El error de Xóchitl Gálvez

A pesar de la amplia cobertura mediática a la imagen y actividades de Xóchitl Gálvez, sigo insistiendo en que, al final de la contienda opositora, no será ella quien encabece la candidatura de ese bloque en el 2024. Dicha aseveración no parte de un análisis simplista del acontecer político actual, mucho menos de mi identidad con la izquierda, sino del actuar maquiavélico que caracteriza a los verdaderos jefes de la oposición puesto que, entre sus cálculos, identifican a la perfección que ganar los comicios está muy cuesta arriba por más que se empeñen en promocionar encuestas donde favorecen descaradamente a la neo indigenista del panismo.

No pretendo en estas líneas sumarme a la descalificación hacia la senadora respecto a sus bienes y empresas, sinceramente creo que es muy sencillo saber si se ha beneficiado del tráfico de influencias como todo parece indicar, pero eso le corresponde investigarlo a las autoridades competentes, al menos en el ámbito de lo legal, porque cuando menos para el imaginario de la colectividad, la tranza está más que acreditada. Tampoco pretendo abonar a la burla sobre el alarde de los aplaudidores a sus orígenes humildes, pues eso no debiera ser el centro del debate. Lo que si tenemos que observar es lo que representa y a quiénes realmente representa Xóchitl Gálvez y para nada se trata ni de los indígenas y mucho menos de los sectores populares de este país. 

Xóchitl Gálvez ha cometido un gran error y me parece que en el pecado lleva la penitencia pues, a pesar de que sabe perfectamente que la oposición no tiene manera alguna de permear en la sociedad y atraer votos, aceptó jugar el papel de punta de lanza de la oposición y, por si fuera poco, literal se intenta poner “al tú por tú” con Andrés Manuel, sabiendo que no ha habido un solo momento de la agenda política en lo que va del sexenio que no haya sido marcada por el presidente. El error de la senadora está claro: optó por aventarse al ruedo pensando ingenuamente que podría aglutinar a las fuerzas partidistas en torno a su figura y despertar el interés de la sociedad que visualiza desde las redes sociales. Es decir, por un lado Xóchitl Gálvez cree que la ausencia de candidatos naturales dentro los partidos en automático la coloca por encima de sus estructuras y, por el otro, supone que la verborrea en las redes sociales, se traduce en apoyo directo en las urnas. Pues no, no es así, las estructuras son el todo para los partidos y las cúpulas de éstos son las que deciden y ella no forma parte de esos grupos, mucho menos decide por encima de ellos.

Pienso que en realidad los verdaderos amos del frente opositor apuestan por otro personaje al que tratarán de hacerlo emerger como el verdadero ente aglutinador de la mayoría de las fuerzas contrarias al obradorismo y que éste saldrá de la clase empresarial para beneplácito de la derecha más retrógrada, no sólo de nuestro país, sino de otras latitudes, por lo tanto y, evidentemente con la enorme posibilidad que tiene el suscrito de equivocarse, la apuesta está en la división de una parte del morenismo que pueda caer en la tentación de abonar al bloque opositor a una nueva propuesta bajo el viejo argumento de pugnar por el bien de la nación. 

Por supuesto que no tengo más elemento para dicha aseveración más allá de la historia de traiciones que ha vivido nuestro país cuando se trata de preservar el poder, pero, desde mi punto de vista, estoy convencido de que más de un morenista tiene un pie más allá que acá aunque sea de manera discreta. Sin embargo, aún con eso, creo que no habrá posibilidad de que la oposición logré posicionarse a tal grado de ganar la siguiente elección, lo que sí es claro es que sin duda habrá de cimbrar las bases del morenismo que está a buena hora de poner orden y dejar de lado a los personajes que lastiman al movimiento.

Xóchitl tenía posibilidades de arrebatar a MORENA la Ciudad de México, posibilidad que aún no se descarta y que podría ser parte de la estrategia para bajarla de la contienda presidencial y regresarla con más fuerza para buscar la jefatura de gobierno. Pero el error de aceptar subirse desde ahorita a la carrera presidencial también le puede cerrar la puerta en la capital pues los partidos de oposición que gobiernan las Alcaldías tienen sus propios intereses y sea como sea, en la capital estamos acostumbrados al voto de castigo, en consecuencia, más de un alcalde opositor se ve con posibilidades.

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