Cuando por fin llegó el esperado año 2000, yo no quería saber nada de política. Era tal mi desencanto que decidí ponerme a correr. Aunque lento, cumplí mi meta de terminar un maratón. La llegada del nuevo milenio no le dio al traste a la configuración de las computadoras, pues el efecto en cascada nunca llegó. El verdadero error del 2000 tenía nombre y apellido: Vicente Fox. La presidencia cayó en manos de ese descerebrado, porque Cuauhtémoc Cárdenas se había vuelto un tipo muy soso. En México, todo era ya de un solo color y no era el que a nosotros nos gustaba. Desde entonces, Vicente Fox, el “Alto Vacío”, iba a hacer todo lo contrario de lo que prometió en la campaña. Lo único picudo en él eran sus botas, y apestaban a rancio conservadurismo.
Años antes, tras el asesinato de Colosio, Ernesto Zedillo, el sucesor de Carlos Salinas, había acabado con mis ilusiones de que algún día las cosas cambiarían. A finales de los años ochenta, nos habíamos esperanzado con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. La Corriente Democrática también contaba con Ifigenia Martínez, una mujer íntegra que luchó –ella sí– hasta el final, hasta entregarle la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. A finales de los ochenta, el fraude que impuso a Carlos Salinas fue para muchos, para mí, un nocaut demoledor.
En esos años, por todas partes se escuchaba de las tragedias que ocasionaba un monstruo invisible. El Chupacabras era una farsa, como todo el sexenio de Salinas. Lo único no simulado fue el saqueo. Carlos Salinas trajo consigo millones de pobres y decenas de multimillonarios. El monstruo ficticio devoraba animales; el verdadero Chupacabras desolaba al país vendiendo todo lo que podía vender, robando todo lo que podía robar, dejando al país en bancarrota y reprimiendo a los inconformes. No en balde, Andrés Manuel López Obrador llamó a Salinas el padre de la desigualdad moderna. Un retrato perfecto.
Pero Salinas decía que vivíamos un “nuevo amanecer… un nuevo día”. Así cantaban en millones de televisores, en horario estelar, decenas de artistas jovencitos y no tan jovencitos, bonitos y no tan bonitos, desde Lola Beltrán hasta Rigo Tovar pasando por Pandora y Timbiriche. A todos ellos los puso a cantar el maquiavélico y espurio presidentito en el Canal de las Estrellas. La melosa canción decía cosas así: “Nuestro enemigo la pobreza / hay que acabarla con destreza, / la solidaridad es nuestra / con desarrollo se demuestra […]. Solidaridad, venceremos / desde hoy en adelante llevaremos tu ejemplo”. En serio, así cantaban y triunfales levantaban las manitas. La canción dura más de ocho minutos que parecen un siglo.
Se necesitaba tener la cara dura para inventar un mundo maravilloso en un país cuyas políticas neoliberales dejaron en la pobreza a más de la mitad de sus pobladores. Luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, Zedillo continuó la hazaña, pues el creador del Fobaproa y privatizador del sistema ferroviario elevó ese porcentaje de pobres al 70 %. “Solidaridad, los tiempos malos son muy buenos / si somos águilas en vuelo…”. ¿Águilas en vuelo? ¡Pajarracos en picada, como los ahorros de los mexicanos! Zedillo aseguraba que el monto del rescate sería de 180 mil millones de pesos, pero el doctor en Economía se equivocó por 2 billones 384 mil 472 millones de pesos.
Veinte años después, seguimos tocando fondo cuando, casting de por medio, Televisa le contrató una esposa de mentiras a Enrique Peña Nieto, le inventó una historia, le escribió una tesis pirata, le voleó los zapatos y le puso un peinadito sangrón.
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1977. Andrés Manuel López Obrador termina sus estudios universitarios, pero no se titula sino hasta 1987 con la tesis Proceso de formación del Estado nacional en México 1824-1867. Tardó diez años porque al concluir sus estudios regresó a Tabasco y fue nombrado director del Centro Coordinador Indigenista Chontal. El ahora expresidente afirma en Esto soy: “En las comunidades indígenas me formé como luchador social. En la zona maya chontal tomé conciencia de lo que es trabajar desde abajo y con la gente pobre […]. Por ejemplo, en Tucta construimos los camellones chontales, algo parecido a las chinampas del Altiplano […]. Se fundaron escuelas, se alfabetizó, se construyeron centros de salud, viviendas, se crearon cooperativas de producción y transporte, se otorgaron créditos a la palabra para la agricultura y la ganadería; inclusive, abrimos una radio comunitaria bilingüe, XENAC, La Voz de los Chontales […].
Cuando decidí enfrentar al régimen, el trabajo que había hecho en la zona indígena me permitió contar con el apoyo de la mayoría de los chontales. No es cierto lo que dicen algunos insensatos de que el pueblo es mal agradecido. Los indígenas fueron los primeros en respaldarme en 1988, cuando fui candidato del Frente Democrático Nacional a la gubernatura de Tabasco […].
Luego del fraude de 1988, seguimos luchando y dos años después se ganó por primera vez el gobierno del municipio de Cárdenas. No fue fácil. Nos reconocieron el triunfo cuando emprendimos el Éxodo por la Democracia y caminamos 50 días de Tabasco a la Ciudad [de México]”.
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2000. La cámara enfoca directamente el rostro pensativo de quien sería presidente de México. Las primeras canas comienzan a surcar la parte superior de las patillas. Ella, por su parte, es delgada y su cabello corto es muy rizado. La fotografía ya es icónica. Muestra la fuerza de la izquierda que ha modificado y modificará más la historia de México. Ambos, Claudia y Andrés Manuel, serían jefes de Gobierno de la Ciudad de México y, después, presidentes de la República Mexicana. Nada más.
Cuando AMLO fue jefe de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a cargo del programa de obras públicas, desarrolló una serie de infraestructuras de transporte urbano. Al frente de la Secretaría de Medio Ambiente de la CDMX, redujo la contaminación, además de que construyó y puso en marcha el metrobús, las ciclopistas y el segundo piso del Periférico.
Treinta y cinco años después, la horrible canción en algo acertó: “los tiempos malos [ahora] son muy buenos”.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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