La desesperación de la oposición se agudiza. Hoy que la agenda legislativa está centrada en la iniciativa de reforma al Poder Judicial, Gobierno Federal gestiona transición entre dependencias, y la mayoría de ciudadanos quiere escuchar lo que les beneficiará directamente, ellos, los políticos de siempre siguen peleando algún resquicio legal para sacar más “agua para su molino”.
Todo listo, una vez más, para una “genuina movilización social” en donde personajes polémicos buscan apelar al espíritu ciudadano y abarrotar la acera frente a las instalaciones del INE para “defender la democracia”.
Ahora, dicen ellos, protestan por la inconstitucionalidad de una sobrerrepresentación legislativa desde el septiembre próximo de Morena y sus aliados.
¿Quién convoca? Inicialmente lo hicieron la senadora y ex candidata presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz, el Frente Cívico Nacional, Sociedad Civil México y cualquier otra organización con nombre rimbombante que, desde luego, reciba impulso en redes sociales de parte del empresario Claudio X. González.
Más que señalar el doble discurso, porque ya se ha hecho de sobra y no hay máscara divina que les sirva a personajes tan quemados, da para pensar si realmente un ejercicio similar a los que se utilizaron para “defender al INE” o para respaldar la coalición Fuerza y Corazón Por México les resultará favorable, tiene algún sentido o en qué proporción importa al ciudadano.
Pero veamos, las primeras dos marchas, una en 2022 contra la iniciativa de reforma electoral y luego en 2023 para presionar a que la SCJN la declarara inconstitucional, no pasaron de grandes concentraciones en la Plaza de la Constitución y de ocasionar desinformación entorno a la desaparición de un arbitro electoral.
Tal parece que desde ahí, ellos ya estaban en campaña política, aglutinando esfuerzos para la carrera presidencial. El mismo expresidente Felipe Calderón Hinojosa reconoció, bien mimado desde Madrid, que esa secuencia narrativa “trataba de transformar la llamada marea rosa en una militancia partidista y en una ciudadanía activa en política. Eso se debió haber traducido en que las más de 20 mil candidaturas que estaban en juego pudieran ser encabezadas por un líder capaz de movilizarlos a todos, pero eso desgraciadamente no ocurrió”.
La gente no creyó en el liderazgo que ponderaron en la última marcha, realizada el mismo día del tercer y último debate presidencial, pues, aunque no es el único parámetro que se debe considerar dentro del capital político, la estrategia no se tradujo en votos.
Ahora, buscan presionar al INE y Tribunal Electoral para que consideren las denuncias por supuesta sobrerrepresentación que tendría Morena, considerando la sumatoria de curules junto a sus aliados PVEM y PT, sin embargo, la ley electoral establece que se asignan por partido.
Seamos claros, lo que les duele es el bolsillo, pues según las proyecciones de la distribución de curules para la integración de la LXVI Legislatura en la Cámara de Diputados, en total tendrían PAN, PRI, PRD 126 legisladores, ya contando los principios mayoría relativa y representación proporcional.
Además del temor que les generan las reformas constitucionales que planea realizar la mayoría calificada el Movimiento de la Transformación, con 373 diputados, están desesperados por rescatar espacios a su favor. No importa con qué fin, la cosa es tener poder o un salario oneroso.
Difícil que la gente tome en serio a figuras con proyectos tan individualistas, como Marko Cortés, Alejandro Moreno o el mismo Claudio X, y compre el discurso, una vez más, de que su marcha es por “la democracia”.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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