Las políticas públicas implican una cadena larga de implementación en donde se puede entorpecer en varias secciones que cumpla sus objetivos. El asunto, en cualquier administración, es calibrar mejor las acciones y para ello se tiene que contar con un programa profundo de evaluación para ajustar cualquier incidencia. Me gustaría poner el ejemplo en la comparación de tres entrevistas informales que he tenido en fechas recientes para tener información directa de los actores que se encuentran en los eslabones finales de las políticas.
Para los adultos mayores la modificación de la entrega directa del recurso de las pensiones les ha representado mayor eficiencia de la entrega íntegra de los recursos del programa. Por cuestiones de veda electoral se puso en pausa la entrega de las renovaciones de las tarjetas que perdieron su vigencia y es uno de los programas más eficientes en la actualidad. De los beneficiarios con quienes he hablado, me han dicho que están muy felices por ser tomados en cuenta dentro de un programa público universal. Lo que hemos escuchado decir del presidente Andrés Manuel López Obrador es que es un reconocimiento por el trabajo realizado a lo largo de su vida.
Otro de los programas que he tenido la oportunidad de revisar, con los llamados “actores de ventanilla” es La Escuela es nuestra (https://laescuelaesnuestra.sep.gob.mx). El programa que pretende que el Comité Escolar de Administración Participativa (CEAP) defina en asamblea para qué utilizará los recursos. Una madre de familia de una escuela pública en la zona de Polanco ha tenido una mala experiencia al formar parte del comité de padres de familia responsable de la alberca escolar. De entrada, podemos observar la desigualdad de servicios porque nunca había escuchado que una escuela pública contara con alberca para los estudiantes. Resulta que la empresa dedicada a realizar el mantenimiento de la alberca facturaba dos servicios, uno básico y otro profundo, pero sólo realizaba el básico una vez al mes. Es decir, había una complicidad entre el director de la escuela y quien preside la comisión de padres de familia para dar seguimiento a ese mantenimiento.
La mamá entrevistada, al encontrar la irregularidad, logró que se cambiara la empresa de servicio, pero después comenzaron a surgir más temas que fueron insostenibles y tanto ella, como otros compañeros de la misma comisión se salieron para evitar ser cómplices. ¿Quién se encarga de regular todo eso? Tendríamos que pensar en este tipo de acciones corruptas en muchos espacios escolares que son beneficiarios del programa y que sólo realizando evaluaciones cualitativas, con ciertos niveles de profundidad, podríamos conocer la verdad de la cadena de implementación.
Son servicios que se dan en la institución y que, de alguna forma, las consecuencias de un mantenimiento hecho a medias podrían afectar tanto a los niños propios, como los ajenos. Y no es la única irregularidad en la que el director se ha envuelto, también están los desayunos escolares, la cooperación voluntaria y otros ingresos que por niño es poco, pero al juntar la matrícula de 900 niños resulta nada despreciable para gastar con esas empresas que facturan unas cosas y cobran menos. Resulta muy conveniente que no se transparente ningún gasto en la institución.
En el Estado de México, una psicóloga de un hospital público menciona que está a disgusto con la cuarta transformación porque no hay insumos, medicamentos, incluso problemas con los servicios de radiografía porque la red interna del hospital no sirve y no pasa directo del área de rayos X a los consultorios. Con la digitalización, ahora las placas de las radiografías ya no se imprimen, sino que tendrían que pasar dentro de la red interna del hospital hacia el lugar en que se necesiten, pero como se cambió la empresa tanto de internet, como de estudios, no funciona de forma óptima. Incluso hay problemas con la falta de medicamentos, sobre todo para tratamientos contra el cáncer.
Le comenté que eso es algo que es necesario evaluar por el gobierno, porque conozco a una paciente del ISSSTE en CDMX que padece cáncer, que ha tenido buena atención, incluso le han entregado medicamentos de forma directa, en mano para ser aplicados en consultorio. Las políticas no son infalibles y es necesario contar con las evaluaciones necesarias para mejorar cada acción de gobierno. La evaluación es básica para justar las acciones, pero estoy más de acuerdo con métodos cualitativos que cuantitativos, porque en muchos casos, los números se cumplen (como en la escuela de Polanco), pero en otros casos los detalles están en la forma en que funcionan los servicios, como en el Hospital del estado de México.
Es preciso escuchar a los actores que padecen la insuficiencia de sus insumos de trabajo, a los usuarios de los servicios públicos y obligar a todos a transparentar el uso de los recursos que siguen siendo nuestros. Claudia Sheinbaum tiene un reto grande, para tener éxito necesita buenas evaluaciones.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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