“Algo tendrá el agua cuando la bendicen”, previene el refrán, y algo habrá hecho (mal) El Fisgón para que el presidente López Obrador haya salido en una “mañanera” a exhibir los blasones partidarios de Rafael Barajas El Fisgón como la fórmula presidencial para deslindarse de una crítica a alguien a quien quiere “mucho”, dijo.
Antes, el grupo de moneros y opinadores cercanos al Fisgón habían montado un recio esprit de corps en el entorno de éste para prevenir que los díceres populares mancharan con el pétalo de una reflexión a quien es figura prominente de dicho círculo. En descuido, hasta habrían aparecido los hashtags #TodosSomosElFisgón o #ElFisgónNoSeToca. Pareció olvidarse que aquí el único intocable es el pueblo, porque permanece, y no las figuras, porque son fugitivas.
¿Qué pasó? ¿Por qué el revuelo? Porque Barajas tuvo a honra defender la presunta diputación plurinominal obsequiada al bailarín Sergio Mayer por Mario Delgado, hoy dirigente de Morena y mañana secretario de Educación Pública (¡agárrense de la mano y tráiganse el rosario que dejé arriba del ropero!)
Para El Fisgón, “es una idiotez” hacerle reproches al regalo que Delgado entregó Mayer y mandó que los concurrentes a la liza pública se guardaran sus opiniones con un atronador “¡Que se callen!” que acobardó incluso al mismísimo chamuco que mora en lo más profundo del averno.
La figura política de tercera o cuarta fila que es Sergio Mayer carece de relevancia aquí. Él mismo exhibirá en su momento que a) no es un Demóstenes en la tribuna del Congreso porque no lo ha sido antes y tampoco lo será en el futuro; b) que traicionará a la 4T a la primera oportunidad porque ya lo hizo antes y se dará maña para volver a hacerlo (Historia de traiciones. El bailarín Sergio Mayer está en el ojo del huracán https://www.sinembargo.mx/02-07-2024/4521104) , y c) que en su infinita desventura, apenas encubierta por los 36 millones de votos que obtuvo en las pasadas elecciones, Morena se encuentra tan huérfana de cuadros que no le queda más remedio que ofrecerle a personajes como Mayer sus candidaturas. Morena obtuvo 36 millones de oportunidades de escoger la sensatez, pero ¡dónde va a encontrar otro como Sergio Mayer! Ni que se dieran en maceta talentos como ese.
Lo preocupante es lo otro. El tono y las maneras. El Fisgón –y sus defensores, todo hay que decirlo- afirma no haber llamado “idiota” a nadie, pero como el lenguaje es insobornable y no depende de nuestro temperamento a la hora de emplearlo, es claro si alguien escribe un poema es un poeta, si pespunta una chinela es un pespuntador, si se alcanza una genialidad es un genio, si toca el violín es un violinista, y si alguien piensa, supone, pergeña o propone una “idiotez” es un “idiota”. Como dice el clásico en las mañaneras: “Esta ancheta (el lenguaje, digamos) está muy angosta y no hay para donde hacerse”, o como se dice entre zapateros leoneses: “Ya no me dejaste orilla para donde hacerme”.
No debe llamarse a la pudibundez al usar el lenguaje. O no en mi caso. Mis primeras letras las encontré en fábricas de calzado leonesas donde el albur, el calambur, el caló, la jerga y la germanía prosperan en un medio donde la brutal explotación del trabajador encuentra apenas una grieta de alegría en la festividad de las palabras. Y he reporteado en decenas de centros de rehabilitación para enfermos de alcoholismo y adicciones, conocidos como “anexos”, donde cada sesión de terapia es una ventana a la condición humana percibida a través de las palabras. Abordar tribuna en un anexo… ¡aaah, eso es eutanasia!
Y el “que se callen” proferido después de décadas de silencio de la gente, después de lo que costó hablar con voz propia sin usar la voz impostada de locutores, periodistas, periódicos, televisoras, estaciones de radio que le hablaban al gobierno fingiendo que hablaban a nombre del pueblo para obtener las canonjías con las que se enviciaron. “Que se callen” es reincidir en el pueblo la historia del perro de la tía Cleta que la primera vez que ladró le rompieron la jeta, y el horno social no está para esos bollos autoritarios y descalificadores.
El Fisgón llama cuenta de falsa bandera a la Catrina Norteña, un personaje que utiliza X Twitter para expresar sus puntos de vista, no siempre coincidentes con los de Rafael Barajas. El Fisgón ya nos previno contra Catrina y contra los spin doctor que astutamente les dan la vuelta a los argumentos y los vuelven contra su generador. No es este el caso porque el gordito de lentes (aka el Conde Nando) que aparece en la fotografía que encabeza esta columna existe, goza de cabal salud y está por ponerle punto final a esta colaboración donde sólo se pide respeto a las diferencias y un lenguaje que considere al otro su igual y no un menor de edad al que hay que decirle cómo haga las cosas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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