ocultar y pasar por inadvertidos todos los señalamientos contra Genaro Garcia Luna, el “súper policía” encumbrado en los gobiernos panistas y que claramente tuvo involucramiento con personajes de peso en las televisoras que concentraban y concentran el poder mediático en México.
Es claro que se realizaron un sinfín de cadenas de favores y fueron socios en la creación recíproca de una imagen que a ambas partes convenía, pues por un lado los líderes de opinión de los medios tradicionales y corporativos construyeron la imagen de una supuesta policía federal que actuaba con la más vanguardista tecnología y que sus operativos, hoy sabemos armados, eran fruto de un supuesto ataque a las organizaciones criminales y por otra parte una ventajosa cobertura y difusión mediática de capturas, operativos, detalles que solo las más importantes televisoras podían tener como primicia y en exclusiva en sus canales para mantener un cautivo auditorio que compraba todas sus embusteras noticias. Era la época del “indebido proceso”, cuando las primeras declaraciones y los interrogatorios procedían no de un ministerio público, sino de un reportero que se crecía y se ensañaba con el poder de su micrófono envuelto en el logo de su televisora instigando y prejuzgando a quien la AFI o la PFP les pusiera en el banquillo.
Eran los tiempos en que podíamos ver en los noticieros prime time ya sea el de Televisa o Azteca, según la elección del televidente una entrevista con el delincuente capturado del momento; sobran los ejemplos, ahí quedan las ominosas entrevistas que esa corporación policiaca de García Luna permitió se realizaran a “La Barbi”, “el JJ”, entre otros presuntos delincuentes a los que dicho sea de paso se les violaban en cadena nacional sus más básicos derechos humanos sin que alguna autoridad judicial lo advirtiera o señalara. Lo importante era la propaganda mediática de esparcir una narrativa sobre una supuesta contienda entre policías buenos y delincuentes muy perversos, cuando en realidad lo que ocurría era la asociación delictuosa entre los más altos mandos del gobierno, incluyendo al presidente en turno de esos sexenios con los principales líderes de los cárteles de las drogas.
Su hermandad terminó, y con ello como ha dicho el actual mandatario, será un pago por evento histórico, el más visto y del que saldrán a relucir las componendas que eran secreto a voces, pero que los dueños de la prensa se negaron develar por ser ellos mismos los protagonistas de esa ignominia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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