El pasado 11 de mayo, el periódico El Reforma publicó un artículo de opinión del “historiador liberal” y editor de la revista Letras Libres Enrique Krauze titulado “El verdadero hijo del 68”, en el autor exalta al ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León como un auténtico heredero del 68, aquel movimiento estudiantil y social en el que estudiantes de la UNAM e IPN, buscaban un profundo cambio democrático en México en favor de libertades políticas y civiles y culminó con la brutal represión en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco por las fuerzas militares aquel 2 de octubre de 1968.
En dicho artículo, menciona un capítulo histórico en el que un joven Zedillo de 16 años, estudiante de la Vocacional 5 del Instituto Politécnico Nacional y fundador del llamado grupo Emiliano Zapata, opositor a la Federación de Estudiantes Técnicos (FNET), fue testigo del cómo el Cuerpo de Granaderos irrumpió violentamente en las instituciones del Instituto Nacional Politécnico (INP) para golpear estudiantes y maestros. “Habíamos tratado de explicarles que no había ningún problema. Este acto de fuerza […] da lugar a una expresión muy fuerte de inconformidad, ya no solamente en la Ciudadela sino en todo el politécnico…Y precisamente, en esa presencia de los granaderos, uno de los jóvenes que fueron golpeados fui yo. Desde entonces, emotivamente me involucré mucho…” así lo publicó el ex mandatario.
Las reacciones no se hicieron esperar, la columna de Reforma causó indignación en redes sociales en el que acusaron al autor de omitir las terribles matanzas de Aguas Blancas y Acteal, y de torcer la historia al referirse a las acciones de ex presidente tecnócrata como “obras de buena fe” para construir mejoras en la democracia a partir de 1994, comparables a la Constitución de 1857. A través de un hilo escrito en X (antes Twitter) por Héctor Alejandro Quintanar, columnista y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, analiza y exhibe con precisión las contradicciones del texto, así como la falta de honestidad del editor al acusar indirectamente el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y al ex presidente Andrés Manuel López Obrador de llevar a cabo un golpe de Estado a la democracia y a la libertad. Además, Quintanar señala la grave crisis que vive la derecha partidista mexicana al negarse a entender el presente, al omitir a personajes de la izquierda mexicana que jugaron un papel muy importante para el avance de la democratización del país y sobre todo a faltarle el respeto a las víctimas del autoritarismo.
Friedrich Nietzsche dijo una vez “el historiador debe ser un profeta del pasado”. Irónicamente, Krauze, quien lejos de ser un historiador serio y ha llamado a López Obrador “el Mesías Tropical”, se ha convertido en un falso profeta. Estudiando la Biblia, los falsos profetas aparentan predicar y hablar en su nombre de profecías, sueños y visiones, pero sus mensajes no vienen de Dios. Si alguien predica algo que va en contra de la Biblia es un falso profeta. Así mismo, es importante esperar para ver si dicha profecía se cumple. Si no sucede, es porque todo salió de imaginación de la persona o de otra fuente, pero no de Dios.
Desde el 2006 hasta la fecha, el director de Letras Libres ha vaticinado disparates en contra del proyecto iniciado por López Obrador que han rayado en lo absurdo, hablando en el nombre de la memoria histórica en medios de comunicación sobre “la destrucción de la democracia”, “los peligros de una regresión autoritaria”, “la instauración de una dictadura en México” o el más absurdo “la conversión de una república a una monarquía”. Por el contrario, estamos en una situación peculiar, un proceso que se mueve constantemente y tratamos de entenderlo. La Cuarta Transformación ha logrado tres logros significativos: en la batalla comunicacional a través de sus conferencias matutinas o las Mañaneras del Pueblo contrarrestando las embestidas mediáticas y la difusión de noticias falsas que pretenden trastornar a la población; las políticas redistributivas o administración honesta del presupuesto con eficiencia en la que beneficiaron a 8.9 millones de personas trabajadoras con el incremento al salario mínimo y 5.1 millones de personas salieron de la pobreza entre 2018 y 2022 gracias a los programas sociales; y la imagen de un gobierno que gobierna para los intereses del pueblo sin responder a las oligarquías.
Ante la carencia de figuras honestas con credibilidad, moral y liderazgo para tener credibilidad ante la ciudadanía, las pretensiones de Krauze y Héctor Aguilar Camín al exaltar la figura de Zedillo, un, responde a los desesperados intentos por obtener de nuevo “apapachos”, es decir, generosas aportaciones para la estimulación de sus actividades académicas e intelectuales, que nunca estuvieron orientadas a cultivar el conocimiento de la población o a la defensa de los intereses de la ciudadanía. Más aún, la relación estrecha relación de Ernesto Zedillo con las empresas trasnacionales, lo convierten en un auténtico hijo del neoliberalismo y no en un heredero del 68, como lo pretende Krauze al intentar lavar su manchada imagen. Por ejemplo, ha sido el socio de la empresa ferroviaria estadounidense Kansas City Southern y está vinculado a los consejos ejecutivos de Procter & Gamble, Alcoa, Electronic Data Systems Corporation y Citigroup.
¿Qué nos queda por hacer? Hay que tener mucho cuidado, existe la posibilidad que tanto el Hijo del Neoliberalismo y el Falso Profeta aprovechen las relaciones con las empresas trasnacionales para intentar embestir el proyecto de la Cuarta Transformación, para intentar lograr que sus profecías se cumplan. Por lo que es necesario mantener a la población activa y organizada para seguir mejorando la vida democrática de México. Si un árbol da un fruto malo, se tiene que cortar y arrojar al fuego.

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